Puerto Madryn tiene su propio show
En la Patagonia, muy cerca del refugio las mansas ballenas gigantes y de los tés más ricos del país, hay todavía espacio para escribir la propia historia en un terreno vasto, que coquetea con un mar rico en aventuras; Puerto Madryn, Trelew, Gaiman y la famosa Península Valdés ofrecen, de manera natural, todo lo que cualquier turista puede querer, hasta lugares sin un solo turista.
2 de agosto de 1996
PUERTO MADRYN.- El Sur y la arrogancia de lo que tiene leyes propias hacen posible que frente a tan incansable desierto salga a coquetear, irónico, un mar inmenso y altivo. En la orilla -dicen-, con el romper de cada ola, se conserva el misterio de tan seductor contraste. A nordeste de la provincia del Chubut esa realidad se sobredimensiona y la Patagonia parece afinar con el pincel.
El derroche de naturaleza y la vastedad de los espacios en este bucólico rincón argentino conquistan a quienes deciden conocerlo.
Una vez tomada la iniciativa, Puerto Madryn, una ciudad costera de 40.000 habitantes, ubicada a casi 1500 kilómetros al sur de la Capital Federal, puede convertirse en la primera parada donde anclar con el equipaje y planificar el resto de las excursiones.
Protegida por mesetas aterrazadas, la ciudad chubutense se recuesta sobre el golfo Nuevo, el mismo que un 28 de julio de 1865 protagonizó el desembarco de las familias galesas que iniciaron el definitivo poblamiento de la provincia.
Por su situación geográfica, Madryn goza de singulares características climáticas. La temperatura media anual es de 14 grados centígrados y la máxima que se produce en el período estival suele superar los 34. Si bien en invierno se registran marcas inferiores a los 5 grados, el clima seco de la región permite que todo se solucione con un buen abrigo.
Con 30 kilómetros de playa a disposición y una bicicleta en mano la historia la escribe uno mismo.
Distintos recorridos y circuitos que combinan la estepa con el mar invitan a practicar mountain bike en el sur patagónico. Los prestadores de este servicio ofrecen, además del asesoramiento necesario, el alquiler de bicicletas y accesorios para la travesía.
Otra propuesta es la de conocer el lugar desde un velero, por medio de cabalgatas guiadas o mediante un safari aéreo. Para los amantes de la pesca, partir de la costa en pequeñas embarcaciones con guías especializados hacia las tan codiciadas salmoneras puede ser el plato fuerte del día.
Una cita: la reserva de lobos marinos de un pelo, que son una constante en la región. A tan sólo 17 kilómetros del casco urbano de Puerto Madryn, en Punta Loma, se los puede observar desde miradores estratégicamente ubicados.
Tampoco el buceo en los parques submarinos de la zona merece dejarlo flotando; Madryn es Capital Nacional de las Actividades Náuticas y cuenta con todos los recursos para practicar deportes sobre y debajo de él.
Una hora separa a esta ciudad costera de Trelew; un centro de servicios y de distribución de las corrientes turísticas en la zona. Sede, además, del Eisteddfod del Chubut, un encuentro cultural anual que iniciaron los colonos galeses en el último cuarto del siglo pasado y que congrega a músicos y poetas.
Erase una vez...
Para recorrer 300 millones de años de historia basta con disponer de una tarde. Así lo hace posible el museo paleontológico Egidio Feruglio de Trelew, que expone fauna y flora fósil de la Patagonia. Muy cerca de allí, el parque paleontológico Bryn Gwyn (loma blanca, en galés) brinda una verdadera secuencia geológica con un viaje al pasado de más de 40 millones de años. En este sentido, toda la región cuenta con un indiscutido prestigio mundial al albergar valiosos yacimientos del período terciario.
A unos pasos del lugar, el aire se musicaliza entre los sauces llorones y el verde, al principio tímido, comienza a tomar posiciones. El valle encantado lo llaman.
Es Gaiman, una auténtica colonia galesa ubicada sobre la ribera del río Chubut. Con sus apenas 5000 habitantes ostenta el privilegio de ser el primer municipio constituido en la Patagonia. Acercarse a degustar el té, servido por expertas descendientes de antiguas familias del lugar, y la repostería tradicional que lo acompaña son un ritual sin desperdicios para todo buen paladar.
El refugio del gigante
Como queriendo abrazar al mar que le dibuja esos contornos rebeldes, península Valdés despliega salvajemente su hechizo y embruja sin cuidado a todo el que se le acerca.
La isla de los Pájaros; Punta Norte, con importantes colonias de lobos y elefantes marinos; Punta Delgada, enmarcada por altos acantilados y un faro de principios de siglo, y Puerto Pirámide, en donde cada año, de mayo a noviembre, se da cita la ballena franca austral, son sólo algunas de las atracciones que reúne este caprichoso accidente geográfico ubicado a 100 kilómetros de Madryn.
Cada vez con mayor premura, el mamífero más grande del planeta se acerca a este rincón del mundo para procrear y dar a luz a sus ballenatos. Observarlos de cerca, embarcados en pequeñas lanchas y no muy lejos de la costa, es la propuesta exquisita de esta región argentina, definida por muchos como tierra de vastedades, por sus horizontes infinitos.
Es que, sin dejar de destilar magnetismo, la Patagonia acomete con el asombro y deja, como al descuido, los puntos suspensivos para que cada uno pueda crear su propio capítulo.