
Cuando empecé a trabajar en Europa, hace más de seis años, no imaginaba que Rusia sería tan fuerte en moda. No lo imaginaba porque el ruido del último grito no venía de ahí, esas eran tierras muy muy lejanas, aunque las mujeres rusas siempre se destacaron y destacan por su belleza y cuerpos esculturales de piernas kilométricas. Siempre pienso que la muñeca Barbie está inspirada en las rusas.
Desde hace un par de años empecé a viajar más por esa zona y a comprobar que verdaderamente Rusia es una capital de la moda. Desde lo más mínimo a lo más exclusivo, como pasa en Hong Kong, por ejemplo. He visto prendas de Zara únicas, innovadoras y a la vez con ese toque ruso de pasado pesado, quizás en alguna pasamanería, en la combinación de colores, en los cortes de hombros, en las formas justas a la cintura. He visto adelantos de temporadas como en ningún otro país y una cantidad de revistas dedicadas a la mujer que asusta: para la joven que no quiere casarse, para la mamá que quiere tener hijos y otra para la que no quiere, para la adolescente que ama la moda y para la que no tanto, revistas para las chicas que viven con una mascota y para las que tienen plantas, para mujeres que adoran viajar y para las que aman las ciencias... Es impresionante la variedad, y todas estas revistas tienen un mismo punto de referencia: la moda. El nivel de consumo es altísimo en Rusia, muy probablemente por tantos años de prohibiciones, y con una clase de gente joven que gana muy bien.
Por estos días, salió una editorial que hice para Marie Claire Rusia con fotos de Max Cardelli. Me fascinó hacerla por la fuerte estética que significó, una mezcla de algo vintage, con toques a lo Almodóvar, aniñada, muy femenina, sexy y desafiante. Bañada de color. Si había que provocar desde una mirada ingenua, pero dura, creo que el trabajo está resuelto. Y es interesante ver cómo prendas muy actuales de Cavalli, Stella McCartney y D&G, entre algunas otras de la producción, se ven menos populares que en las vidrieras de Champs Elysees, de Sloane Square y, por supuesto, del GUM, la galería de compras más chic y exclusiva de Moscú.











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