La gente te dice que siempre hay tiempo para todo, que se puede hacer cualquier cosa, que la edad no quiere decir nada y si bien estoy de acuerdo en un gran porcentaje me doy cuenta que hay cosas para las que llegué tarde. No es un tarde real, tal vez un "tarde para mí". Cosas para las que se me pasó el tren. Anoche me fui a dormir pensando que al final nunca hice eso con lo que había fantaseado de estudiar afuera unos años o tener una experiencia viviendo en otro país. En su momento tuve miedo, después tuve un buen laburo, después tuve un novio que no valía la pena pero me quedé, después no tuve plata, después, después y nunca me fui. Anoche me quedé pensando, preguntándome, si tendría el coraje de irme hoy si surgiera la oportunidad. Hay un radiopasillo bajito y poco creíble que circula en la agencia desde la vuelta de Gran Jefe. El radiopasillo dice México. ¿Te irías a México si sale algo? ¿Unos años? Otro lugar, más guita, ahorros… Me hago preguntas mentales y me las respondo sola. Y, ahora, ahora, la verdad es que creo que no.
Creo que todos hacemos una cuadro comparativo de nuestras vidas con casilleros a los que le asignamos nombres. Yo tengo "proyectos personales", después tengo "pareja", también "vida laboral", "amistad", "economía y ahorros" y así. Nunca están todos los casilleros con un tic pero justo ahora, justo ahora estoy con dos importantes que se empiezan a llenar y la decisión es esta: si hoy me tuviese que mover, no me voy a ningún lado, me quedo acá y apuesto.