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Una chacra familiar con diseño original

Espacio Domu, cuatro casas diferentes en tres hectáreas, con el confort de un hotel de campo, a 50 minutos de Buenos Aires




En Cañuelas, a 50 minutos de Buenos Aires, Espacio Domu posee el estilo de un arquitecto singular, Alfredo Roberto Huczek. Al llegar al predio, asombran las cuatro construcciones dispersas en tres hectáreas de un parque con mil y una especies de árboles, resultado de la dedicación a las plantas de toda la familia.
"Domu significa casa o granja en polaco: así se llama el emprendimiento en honor a mi padre, Nicolaj. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, los rusos invadieron Polonia. En ese entonces pasaba el ejército por los campos alistando jóvenes y así se llevaron a mi papá, que tenía 16 años", cuenta el hacedor del Domu junto a Mabel Bernal de Hukzec.
A pesar de haber nacido y vivido en la Argentina, este hijo de polacos e italianos casi parece extranjero debido al acento de sus padres. "De chico me decían El Ruso o El Tano. Jamás me sentí discriminado, era un apodo cariñoso", dice risueño.
Se entreveran los colores del otoño, el rojo y el marrón de las hojas de los liquidámbares que tapizan el suelo; el naranja y el amarillo de los frutales que están listos para comer, como la mandarina y el limón; también los nogales, los manzanos, los nísperos. Un poco más lejos, asoman las canchas de fútbol y de voley, y algunos niños que juegan al bádminton, que en esta casa se llama donnay. Si llueve, no habrá más que solicitar algún juego de mesa o la lista de DVD que se pueden ver desde las habitaciones; el descanso estará asegurado.
Matías Huczek (hijo de Mabel y Alfredo), y su esposa, la chef María de la Paz Matsuara, cocinan y atienden con mucha calidez a los huéspedes que se acerquen a disfrutar de esta chacra que una vez tuvo gallinas y conejos.

Energía y colores

En el Domu-hogar-granja se percibe la energía tranquila de las plantas y sus colores en la hojarasca de los cipreses; en el cedro azul -¡hay una suerte de pagoda a su lado!-; en el sauce llorón; en las palmeras pindó, las magnolias; el alcanfor; el membrillo, que ya se cosechó. El agua de la pequeña laguna que rodea la pagoda sirve de bebedero para los zorzales y las calandrias. Al lado del templo, la vista alcanza la construcción del desayunador, comedor y galería, con su terraza y departamento.
La pileta, de 15 m de largo y forma extravagante, posee una pirámide que también puede verse en la terraza. "Debajo de ésta se concentra la energía", señala el arquitecto Huczek. Entre los proyectos a largo plazo se cuentan el de construir un spa, otro salón y un departamento más.
Y así fue como el tano Huczec construyó su casa, cumpliendo los sueños de las ideas que sus clientes no querían o no se animaban a concretar, con pisos de madera de guayuvira (con vetas negras) y diseños originales. Levantó su hogar para los fines de semana con la calidez de las historias de los abuelos extranjeros, que sólo saben de agradecimiento a esta tierra que les dio la comida, la vivienda y la educación, historias que crecen junto con sus hijos y nietos.
En total, son cuatro departamentos vidriados, calentados con modernas estufas de leños, además del aire acondicionado frío-calor, y desniveles. Poseen cocina eléctrica, televisión y baños con ducha: la capacidad total es para 12 personas alojadas.
Hasta hace poco por energía solar se calentaba el agua; la división de los desechos se hace regularmente. Toda la familia aboga por una hotelería lo más sustentable posible.
La comida no es un tema menor, Matías y Paz heredaron del abuelo la generosidad para con sus invitados. Para empezar, llegan las empanadas de carne cortada a cuchillo, los fiambres y los quesos de la Escuela Agraria Don Bosco, de Uribelarrea. Como platos principales, ofrecen ojo de bife al disco de arado, pollo al wok, ravioles, lasañas y tartas con ensaladas. Todos los domingos se celebra el rito del asado hecho con leña, jamás carbón, que para Huczek es tóxico; la madera proviene de la poda de los árboles.
El confort es propio de un hotel de campo; la calidez y la hospitalidad de Matías y Paz se ven reflejadas en los comentarios de los huéspedes.
Si quiere pasear, siempre se puede dar una vuelta en bicicleta o en auto hasta Uribelarrea; ver sus restaurantes, la iglesia y el museo; organizar una cabalgata, o acercarse a Cañuelas para dar la vuelta al perro de los pueblos y conocer su idiosincrasia e identidad.
Por Silvina Beccar Varela

DATOS UTILES

Cómo llegar

Luro 451, Barrio Los Campitos, Cañuelas, altura ruta 205 km 57,5. 011-1555819001, 02226-91644, www.espaciodomu.com.ar
Cuatro departamentos con vista al parque, cada uno con un diseño original y capacidad para dos, tres y cuatro personas. Salón de eventos.

Tarifas

Dos días, una noche, del sábado, a las 10, hasta el domingo a las 17, con media pensión: $ 445 por persona; dos días, dos noches, $ 595 por persona. El desayuno consiste en pan casero, tostadas, cuernitos, cremonas, infusiones, jugo de naranja, medialunas, jamón, queso y mermeladas de la vecina Escuela Don Bosco.
Día de campo: $ 195 por persona, de 11.30 a 18 con recepción de picada y empanadas, asado de campo (chorizo, morcilla y un corte o dos de carne de vaca, pollo o cerdo), con ensaladas y postre (brownie con helado, torta de manzana con helado, por ejemplo), más una bebida sin alcohol y la merienda campestre al aire libre con infusiones y tortas.

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