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Washington DC, según House of Cards




En Nueva York se ofrecen tours guiados por lugares donde se rodaron series de culto como Seinfeld y Sex and the City. El Monk's Cafe, frecuentado por Jerry y amigos, o los bares y negocios favoritos de Carrie Bradshaw son sitios reales que se pueden visitar.
House of Cards, la mucho más reciente producción sobre intrigas de poder en Washington DC, reúne varios requisitos para sumarse a la élite de series memorables. Y un personaje como el congresista Frank Underwood (Kevin Spacey) se abre paso en el canon de la cultura pop con la misma efectividad que, en la ficción, depreda todo lo que se ponga en su camino por pasillos y despachos del Capitolio y la Casa Blanca.
Pero difícilmente House of Cards inspire su propio paseo turístico. Sencillamente porque, a pesar de las apariencias, casi no fue filmada en DC.
En sus dos temporadas, la serie muestra una ciudad casi siempre oscura, más bien fría, habitada por políticos, lobbistas y periodistas que sólo saben trabajar y, cada tanto, volver a sus impersonales hogares para seguir operando desde la cama. La DC de House of Cards es un borroso no lugar de edificios públicos, parques desangelados y prolijas row houses, como la que habitan, cual hotel de 500 suites, Underwood y su esposa o socia o cómplice, Claire.
Uno de los pocos escenarios relativamente cálidos es Freddy's, el desvencijado restaurante de dos mesas donde Underwood se refugia cada tanto para recuperar algún grado de humanidad y desayunar lo que considera el mejor cerdo a la barbacoa del mundo. Si existiera, el sitio sería un éxito absoluto por estos días, con lista de espera de meses para degustar sus Underwood ribs. Y las redes sociales estallarían de selfies con fans parados en la vereda de enfrente. Pero la verdad es que Freddy's no existe. Es sólo un local abandonado de Baltimore, estado de Maryland, a unos 60 kilómetros de DC. Recomendable para visitar por el día, desde la capital, Baltimore es un set de filmación recurrente para ficciones washingtonianas. Queda cerca y ofrece incentivos fiscales para producciones audiovisuales, mientras que grabar en DC resulta complejo y caro.
Así es que House of Cards se ahorra problemas y resuelve casi todo en Baltimore (la redacción del imaginario Washington Herald es la del Baltimore Sun, por caso). Salvo excepciones, como los títulos del comienzo, con imágenes del monumento a Washington (el obelisco norteamericano, que marca la altura máxima de la ciudad), el río Potomac y los leones del monumento a Ulises Grant junto al Capitolio (parecidos a sus tíos londinenses de Trafalgar Square). Y también la estación de metro (con muy característico techo abovedado y sistema señalético), donde Underwood y la periodista Zoe Barnes se encuentran clandestinamente en la primera temporada. Sin embargo, en un momento clave de la segunda (puede seguir leyendo, sin peligro de spoiler), el demócrata y la cronista se reúnen en otra estación de metro, Cathedral Heights, en este caso ficticia (aunque sí existe un barrio en la ciudad con ese nombre).
Todo esto puede ser un poco decepcionante para los adictos a House of Cards que están por hacer las valijas para aterrizar en Washington. En cambio, los seguidores de Breaking Bad, otro reciente tanque en capítulos, que pasen por Albuquerque (Nuevo México) podrán sentarse a comer en el ya mítico Los Pollos Hermanos, el fast food de nombre cómico donde Walter White vivió momentos dramáticos a lo largo de varias sufridas temporadas.
El local efectivamente existe, casi tal como se lo vio en televisión, aunque con el nombre de Twisters. Y no, su propietario no se llama Gus Fring.

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por Redacción OHLALÁ!


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