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 • Opinión

Soy psicóloga infantil y esta es la razón de por qué recomiendo leerle a tus hijos

Incentivar la lectura en las infancias es súper importante para su desarrollo intelectual, emocional y social. Te contamos por qué deberías leer junto a tus hijos e incultarles este hábito.


Incentivar la lectura durante la infancia es súper importante.

Incentivar la lectura durante la infancia es súper importante. - Créditos: Getty



Los libros en la infancia son muy importantes, porque les permiten a niños y niñas identificarse con distintas situaciones que viven en su vida cotidiana. A través de los personajes que aparecen en los cuentos logran reconocer emociones, miedos, ansiedades, situaciones difíciles. Del mismo modo que se identifican con eso que está pasando pueden decir “No es a mí solo que me pasa esto”, también les estamos prestando un modo posible de resolver esa situación difícil. Porque a lo largo de la historia que acontece en ese cuento se va mostrando una posible resolución a esa situación difícil, de ansiedad o miedo. No solo ven que hay otras personas a los que les pasa lo mismo que a ellos o ellas, sino que además, pueden observar cómo se puede ir resolviendo eso que pasa.

También son una herramienta maravillosa para anticipar un montón de situaciones nuevas que quizás todavía no están sucediendo, pero que queremos contarles que van a pasar. Puede ser un cambio de país (esto lo trabajo en mi libro A otro lugar), puede ser una separación parental, una visita al doctor (mi libro Voy a la doctora), el inicio del jardín. A través de esas historias podemos explicarles cómo es un consultorio médico, qué objetos hay en esos lugares, cómo es estar ahí, que el pediatra les va a explicar qué partes del cuerpo le va a revisar, por qué es importante o necesario pasar por esa situación. Eso permite que se vayan haciendo una idea de cómo va a ser esa situación nueva.

Otras veces, esa situación ya sucedió, pero la ansiedad o la angustia se sigue presentando, entonces cuanto más familiaricemos con la situación, les damos palabras, les permitimos poder expresar sensaciones o emociones que ni ellos ni ellas todavía se dan cuenta que están sintiendo. Entonces, también le estamos prestando palabras para decir “Ah claro, lo que a mí me pasaba era que tenía miedo”.

 

Además, muchos de los libros que se escriben para infancias tienen esta característica de que a mí me gusta hablarles a madres y padres, cuidadores, docentes, abuelos, abuelas. Ese relato no solo lo escucha ese niño o niña que está atravesando esa situación, sino que llega a tocar a ese adulto que acompaña y le permite, quizás, empatizar y decir “Ah, esto es difícil para mi hijo o hija, esto a otros niños también les cuesta. Puedo acompañar de esta forma, anticipar de esta manera, orientar esta situación de un modo distinto si no estoy teniendo herramientas”. Entonces, también los cuentos permiten que adultos puedan apropiarse de herramientas para abordar un montón de situaciones que quizás no se les están ocurriendo otros modos.

Son una herramienta vincular, para que compartan. Un cuento no es solo algo que recibe el niño o la niña sino que es algo que se comparte con ese adulto o cuidador de referencia y tiene un efecto en el vínculo. Si bien mis libros tienen un apartado de orientación sobre la temática que abordan, donde se habla en general de qué implica ese momento del niño o niña, cuál es el rol de los adultos, cómo podemos acompañarlos, en sí, es importante que como personas adultas sepamos que estos cuentos que abordan momentos específicos, situaciones que están atravesando niños y niñas, está bueno tenerlos siempre a mano.

Siempre recomiendo que ese libro esté visible. Si ese libro que compraste porque a tu hijo o hija le está costando compartir, lo leés la primera vez, pero no lo guardás en la biblioteca, lo dejás visible, quizás lo apoyás de una forma que se vea antes que otros libros, sobe la mesita de luz o en el espacio de juego. La idea es que ese niño o niña vaya a ese libro y lo pida todas las veces que necesite pedirlo. Porque lo que tiene de específico la literatura infantil es que no se lee una sola vez. Cuando los adultos compramos un libro, en general lo leemos una vez. Pero la inversión que hacemos con la literatura infatil, es una inversión que siempre va a ser muy redituable, porque es un libro que se compra, se lee una y otra vez, y se puede circular. El efecto de ese libro es que la posibilidad de leerlo una y otra y otra vez hace que permita la elaboración de esa situación. Cuando, de adultas, vivimos una situación difícil (un duelo, una separación, una migración), no alcanza con que la abordemos en un solo día o una sola sesión de terapia, necesitamos darle un proceso a eso que vivimos, ponerlo a andar y que vayamos encontrando herramientas para elaborar eso que nos pasan cambiar algunas conductas. En niños y niñas es lo mismo. Necesitan un proceso. Y los cuentos tienen esta posibilidad de leer, releer y volver a leer. Y quizás dibujar eso que leyeron y mientras están jugando, escenifican una página de ese cuento y quizás lo trasladan a otros ámbitos, en el jardín empiezan a llevar escenas del cuento o resoluciones que vieron ahí. Así que eso es muy importante. Si bien queremos que lo lean varias veces, tampoco la idea es estarles encima y decirles “lo leemos de nuevo”, no desde ahí, sino desde la invitación, porque además los procesos tienen sus tiempos y niños y niñas son muy ávidos de identificar cuando estamos ansiosos.

Quizás estamos ansiosos porque dejen el pañal o la teta o porque se adapten al jardín y empezamos a querer meter ese tema en todos lados. No hay que meterlo todo el tiempo, sí ir mostrando que ese tema está, que existe, y darles elementos de elaboración desde el juego. Si estamos quizás en momento de adaptación al jardín, además de comprar el cuento de ese momento vital vamos a dejar elementos del jardín para jugar: delantal, mochila. Vamos a pasar varias veces por la puerta de ese jardín, vamos a permitir que esa situación aparezca en diversos escenarios de juego, de creación y de historias. Ese es el modo en que está bueno leerl estos libros y acompañar estos procesos. Si hablamos de niños y niñas más grandes, como en mi libro Somos diferentes, se aborda la diversidad y situaciones de violencia escolar, podemos acompañar y profundizar la intervención de los adultos a través de pautas como, por ejemplo, preguntas específicas, pedirles que dibujen con una consigna. Esto en mi colección para más grandes está planteado en los libros.

 

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