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Un museo textil de los tiempos de Villa Flandria

En el partido de Luján, recuerdos de la famosa fábrica fundada por un inmigrante que hizo florecer al pueblo; además, la abadía de San Benito, conocida por los cantos gregorianos y los dulces que elaboran los monjes




A los que les gusta remontarse al pasado, Jáuregui, a 20 kilómetros de Luján, da una buena oportunidad. En el pequeño pueblo, muy cerca del río que creció por demás en los últimos días, donde todavía puede verse un viejo molino harinero que le dio origen, hace unos pocos años y muy a pulmón se abrió el Museo Textil Algoselan Flandria, en el parque industrial de Villa Flandria. Sí, la vieja algodonera, que fue el orgullo de la zona, que la hizo crecer y que en la década del 90 quebró, revive su historia en lo que fue la cocina-comedor de la fábrica.
"El interés primordial del museo fue salvar papeles, expedientes, movimientos de bancos y reconstruir la historia de la empresa, que le dio trabajo a más de 10.000 personas", cuenta Claudio Tuis, historiador y el alma del museo.
El gran predio de 100.000 m2 estuvo abandonado casi siete años (la fábrica quebró en 1995, acorralada por las importaciones), hasta que a fines de 2001 Carlos Diforte compró la fábrica en remate público y permitió que se empezara con la epopeya del museo.
Junto con Mariela Ceva y otros voluntarios, Tuis empezó a revolver entre polvo y telarañas y rescató de todo un poco, lo suficiente para entender cómo funcionaba la fábrica, lo importante que fue y poder exhibirlo.
Para entrar al museo es necesario presentar documento, porque más que a un museo se está entrando a un gran parque industrial, donde funcionan 20 firmas y es constante la entrada y salida de empleados.
El olor a galletas recién horneadas de Tía Maruca, una de las fábricas, se siente en el aire. El museo es la construcción más pequeña en esta miniciudad de chimeneas humeantes.
Una vez adentro y cómodamente instalados en las grandes mesas que los obreros usaban para comer, Tuis cuenta con detalles vida y obra de Julio Steverlynck, un belga oriundo de la región de Flandes (por eso bautizó la fábrica como Algodonera Flandria y a Jáuregui le cambié el nombre por Villa Flandria), que quería recrear en América su patria chica.
"Steverlynck fundó la algodonera en 1928 con la firme idea de cuidar a sus empleados y construir un modelo industrial inspirado en el catolicismo social", recuerda.
Con la idea de este sistema paternalista también fundó clubes, cine teatro, parroquias, un colegio, un centro tradicionalista, la banda Rerum Novarum y hasta les vendió en cuotas predios a los obreros para que se puedan construir sus casas.
Los trabajadores crearon el Club Flandria. Actualmente, el equipo de fútbol juega en la B, con los colores de la fábrica: amarillo y negro.
En el recorrido por el museo se pueden ver libros de la empresa, uniformes, muestrarios de telas y muchas máquinas textiles, entre ellas un Jacquard de aproximadamente 1938. Tuis también se encarga de mencionar que, por ejemplo, los uniformes de los empleados de aquella época de Aerolíneas Argentinas y las viejas cortinas del Teatro Colón eran de Flandria.
El museo no tiene ni días ni horarios de visitas preestablecidos. Tuis realiza las visitas guiadas, previa reserva telefónica.
Misas y dulces
El museo, en pleno parque industrial, funciona en el antiguo comedor de la fábrica

El museo, en pleno parque industrial, funciona en el antiguo comedor de la fábrica - Créditos: Martín Felipe

La abadía de San Benito es otro sitio que merece una visita en Jáuregui. Fue construida en la década del 70 en un gran predio arbolado.
Las misas son famosas por los cantos gregorianos. Aunque hay misas todos los días, a las 8, la de los domingos, a las 10.30, es la que suele recibir más visitantes. También son reconocidos los dulces que elaboran los monjes. Al principio los vendían ellos mismos en la abadía, pero el continuo ir y venir de compradores interrumpía demasiado su vida religiosa. Así que hace unos años reciclaron una vieja casona de paredes de adobe que estaba en su predio, pero lo suficientemente alejada, y establecieron la santería y proveeduría de la abadía, con los dulces y alfajores de maicena que elaboran, y además otros productos artesanales: bebidas, quesos, miel, mermeladas, etcétera.
En esta especie de negocio alejado de todo y rodeado de verde hay una hermita y una cafetería para disfrutar de la tranquilidad reinante.

DATOS UTILES

  • Museo Algoselan Villa Flandria.
Se visita con reserva previa por el 02323-497161. Los recorridos suelen hacerse los domingos,
a la mañana. Entrada gratuita.
  • Santería de la abadía.
Las Tipas y Fray Manuel de Torres, Jáuregui. Abre todos los días, menos los lunes, a partir de las 9 (02323- 575104).
  • Visitas históricas guiadas por Luján y alrededores

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