PUNTA DEL ESTE (de una enviada especial).- Noche perfecta! ¿Noche perfecta? Sí, noche perfecta. De eso se trata esta nota. De develar los secretos de la madrugada esteña. De descubrir sus circuitos. Sus momentos. De conocer los lugares clave. Y de hablar de sus horarios trasnochados. ¿La noche esteña perfecta? Acá van algunas sugerencias.
Un comienzo bien top es salir a comer, pero nunca antes de las 23. ¿Qué? Sushi. ¿Dónde? Sensei, en La Barra, sobre la ruta 10. Se trata de un lugar nuevo, que está ubicado en el piso de arriba del complejo Ford Mondeo. Si la noche está linda, lo ideal es comer en la terraza. Su ubicación elevada -es el lugar más alto de La Barra- regala una panorámica de la zona.
En el restó, que también abre los mediodías y por la tarde, hay más de 20 variedades de rolls y sashimi para elegir. Un imperdible es el de caviar, aunque la especialidad de la casa es el Sensei Roll: una exquisitez de langostinos y queso philadelphia, empanizado y cubierto de un tartal de kani kama. ¿El toque exótico? Se sirve caliente. Para más datos, el sushiman es Pablo Nohara.
Pero para los que quieren probar otra cosa, el menú cuenta con una veintena de platos calientes de la cocina oriental. Y también hay una extensa carta de tragos, para empalmar con lo que sería la segunda fase de la noche perfecta: salir a tomar un trago antes de ir a bailar. A estas alturas ya son casi las 2 AM y falta poco para alcanzar el momento culminante de la noche.
Sin duda, la elección del bar dependerá de cuántos abriles cuente el comensal: los que orillan los 20, se juntan en La Iguana Bar, en la entrada de La Barra, no bien se pasa el puente. Y más tarde migran hacia Blue, el boliche para los sub 25. Los más grandes eligen el Budabar, el KSK Rock Bar y Tequila, que también se transforma en un local bailable.
Ya son las 3.30 AM Momento justo para partir hacia Crobar (ex Purple), el lugar top de la temporada esteña. Ahí, chicas y chicos pasean sus cuerpos por las tres pistas -una de rock, poco concurrida; otra de música electrónica que estalla de gente, y otra de música fusión- y se dejan llevar por los diferentes ritmos.
Sobre la barra (el parlante está prohibido), ellas contornean su figura, mientras ellos mueren por cruzar alguna mirada aprobadora. A estas alturas de la madrugada, ya no importa qué hora es. Es el ocaso de la noche. De una noche perfecta.