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Las mamás no tenemos la culpa

Jose de Cabo nos cuenta que, por suerte, entendió que, para ser mejor mamá, tenía que ser feliz. Y eso implica, muchas veces, priorizarse. Analiza por qué pareciera que las madres tienen la culpa de todo lo que les pasa a sus hijos.


¿De dónde salió que las madres tenemos la culpa de todo?

¿De dónde salió que las madres tenemos la culpa de todo? - Créditos: Getty



No soy culposa. Por suerte entendí, muy temprano en mi maternidad, que para ser mejor mamá tengo que ser feliz. Y esto implica muchas veces priorizarme a mí sobre mis hijos. Salir con mis amigas y dejarlos en casa, cerrar la puerta con llave para poder tomar mi clase de escritura, o simplemente decir que no puedo.

Cada vez que una madre me dice: “me da culpa”, yo digo: “no, fuera culpa, no la necesitás. Hacelo y vas a ver que al final es mejor para todos”. Porque a fin de cuentas una gran parte de la felicidad de nuestros hijos depende de nuestra propia felicidad.

Si estamos enojadas, frustradas, encerradas en la rutina es probable que no maternemos con alegría, empatía y cariño, sino más bien con enojo y rencor. Y la verdad, ¿quién quiere maternar así?

¿De dónde salió que la mamá tiene la culpa de todo? ¿Fue Freud? Gracias, Sigmund, un capo. Trastornaste generaciones enteras de mujeres que cargan con una mochila de culpas y van sacando según la ocasión: lo dejé solo, culpa; le dije que no podía, culpa; va a tener un hermanito, culpa.

De esta tampoco zafa el patriarcado y todo eso, pero no me voy a centrar en el feminismo (no hoy, por lo menos). Lo que sí voy a decir es que este sistema también puso a las mamás en un lugar bastante choto (si me disculpan el francés, no encuentro una palabra que lo exprese mejor).

¿No llevó buzo al colegio y hacía frío? La madre no se ocupó.

¿Se olvidó la cartulina que pidieron? La madre trabaja demasiado.

¿No lo vinieron a buscar al cumple? La madre se colgó.

¿Tiene problemas para relacionarse? Es que la mamá no le dio la teta el tiempo suficiente.

¿Tiene un trastorno de la alimentación? Eso es una mala relación con la madre.

¿¡¿¡¿¡PERDÓN!?!?!?!?! PAREMOS UN POQUITO LA MANO.

Bueno, esperen. Respiro, dejo de gritar y seguimos.

No puede ser que viviendo en 2023 y con todo lo que hemos avanzado, aún hoy escuchemos este tipo de afirmaciones. “Se necesita una aldea para criar hijos” es un dicho popular que alude a que la crianza es una tarea que se hace en grupo, no en solitario. ¿Dónde estaba el padre cuando ese chico salió a la mañana sin buzo? ¿Por qué no lo busca una tía en el cumpleaños? ¿No había una mamá de otro compañerito que pudiera comprar dos cartulinas? Y mejor ni hablemos de culpar a las mamás por los trastornos alimentarios de los hijos, porque ahí sí ya me pongo a romper todo.

Las mamás no podemos con todo, es injusto que se espere que sí. Y, cuando las situaciones nos desbordan, o elegimos priorizarnos sobre nuestra prole, entra la culpa. Porque nosotras también pensamos que tenemos que poder (bueno, obvio, nos enseñaron eso toda la vida), y nos cargamos la culpa propia y la que nos instalan los demás cuando en realidad lo que deberíamos hacer es tan simple -y tan difícil- como pedir ayuda. O tomarnos momentos que nos recarguen de energía y amor para poder maternar mejor.

Así que, amigas madres, FUERA CULPA (estoy muy gritona hoy, ¿no?). Fuera culpa. No te queremos, no te necesitamos, no servís para nada, adiosín.

Repitan conmigo y para siempre: madre feliz, niños felices.

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