Llegué hace un ratito. Los chicos faltaron al colegio y están acá revoloteando.
Vamos por partes:
* Fin de semana: días espectaculares, niños que se portaron genial, hermanas cariñosas y reconfortantes. Lo haría 3 veces por mes.
* El viernes: fuimos a terapia. Nicolás dice que no siente lo mismo que antes. Que le pasa desde hace poco y que no sabe si es estrés por todo lo de Luján, su laburo y la mudanza, o si de verdad le pasa algo de fondo.
La terapeuta (no sé si les dije que es una mujer), le dijo que en todo caso, eso sería motivo de consulta para una terapia personal y no vincular. Pero que igual estaba bueno que estuviéramos ahí porque eso quería decir que en algún lugar estaba el deseo de recomponer.
Nicolás le contó episodios como el de *aquel* sábado. Le dijo que yo "lo castro". La mina no tenía suficiente supercifie en la cara para abrir más los ojos. Es que usó la palabrita "castrar"! De libro!.
Yo me imaginaba "esta mujer debe estar pensando en qué capítulo de las obras completas de Freud es que estaba descripto mi marido".
Nos fuimos y yo tenía que volar para encontrarme con mis hermanas.
Nicolás estaba cariñoso. No un mar de amor, pero se ve que se sentía culpable, o algo así.
Yo me fui en paz a Cariló. Pensando, más que nunca que va a ser lo que tenga que ser.
Yo voy a hacer todo lo que esté a mi alcance, pero estoy segura de que no depende de mis actos, sino de la dinámica