Tierra de inspiración entre leones y elefantes

28 de octubre de 2012

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¿Cómo describir Sudáfrica? Carina, mi colega, me dijo: exótica. Pero exótica le queda chica. ¿Cómo describir este país con tanta historia, única e increíble? ¿Cómo no admirar al país que, después del fin del apartheid, no ha parado de crecer a pasos agigantados?

Sudáfrica austral. Sudáfrica negra, holandesa e inglesa.

Tierra del apartheid, el racismo y la discriminación hechos ley. Tierra del apartheid, sí, pero también de Nelson Madiba Mandela, preso y presidente.

Tierra de diamantes y oro...

Tierra inspiradora de Doris Lessing. Pasó su infancia en lo que entonces era Rhodesia del Sur, y la abandonó con el manuscrito de la brillante Canta la hierba bajo el brazo...

Tierra que es espacio de los cuentos de la sudafricana Nobel y activista Nadine Gordimer.

Tierra de Athol Fugard, novelista que llevó al teatro la sorprendente historia de Helen Martins en Camino a la Meca .

Tierra plurilingüe, con 11 lenguas oficiales, incluyendo la variedad más sorprendente de inglés.

Y como si fuera poco: tierra irrepetible, tierra del veld: hogar de los Cinco Grandes. Gente de todo el mundo viaja a Sudáfrica para recorrer el soñado Parque Kruger y ver al león, al búfalo del Cabo, al leopardo, al rinoceronte y al elefante.

Tierra de safaris. Tierra llena de antílopes y jirafas, de aromas y magia, de amabilidad y coraje, de libertades nuevas y viejas. Sudáfrica de melkterts, morogo (espinaca africana), putu y chakalaka.

No se lo pierdan: vayan al Kruger y miren a un león a los ojos. Prueben el pinotage, variedad de vino propia del lugar.

Observen la belleza en la protea, la flor nacional.

Admiren a los exiliados congoleses, de Zimbabwe, Mozambique y Malaui trabajando: agradecidos, amables y sensuales...

Mojen los rusks (galletas ¿dulces o saladas?) -en el té con leche, si no no se pueden morder.

Deléitese con la vista de Ciudad del Cabo desde Table Mountain.

Oiga a los niños hablando afrikaans, inglés y zulú.

Porque uno visita Sudáfrica y queda maravillado.

Uno visita Sudáfrica y recupera la esperanza.

Luciana Pechacek

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