PORT GHALIB, Egipto.- El corto trayecto de poco menos de dos kilómetros que separa el aeropuerto de Marsa Alam de Port Ghalib permite ir haciéndose una idea de lo que se puede esperar más adelante: calles y avenidas perfectamente pavimentadas se distribuyen en medio de hileras de palmeras que parecen milimétricamente alineadas y que se alternan con carteles indicadores en distintos idiomas y torres de iluminación de última generación.
Ya en la ciudad, la visión continúa: grupos de propiedades prolijamente terminadas conviven con complejos hoteleros de suntuosidad oriental y pulcritud occidental, mientras autos de lujo circulan aquí y allá. Nada de esto debería llamar demasiado la atención tratándose de un lugar turístico, pero sí sucede cuando se cae en la cuenta de que todo esto se aprecia en los confines del desierto egipcio...
Port Ghalib es así. Recostado sobre la costa occidental del mar Rojo, a 730 kilómetros al sudeste de El Cairo y poco más de dos horas de auto de Luxor, es el nuevo polo turístico de la tierra de los faraones. Y de tan nuevo, apenas si se lo puede encontrar en los mapas, ya que hasta hace apenas una década la zona sólo era conocida por su pequeño puerto pesquero y la presencia de una base militar próxima al aeropuerto. De hecho, para poder circular por aquí se necesitaban permisos especiales emitidos por las fuerzas armadas, ya que esta zona era de conflicto con Sudán.
Pero en menos de un lustro todo cambió. Con la llegada de un poderoso grupo de inversores que vio aquí la posibilidad de crear un nuevo Sharm el-Sheik -uno de los destinos más renombrados de Egipto- más el desembolso de algunos millones de dólares, todo es posible. Y por qué no: sabido es que las aguas que bañan estas costas (las más claras del mundo, según los expertos) albergan uno de los points de buceo más codiciados del mundo es lógico que la ecuación cierre perfectamente. No por nada, de a poco se va transformando en una de las vedettes de la costa occidental.
De hecho, casi todos suelen comentar por aquí que cuando Sharm el-Sheik se lanzó, un par de décadas atrás, no tenía ni la infraestructura ni el desarrollo que tiene Port Ghalib hoy. Y los resultados están a la vista.
De corales y megayates
Razones sobran para el éxito. Para empezar está el entorno, con uno de los paisajes más espectaculares de Egipto con el mar esmeralda a un lado, el ancho desierto en el medio y las sierras orientales al otro, con temperaturas parejas durante todo el año que invitan a disfrutar de los largos días de sol. Luego está su costa, de largas y anchas playas de arena dorada que apenas se interrumpen con grupos de palmeras y alguna que otra duna. Finalmente están los míticos arrecifes: Port Ghalib tiene en su frente nada menos que la barrera de coral más grande de la región, con más de 20 kilómetros de largo a muy poca distancia de la playa, que en su interior guarda una de las faunas marinas más variadas y codiciadas del mundo. Tal es la diversidad que se aprecia en sus aguas que es posible encontrar especies realmente extrañas y animales de gran tamaño, como rayas, morenas y hasta manatíes, esa especie de simpático perezoso del agua.
Y como para completar está el puerto. De dimensiones sorprendentes, fue construido sobre una bahía natural, por lo que se aprovechó esa particular geografía para darle una fisonomía que no alterará el paisaje natural, aprovechando las puntas y los pequeños cabos. Con capacidad para albergar más de 1000 embarcaciones, tiene capacidad operativa y profundidad como para recibir megayates de hasta 60 metros de eslora, característica poco habitual en la mayor parte de los puertos internacionales.
A su alrededor se desarrolla un moderno centro comercial, con locales que intercalan artesanías, ropa, productos naturales, con restaurantes, bares y hasta un par de discotecas.
Cultura a un paso
Claro que Egipto sin ruinas ni cultura no es Egipto. Y por eso, quizá la principal ventaja que tiene Port Ghalib es su proximidad a las principales zonas arqueológicas. Luxor, Edfu, Esna y Asuan, con sus templos, sus monumentos, sus necrópolis y sus increíbles tesoros históricos están a poco más de dos horas de auto de aquí conectados por rutas muy bien mantenidas. De hecho son muchos quienes eligen esta ciudad como escala final para reponerse luego de haber trajinado durante días y días entre ruinas y caminos polvorientos.
Mucho más cerca hay también lugares bastante más modestos, pero bien interesantes para ver, como las Paredes de Wadi Hammamat, en el Valle de Bath, un sitio arqueológico en el que se encuentran jeroglíficos con más de 4000 años realizados al aire libre en las laderas de la montaña. También se puede rastrear las postas de la llamada Ruta de la Seda, que en la antigüedad unía Luxor con Asia Central y por la cual circulaban las caravanas de mercaderes y luego, los beduinos llevando productos de uno a otro lado, o simplemente aventurarse por los caminos que conducen hacia el Sur y vivir nuevas experiencias. Porque, como dicen los locales, aquí todo parece posible.
Por Diego Cúneo
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Datos útiles
Cómo llegar
Desde El Cairo hay vuelos diarios por Egyptair a Marsa Alam. El precio es de US$ 204 ida y vuelta, con impuestos incluidos
Dónde dormir
- El hotel Intercontinental Palace Port Ghalib Resort ofrece habitaciones dobles con desayuno por US$ 140 la noche (impuestos incluidos)
- En el Crowne Plaza Sahara Sands Resort el precio con impuestos de la habitación doble, con desayuno, es de US$ 115 por noche
Qué hacer
- Hay una interesante oferta de actividades acuáticas, que incluyen paseos en veleros, salidas de buceo, excursiones de snorkeling, tours en catamaranes y demás. Conviene consultar los valores en la Marina