RIO DAS PEDRAS.- Con una pulsera de tela en la muñeca, parecida a la fita del Sehnor de Bonfim, uno se olvida del uso del dinero, de la rutina del trabajo y saborea el tiempo con la parsimonia de un chico comiendo un helado.
Los colores no tienen los mismos significados que en la tradición bahiana (blanco para la salud, naranja para la felicidad). Son la identificación para el acceso a todo y la ubicación dentro del conjunto de bungalows al lado de los 600 metros de playa de la Bahía de Angra. Lo que no quita, claro, que las pulseras queden atadas con tres nudos y podamos pedir tres deseos para que, cuando se deshilachen y caigan, se conviertan en realidad.
Estamos en el Club Med de Rio das Pedras, uno de los tres resorts brasileños de esta cadena de origen francés. Antes, volamos tres horas desde el Aeroparque hasta Río de Janeiro (1970 kilómetros) y luego hicimos una hora y media de minibús. Así llegamos a Rio das Pedras, en plena Mata Atlántica. El nombre remite a las piedras blancas que se destacan entre el verde de la vegetación exuberante y el amarillo del sol omnipresente. Mientras, nuestro subconsciente tararea ¡Brasil, oh p ais tropical! en un karaoke íntimo con el ritmo de Jorge Ben.
Es una pequeña bahía, al tono con la sucesión de colinas y playas que reiteran la magia de Guanabara. Este resort (luego de la isla de Itaparica, frente a Bahía, y Trancoso, al sur de Salvador) se acaba de reabrir al público, restaurado a nuevo. Para celebrarlo viajó desde París Henri Giscard D´Estaing, hijo del ex presidente de Francia, que en 1997 prefirió el turismo a la política para liderar la empresa que tiene 80 villages en cinco continentes, incluyendo un velero.
Ya pasaron sesenta años desde que, respetando los valores del Mediterráneo con su toque francés, el Club Med comenzó a imponer su sistema de vacaciones con todo incluido para familias jóvenes, amantes de la naturaleza, el deporte y la buena vida.
Para los más activos, por ejemplo, siempre hay mucho que hacer, y sin ningún cargo: básquetbol, beach-volley, fútbol, kayak, musculación y cardio-training, squash, voleibol, natación y clases colectivas de iniciación en aquafitness, arco y flecha, surf, esquí acuático y wakeboard, la tabla para hacer acrobacia sobre las olas que abre la propia lancha.
Pero la nota dominante es que cada huésped haga lo que se le antoja, activo o reposado, sin sentirse obligado a nada.
Buffet o a la carta
Para los matrimonios con hijos de varias edades, que son la franja mayoritaria de sus visitantes, hay una atención especializada. Comienza con el nuevo Petit Club para 2 y 3 años; el Mini Club de 4 a 10 años, y para los adolescentes, de 11 a 17, el Juniors´ Club. De esa manera las parejas hacen vida de grandes y están tranquilas porque los chicos, bien cuidados, hacen la suya de la mañana a la noche.
Padres e hijos comparten un amplio desayuno buffet (el repertorio de frutas es formidable) y luego el almuerzo o la comida, que puede ser buffet o a la carta con exquisiteces como risotto de langosta con róbalo o cocido de camarones con fondo de alcauciles. Las gaseosas se pueden consumir sin límite; las bebidas alcohólicas (vino o cerveza) sólo se sirven en el almuerzo y la cena. Y cuando los comedores cierran se abren los quioscos o bares para que nadie se quede con hambre o sed. La noche es para paquetear, con sport elegante que reemplaza el jogging o la malla. Para eso, igual que un crucero, siempre está la boutique si uno no tiene nada que ponerse y si no se escapa en una excursión a Río o San Pablo.
El imaginario colectivo suele asociar esta cadena con playas en Las Maldivas, Mauricio, Cancún, Turks & Caicos y un vasto catálogo geográfico. Sin embargo, también tiene ubicaciones junto a la nieve y se incorporan escuelas para deportes (golf, esquí, buceo) bajo la conducción de guías y consejeros que llevan el brazalete de GO (miembros gentiles).
Brasil está muy cerca, pero podemos ir mucho más lejos. Por ejemplo, a la península de Sinaí o las cumbres heladas de Yabuli, nordeste de China, en los límites con Rusia.
Para los buceadores, el Mar Muerto es un destino excepcional por la transparencia de sus aguas, la riqueza de sus corales y su fauna. Allí los grandes y los chicos, desde los 11 años, podrán aprender a manejarse en la vida submarina respetando las distintas etapas, que van desde los 5 hasta los 40 metros de profundidad.
En tierras de beduinos, a corta distancia del Monasterio de Santa Catherina, de especial significación para las tres religiones monoteístas, en noviembre abrirá Sinai Bay. Y, a fin de año, en la sorprendente China, que prolonga la temporada a voluntad fabricando nieve artificial, se pondrá en marcha el village entre las montañas de Manchuria.
Por Horacio de Dios
Para LA NACION
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En el resort todos somos iguales
Por los frutos se reconoce el árbol. Es útil recordar que el fundador de Club Med, en 1950, fue el belga Gérard Blitz (1912-1990), gran nadador (miembro del equipo olímpico de su país que ganó la medalla de oro en waterpolo) y luego amante de la meditación, y presidente hasta su muerte de la Unión Europea de Yoga.
Su primer asiento fue un pequeño terreno en Mallorca, en las islas Baleares. Poco tiempo después, en 1954, se asoció con el francés Gilbert Trigano, que le suministró las primeras tiendas de campaña. Había sido escritor, actor, periodista y peleó en la Resistencia contra los nazis, pero luego adquirió su perfil legendario como un genio de la industria turística. Fue un visionario del poder del placer para adultos, jóvenes y deportivos, que gustaban de vivir junto a la naturaleza, sin muchas comodidades; cocinar su propia comida, y dormir bajo lona o luego en ranchos de paja, hasta llegar a las construcciones de hoy con todas las comodidades.
"Nuestra fórmula es simple: queremos romper las diferencias artificiales entre las personas porque en el fondo todos somos iguales. Reaccionamos de la misma forma ante un paisaje hermoso, el mar abierto y una buena comida", explicó alguna vez.
Eran buenas ideas y recibió el viento a favor de Europa, cansada de guerras y en busca de la felicidad en la vida sencilla, natural y con mucho deporte. Sesenta años más tarde, la fórmula sigue funcionando.
DATOS UTILES
Paquetes
Desde US$ 1740, con aéreo a Río de Janeiro y traslado a Río das Pedras. Siete días con todo incluido: comidas, bebidas, entretenimiento, práctica de deportes, instructores. Precio durante septiembre, octubre y noviembre.
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