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Zapagua es humahuaqueña




H UMAHUACA, Jujuy.- Lo golpean las lluvias, le soplan vientos casi huracanados y el sol le pega impiadosamente. Incluso, cuando el río que está a su lado recibe mucha agua, la inundación le aplica una lavada general. Zapagua está tan expuesto a la bravura de la naturaleza como los cactos en la montaña.
Zapagua constituye una gran roca grabada con imágenes rituales por los indígenas ancestrales de Jujuy.
Para su preservación es complicado llegar hasta allí y ni siquiera por casualidad se da con el lugar a pesar de estar situado a 16 kilómetros de la ciudad de Humahuaca.
El entorno de Zapagua es desolado; es uno de los puntos más expresivos de la aridez humahuaqueña. No hace falta que sea un día de sol intenso para que la comarca exhiba su crudeza climática.

Clima exclusivo

A menos que se trate de la época de las lluvias, el verano, Zapagua da la impresión de que la humedad es una variable meteorológica ajena al lugar, propia de los valles fértiles o los bajos de la quebrada de Humahuaca.
Los petroglifos tienen una antigüedad que duplica la presencia española en América.
Dentro de la evolución representativa de los grabados de Zapagua se describe el contacto con los conquistadores cristianos.
Las escenas son dramáticas, en la interpretación del guía arqueológico Oscar Branchesi al resumir el significado del conjunto de ellas.
Un día seminublado o de luz tenue es ideal para visitar Zapagua para que el astro rey no aleje al visitante con la quemazón de los rayos escasamente filtrados.

Evolución

La técnica utilizada en Zapagua es por medio de un raspado de la pátina negra que tiene la piedra. Hay figuras humanas que se repiten, pero con distinto estilo y despiertan la curiosidad del observador.
Por ejemplo, el de un hombre que sostiene una llama, que tiene una representación tosca y otra mucho más estilizada, lo que hablaría de los períodos cronológicos de los tallados.
En varios de los petroglifos se observa el uncu, el vestido andino típico. Se trata de una camiseta de una sola pieza, larga, que llegaba hasta la rodilla.
Se supone que se la usaba suelta en época de paz y con un cinturón en tiempos de guerra.
Zapagua está olvidado en una porción de la meseta humahuaqueña. Es un lugar pequeño, desolado y desconocido, que también experimentó una serie de saqueos como tantos y tantos otros sitios de arte prehispánico que adornan nuestro país.

Símbolos

La cruz cuadrada, de cuatro brazos iguales, netamente precolombina, representada desde los indios de la pradera de los Estados Unidos hasta los mapuches en la Patagonia, se encuentra, asimismo, simbolizada en Zapagua.
Otra curiosidad de la cultura omaguaca, autora de los grabados, son las marcas que se ven en el cuello de las llamas, manifestación de la forma de marcar los rebaños que tenían, dejándoles al animal un mechón sobresalido cuando lo esquilaban.
Por ahí también está el ñandú puneño, más petiso que su pariente patagónico, pero que surca también como aquél los desniveles y extensiones áridas de la geografía andina de Zapagua y más allá. La existencia de los petroglifos y algunos utensilios encontrados en la alta meseta humahuaqueña son claros testimonios que quedaron de las comunidades prehispánicas a despecho de la aridez de la Prepuna.

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por Redacción OHLALÁ!


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