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Reabre la antigua pulpería Tessone, un orgullo cortinero

En el pueblo de Cortines se rescató el emblemático edificio con una propuesta gastronómica campera; a pocos km, Jáuregui invita a descubrir su historia




Con el logo del viejo sifón de soda como estandarte, la vieja pulpería Tessone reabrió sus puertas hace unos meses en la esquina de un bulevar arbolado en el pueblo de Cortines, partido de Luján.
El zócalo de la entrada, las paredes de ladrillo a la vista, la máquina de escribir olvidada en un rincón, el espejo del colectivo El Pimpollo de Luján –con el que el viejo Obaica llevaba a los chicos de la zona a jugar al fútbol–, los pisos originales y los techos de bovedilla de la que fue pulpería desde 1920 fueron restaurados por Marcos García y Germán Sánchez. Ellos quisieron recrear la tradición de un pueblo en sus raíces culinarias."La parada del tren, el almacén de ramos generales, la cancha de paleta y el Club Social y Deportivo Cortines eran el escenario donde transcurrió nuestra infancia, por eso quisimos rescatar este lugar con una propuesta gastronómica campera", cuenta García. Así, lo más agradable es comer en alguna de las mesas del deck de afuera sobre la calle arrullada por el sol o la luna, sin ruido constante de autos salvo el ladrido de un cusquito de tanto en tanto, o el ruido del motor de un coche que llega haciendo alarde a lo pueblerino para que todos se den vuelta y lo miren.
"El cortinero es muy cortinero. Aunque pertenece a Luján no es de Luján ni tampoco de Jáuregui, que se encuentra a pocos kilómetros", se ufana orgulloso de su pueblo. Los aperitivos Cinzano, Gancia y Fernet, la carne comprada directamente al matarife, los asadores criollos con lechón, chivito, cordero cada 15 días, el asado tradicional, las empanadas y las pastas caseras no faltan a la hora de comer en este sitio con historia.Pulperías en la pampa agónica o en medio de los pueblos, almacén de ramos generales o despensa surgieron como una necesidad con despacho de bebidas y vicios (yerba, azúcar, tabaco), a menudo funcionando como taberna o casa de juego.
Cuenta un tal fray Pedro de Simón que se las llamaba así "porque si los pulpos poseen muchos pies, ellas tienen muchas cosas para vender". Otros dicen que la palabra deriva de pulquería, que a su vez viene del araucano pulque o aguardiente.Los poetas se inspiraron en los pulperos y sus acompañantes para escribir algunas de sus coplas. Como Martín Fierro, al cual José Hernández hacía exclamar desde su Remington de piecita de pensión porteña: "Mi gala en las pulperías/ era cuando había más gente,/ ponerme medio caliente,/ pues cuando puntiao me encuentro/ me salen coplas de adentro/ como agua de la vertiente". O Hilario Ascasubi… Santos Vega comienza: "Cuando era al sur cosa extraña,/ por ahí junto a la laguna/ que llaman de La Espadaña/ poder encontrar alguna/ pulpería de campaña".

Recuerdos de Villa Flandria

A escasos metros de la pulpería nace un camino de tierra por tres kilómetros que conduce a Jáuregui, también conocido como Villa Flandria a cuenta de los tiempos de la Algodonera Flandria. Gran fuente de trabajo de la zona inspirada en el catolicismo social, ésta fue creada por el belga Jules Steverlynck y su esposa, Marie Alice, en 1928, junto con las iglesias, la villa, el coro Rerum Novarum, el club El Timón –donde se puede pasar el día y navegar en kayak– y el Club Social y Deportivo Flandria con su estadio Carlos V.
Todo se puede ver, aun el parque industrial donde hoy funcionan algunas empresas y conserva un museo que se visita sólo los domingos, con reserva previa.A medida que transcurre el camino enseña una escuela a la izquierda y a la derecha nace el sendero de Flandria, de un metro de ancho, ideal para caminar o andar en bicicleta. La abadía de San Benito de Jáuregui también se puede visitar antes o después de la comida. Mejor antes y en domingo: a las 10.30 es posible escuchar bellísimos cantos gregorianos. Un poco más lejos, una casona de adobe vende artículos religiosos, dulces y alfajores elaborados por los monjes benedictinos.
Los campos ondulados y arbolados con el fondo lejano de edificios y la basílica de Luján despiden la melancolía y la belleza del tiempo pasado. Pero mañana, ya lo dijo Luis Alberto Spinetta, siempre es mejor.

Datos útiles

La Vieja Pulpería Tessone: Dr. Queda en Muñiz 3498, Cortines, Luján, Buenos Aires. Teléfono: 02323 - 15 - 675797. Abierto viernes por la noche, sábado por la noche y domingo al mediodía, siempre con reserva previa.
Santería de la abadía: Las Tipas y Fray Manuel de Torres, Jáuregui. Abre todos los días, menos los lunes, a partir de las 9. Teléfono: 02323- 575104.

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