Sólo un título

7 de junio de 2011 • 10:22

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La semana que viene tenemos la segunda audiencia de conciliación. Es la última. Luego de eso, sale la sentencia de divorcio.

A veces pienso un poco más allá, me salgo de mí y trato de ver mi situación actual y sencillamente no me entra en la cabeza cómo es que en un año pasaron tantas cosas.

A la vez, no es que lo vivo de esta forma, para nada. Todo se fue dando "naturalmente". No se cuál es la palabra indicada. Quizá simplemente se trate de un mecanismo de defensa que me hizo transcurrir estos cambios con soltura, o no sé qué.

Quizá este mes ya esté divorciada. Eso quiere decir, entre muchas otras cosas, que me puedo volver a casar.

Si medito seriamente, lo "último" que yo me planteo en este momento de mi vida, es volver a formalizar una pareja.

Ahora, lo que no estoy descartando, más bien todo lo contrario. Es como si de golpe se me hubieran despertado las ganas de divertirme un poco más allá de mi casa, de mi maternidad y mi profesión.

Quizá el título de divorciada me haga sentir una libertad que hasta ahora no había sentido. Soy capaz, eh? Así de goma puedo llegar a ser.

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