
Estoy muy feliz y ahora sí puedo contarlo: el último número de Vogue Italia, el que acaba de salir, incluye un editorial de 14 páginas en las que el gran Peter Lindbergh me retrata al natural vistiendo la tendencia en alta costura. Me lo tenía guardado desde hace unas semanas, no me dejaban contar nada de nada, todo es tan secreto cuando una producción de Lindbergh copa páginas...
Y me emociona porque es de esos trabajos que marcan hitos en mi carrera de modelo. Porque no sólo se trata de una de las revistas más prestigiosas de moda sino también de uno de los fotógrafos más reconocidos, de esos que quedan pocos y que en cada clic dejan todo, por eso sacan pocas fotos, sólo las necesarias. Y su pedido fue que no hubiera ni una gota de maquillaje y que mi personalidad quedara al desnudo completamente. Esa era la historia que había que contar: mi vinculación con estos trajes desde mi naturalidad más absoluta.
Hicimos las fotos en estudio, en París, durante 4 horas. Además de un gran profesional, Peter es una persona hermosísima, generosa y humilde. Le gusta mostrar alma en sus retratos así que te deja ser, desplazarte y moverte como tu interior vaya guiando. Ya había trabajado con él en otras oportunidades, pero esta vez el trabajo nos encontró en un momento de madurez profesional mutua. Y la pasamos súper, relajados, riéndonos, mirándonos hasta encontrar la imagen perfecta.
Esta es la producción, monocromática y profunda, perturbadora y artística, mucho más que moda. Al mejor estilo Peter Lindbergh:












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