Lloré toda la noche. Me acosté sin comer porque tenía el estómago cerrado.
Cuando Nicolás vino a la cama, le hablé del tema y osó decirme "no será que te está por venir?".
Cómo ODIO cuando los hombres (bueno, mi marido) atribuyen la gravedad que yo le otorgo a las dificultades, a mi ciclo menstrual. Lo detesto profundamente.
Como si no fuera suficiente que me hayan sugerido que mi hija, mi perfectísima hija Luján, tenga algún tipo de trastorno que la hace no estar a la altura de lo que debería.
No es suficiente?
No tengo derecho a llorar y a querer desmenuzar el asunto?
Estoy desolada.
Entonces, obviamente, terminamos peleados. O bueno, distantes.
Quizá sea normal. Quizá necesito enojarme con alguien. Con todos.