Temporada en la línea de largada
Con ansiedad, esquiadores y empresarios aguardan las primeras nevadas fuertes, que han comenzado en el extremo sur de la cordillera, mientras reciben como un alud las últimas novedades en los centros invernales de la Argentina y de Chile.
27 de junio de 1997
Sin duda habrá novedades este año en los centros de esquí de la cordillera de los Andes.
Una silla séxtuple trasladará en 9 minutos a los esquiadores a Punta Nevada, en el cerro Catedral; un nuevo hotel impondrá categoría cinco estrellas a la exquisita San Martín de los Andes; prácticamente se cuadruplicó la cantidad de pistas de La Hoya; Caviahue tendrá ahora un centro especializado para alto rendimiento; Ushuaia estrena su aeroestación, además de un refugio y paseos en troikas, y el listado sigue.
Pero la única noticia que importa realmente es si habrá nieve este año o no.
Ese es el veredicto que dispondrá la suerte o desgracia no sólo de los antojos deslizantes de los esquiadores, sino también de las finanzas de los centros de esquí, cuyas arcas dependen de tan fortuito destino y tan magro lapso, como son los meses fríos de un continente caliente.
Hasta ahora, el horizonte se avisora tímidamente blanco, con nevadas que apenas ocultan las cumbres. En el sur del Sur, Tierra del Fuego y Santa Cruz, nevó las últimas semanas, mientras que en el resto del país todavía se hace desear la bendición definitiva.
En Las Leñas, lo mismo que sus vecinos chilenos, las perspectivas son algo mejores y creen haber alejado el fantasma del año último, una temporada que apenas si pudo inaugurar.
Una conversación recurrente
Unos y otros lugares de esquí discretamente anuncian que los pronósticos son buenos, que las lluvias que trajo el otoño harán más eficaces las nevadas del invierno "si baja la temperatura de una vez por todas", como se impacientó un operario de un centro de esquí al consultársele sobre las posibilidades.
Todavía sin certezas, muchos miran al cielo, observan señales esotéricas o tecnológicas y pronostican un invierno más níveo que el último, lo que no es mucho decir, ya que 1996 derritió las ínfulas de casi todos los centros invernales y el golpe se hizo sentir en la economía de las zonas aledañas.
Los esquiadores, en tanto, también esperan con cautela el dictamen del tiempo antes de alistar el equipo y prepararse mentalmente para la incomparable sensación de lanzarse ladera abajo al amparo del luminoso horizonte escarpado y con el aire filoso y feliz rozando las mejillas.
Como para ir de bodas
El último año fue duro y algunos centros que habían preparado sus equipos para el malón de esquiadores debieron guardarlos sin uso cuando los sintomas del estío evaporaron las últimas esperanzas.
Pero como los años duros traen su lección a cuestas, para este año los centros argentinos y chilenos se han emperifollado y promocionan sus encantos como para seducir al cliente más desconfiado. Y no sólo a los aficionados locales, de un lado y de otro de los Andes, sino también al creciente mercado de esquiadores brasileños.
Catedral, con nueva administración, extendió el recorrido de la silla séxtuple y, haciendo conexión con la cuádruple, promete demorar no más de 15 minutos de la base hasta la cumbre.
Además agregó máquinas pisanieves y motores más veloces para las sillas. Instaló cañones de nieve artificial para garantizar la alfombra nívea hasta la base y circunscribió el recorrido de los peatones (quienes no esquían) al cablecarril y la silla Lynch.
La escuela de esquí, además, ha aceptado el riesgo de garantizar el aprendizaje de los principiantes. Vale decir, si en el curso contratado no logran mantenerse sobre las endiabladas tablas, se les restituye el monto pagado, aunque no se pueda compensar la frustración.
Al lado, el hotel Llao Llao no desaprovecha la oportunidad de alojar a los esquiadores y ofrece tratamientos de 2 a 6 días para rejuvenecerse entre los lagos y las montañas.
Algo similar tiene Caviahue, que junto a las termas ha conformado un Centro Integrado de Montaña, combinando tratamientos de belleza y deportes invernales.
Ushuaia se embandera, en cambio, con competiciones como la primera carrera de trineos para niños, en agosto, y despliega sus múltiples centros, a saber: el Valle de los Huskies, Tierra Mayor, Las Cotorras, Harvwen, Solar del Bosque, Nunapak, además del centro invernal Martial, el centro de esquí alpino Glaciar Martial y el Club Andino Ushuaia.
Cerro Bayo tienta a quienes no pudieron probar sus novedades de los años anteriores, además del flamante parque de snowboard y el acuerdo con Antillanca, en Chile, a 90 kilómetros uno de otro, para usar los pases indistintamente.
Valle Nevado también se suma a la moda del parque para snowboard, que promete seguir su auge este año.
Termas de Chillán no deja de hablar del hotel que inaugurará el 6 de julio en la ladera del volcán, con todas las comodidades como para reponer energías.
Portillo informa, en cambio, que abrirá en 15 días la discoteca, remodelada y lista para lustrar la pista.
Dinero en polvo y helado
Excepto leves retoques, el promedio de los precios para esta temporada no varía sustancialmente en comparación con años pasados.
Sin duda, las semanas de vacaciones escolares siguen siendo las más codiciadas y, por lo tanto, las más cotizadas.
En muchos centros varían los precios según fin de semana o día hábil, atendiendo la tendencia de las escapadas de sábado y domingo, en desmedro de las recesos más extensos.
Es innumerable la cantidad de promociones, paquetes, pases con tarifa preferencial, así como las temporadas medias, donde se pueden encontrar precios accesibles.
Para encontrar camino en semejante maraña, sin duda es necesario un especialista y es el momento de encontrar un agente de viajes que suela contratar itinerarios de este tipo.
Cada centro tiene sus particularidades, pero también el nivel del esquiador demandará la diferente combinación de fechas, alojamiento, entretenimientos, apoyo técnico, etcétera.
Según las tarifas distribuidas para la temporada que se avecina, un mínimo de 700 pesos por persona será la inversión, con transporte aéreo, para una semana de esquí.
Para los que prefieren extender el programa viajando por su cuenta en auto, el presupuesto puede disminuir a unos 300 pesos por persona. Hay paquetes más económicos alojándose en albergues.
Al margen de los precios de las novedades en equipos para el esquiador, la indumentaria mantiene los costos habituales.
Para el alquiler de los enseres pertinentes en los mismos centros de esquí, se debe calcular casi 20 pesos por día para un adulto.
El as de copos
Mientras la nieve va tiñendo perezosamente la temporada, a resguardo en las oficinas se sigue diseñando el mapa del negocio del esquí, que tiene en ascuas a quienes dependen económicamente de este deporte. Expectativas y oráculos al respecto compiten, entre los entendidos, con las lucubraciones sobre el clima.
El empresario Willy Reynal, que se presentó este año al mando de Catedral, La Hoya y Chapelco -con una sociedad de nombre Alta Patagonia-, parece haber dejado caer este último centro. El cerro neuquino buscaría, entonces, su socio capitalista en el Banco Patricios, también involucrado con Las Leñas. Por lo pronto, Peter Somweber sigue al frente del funcionamiento del cerro Chapelco.
Además, circula la novedad, como se dice en los pasillos, de que "Tito (Ernesto) Lowenstein volvió a Las Leñas", refiriéndose al mentor de ese centro, afirmación que no es estrictamente cierta, según fuentes cercanas al empresario, "a menos que se refiera a algunos consejos dados a los nuevos propietarios", aclararon.
Como si fuera poco, un acercamiento entre Badino y Alta Patagonia alentó nuevos rumores y un sutil desdén de parte de Las Leñas. Sin embargo, Fabián Pique, gerente de Badino, aseguró que "no afectará los precios tal cual se presentaron al anunciar la temporada y todas las operaciones están garantizadas".
Mientras tanto, comentarios y contratos circulan bajo un sol demasiado cálido para el gusto de los esquiadores. Arduos tejemanejes que, finalmente, dependen de que el cielo envíe a su antojo esa caprichosa materia prima, prístina e inocente, sobre la que se desliza el negocio de las cumbres.
Encarnación Ezcurra
En los Andes y sin esquíes
No todo lo que brilla es nieve cuando se está en la cordillera. Los operadores y hoteles de la región tienen a mano una cantidad de actividades para aprovechar la visita sin necesidad de esquiar.
El capítulo de las comidas será uno de los más importantes, ya que los restaurantes de la zona compiten por tener los platos exquisitos.
Además, se puede practicar el deporte del shopping en las tiendas de souvenirs o en complejos como Las Terrazas, en cerro Catedral.
También existen programas de cabalgatas, trineos, mountain-bike, raquetones de trekking, el trencito del fin del mundo, navegación por los canales, y otras originales formas de desplazarse a través del frío paisaje.
Copahue y Termas de Chillán son especialistas en tratamientos revitalizantes, por ejemplo.
Otro pasatiempo es la bucólica observación de los acontecimientos y competiciones que se organizan en los centros.O, para jugar un papel más activo, lanzarse a las pistas de las discotecas.
Ascensos y descensos en la moda del esquí
Contrastes: en indumentaria, será la hora de los colores fuertes, pero no tan brillantes como otros años, mientras que en equipos se viene el fun carving.
Sobre el anhelado manto blanco, todos los modelos son bienvenidos
También pueden reconocer ciertos códigos del ambiente. En esos signos ven las tendencias, las modas, los antojos fútiles y las cosas que no cambian nunca. Y lo que es más, pueden distinguirlos entre sí.
¿Qué viene esta temporada? Según el instructor y uno de los fundadores de la Escuela de Esquí del Catedral, Ricky Djapic, se viene con todo el fun carving, un esquí más torneado que facilita su uso para los principiantes y ofrece posibilidades para los expertos. Por su parte, el snowboard seguirá su reinado, con predios delimitados para su práctica en casi todos los centros invernales.
El telemark, como se llama ahora al esquí originario, también asomará su hocico, aunque nunca llegue a entusiasmar a gran cantidad de esquiadores, como en Europa.
En cuanto a lo que se usa -la indumentaria no es un renglón menor en estas lides-, Djapic ya ha visto los catálogos de lo que será el último grito y dice que ya no será el turno de los flúo, sino de los amarillos, negros, habanos y pasteles.
Contrastes sí, pero no brillantes, anuncia. Mensaje que no atienden, por supuesto, quienes desempolvarán el enterito que sufrió los baqueteos de varias temporadas ni quienes alquilarán el equipo que les toque en suerte sin más remilgos que un buen precio y un resultado aceptable.
Así como las pistas se diferencian por sus colores según su nivel de dificultad, un ojo entrenado puede distinguir como si estuvieran marcados los tipos de esquiadores y esquiadoras que se encumbran sobre las nieves.
Entre ellos están los principiantes, los langas, los fanáticos en cubrir la mayor cantidad de bajadas, los enamorados buscando el resbalón para el abrazo, los que se demoran en los paradores degustando sin culpa platos y bebidas inspiradores, las familias en tren de distensión, los expertos, los bronceados con esmero.
Todos y más están sobre la montaña, rodeados de un paisaje que los deja boquiabiertos llenando sus pulmones de un aire que los despabila como una cachetada.
Todos han desafiado la montaña, la pisan y la disfrutan. Pero a la hora de bajar la cuesta, ya no son todos iguales.
Con envidia se ve a algunos sobre los palillos de madera volando sin temor hacia el abismo, con la insignificancia de perderse en semejante gigante blanco, con la grandeza de dominarlo aunque más no sea hasta que el valle detenga la marcha.
Fotos: Pilar Bustelo
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