Un sueño viajero con forma de pelota
18 de noviembre de 2012
Vamos, ¿eh? Vamos todos. Hacemos una vaquita, alquilamos una camioneta o vamos caminando, pero no podemos faltar. ¿Quién se ocupa del hotel? ¿De las entradas? ¿Del Fernet?
En los encuentros con amigos ya comenzó la cuenta regresiva para ir al Mundial. Nunca falta el trasnochado que se ocupa de la arenga, que enciende al final de una comida los sueños compartidos de viajar a Brasil para ver a la selección. Qué importa si aún falta un año y medio o que recién haya empezado la segunda vuelta de las Eliminatorias. Messi y compañía no pueden faltar; nosotros, tampoco.
Los amigos (?) de las redes sociales también se empiezan a juntar. Hincha argentino sin plata que sueña con ir a Brasil 2014 necesita ideas para lograrlo . Los avisos y las preguntas en la Red se multiplican. Hay decenas de grupos en Facebook que comparten información. Es un Mundial único para los futboleros argentinos: Brasil está demasiado cerca.
"Es ahora o nunca", me decía un compañero del fútbol de los jueves en Open Gallo. Un amigo suyo se autoimpuso ahorrar un diezmo de su sueldo, todos los meses, en una alcancía que compró con forma de pelota.
Los operadores turísticos no tienen mucho que ofrecer todavía. Algunos se aprovechan de la ansiedad y lanzan paquetes no muy confiables. Hay uno, por ejemplo, que presentó un programa de quince noches, cinco en cada destino, con la promesa de que serán donde juegue la selección, porque tiene bloqueados lugares en hoteles de todo Brasil. Cuesta unos 15.000 dólares, con traslados y entradas (también eso prometen), pero sin aéreos.
Con el nivel de demanda para esos días de junio y julio de 2014 habrá que tener cuidado si uno compra paquetes: deberán ser operadores confiables, por la logística (cualquier error de cálculo te puede dejar sin lugar donde pasar la noche y viendo el partido en un bar) y sobre todo por las entradas truchas. Habrá que informarse de los operadores con tickets oficiales de la FIFA. En rigor, hay que esperar hasta fines del año próximo, cuando se definan los grupos. Sobre todo, cuando se sepa dónde jugará cada selección.
Además de las entradas, el otro gran problema será cómo llegar. Para tener una noción de la demanda, se puede poner un ejemplo religioso: casi no quedan lugares en los vuelos regulares hacia Río de Janeiro, para julio próximo, debido a la visita del Papa a esa ciudad. Los aviones de Gol, Tam y Aerolíneas están prácticamente llenos. Y esa demanda ni se puede comparar con la de un Mundial.
Una buena alternativa, me decían de la operadora Ricale, va a ser la de los viajes punto a punto : vuelo, traslado, entrada y regreso. Ya se hizo para los mundiales de Alemania y Sudáfrica, como tantos otros grandes encuentros, pero con mucho menos distancia. Tendrán que ver para eso las opciones de chartear los vuelos. Se pierde un poco el encanto de la fiesta callejera, pero al menos se ven los partidos en vivo.
Nunca se ha dado una situación de semejante volumen turístico. Para los que venden paquetes de vacaciones de invierno a Brasil, será un 2014 demasiado tranquilo: ya saben que no habrá lugar en ningún lado. Todo estará alrededor de una pelota que ya tiene nombre: será la Brazuca el balón oficial.