Anoche me llamó Nicolás. Cortadísimo, me dijo si podía pasar por casa a hablar conmigo cuando los chicos se durmieran. Sonaba enojado, triste o algo. Le dije que sí.
Acosté a los tres y le avisé que podía venir.
Llegó, ni saludó y se metió en la cocina.
Cuando yo entré me dijo: "Cerrá la puerta por favor".
Empezó a hablar inmediatamente. Me dijo que alguien le contó que yo estaba saliendo con un tipo y que quería saber si era verdad.
Le dije que había salido algunas veces.
Se quedó callado, anonadado, duro.
Silencio y más silencio.
Me miró y me preguntó: "¿Te acostaste con él?".
Le dije que no era asunto de él y zas, estalló.
Empezó a levantar la voz y a decirte mounstrosidades. Hasta llegó a deslizar algo así como: "Con lo rápido que te repusiste, debería pensar que más de una vez habrás estado con tipos mientras aún vivíamos juntos".
Me dieron ganas de revolearle la botella de cocalight por la cabeza.
Traté de guardar la calma (cosa bastante fácil, dado que el tipo patinó SERIAMENTE y ante tanta desubicación es fácil mantener la cordura).
Se puso a llorar y me dijo que se sentía humillado.
Le respondí: "Estás muy nervioso y en esta casa hay tres chiquitos durmiendo (murmuraba cosas mientras yo le hablaba), así que mejor por qué no te vas a dormir. Yo necesito descansar también. No estoy saliendo con nadie. Sólo salí un par de veces. Y si tuve o no sexo, es un dato muy poco relevante. Pero vos estás sacado no sé por qué y te la estás agarrando conmigo".
Casi no pude terminar esta frase, que ya se estaba levantando.
Y se fue.
Hombres...