Microblading vs. laminado de cejas: cuál elegir según tu estilo y tipo de rostro

Las cejas son un rasgo clave de la identidad y la expresión del rostro. No se trata solo de depilarlas o maquillarlas, sino de darles protagonismo a través de técnicas que realzan su forma y volumen de manera duradera. Entre los procedimientos más buscados hoy se destacan dos: el microblading y el laminado de cejas.

El microblading es una técnica de tatuaje de cejas semipermanente, que simula el dibujo de los vellos de la ceja de forma individual, logrando un acabado muy natural. Se realiza con un instrumento para implantar pigmento en la primera capa de la piel, imitando la dirección y el grosor del pelo real.

Por su parte, el laminado de cejas es un tratamiento no invasivo: no deposita pigmento, sino que trabaja sobre el vello natural, utilizando una solución química para relajar y alisar los pelos de las cejas.

La pregunta es inevitable: ¿cuál elegir? La respuesta dependerá de tu estilo personal, del tipo de rostro y del efecto que quieras lograr.

Con el microblading vas a conseguir definición total, por lo que es ideal para cejas muy finas, poco pobladas o con zonas despobladas. Su durabilidad es de entre 12 y 18 meses, dependiendo del tipo de piel y los cuidados posteriores.

Con el laminado de cejas prima la naturalidad, pues resalta lo que ya tenés, sin necesidad de dibujar pelo extra. Dura entre 4 y 6 semanas.

Le conviene el microblading a aquellas con cejas dispersas, demasiado depiladas o ralas, o a quienes desean una forma definida que no se corra ni se desvanezca rápido, sin necesidad de un maquillaje diario. También es ideal para pieles normales a secas, porque la piel grasa puede reducir la retención de pigmento.

Por el contrario, si tenés cejas pobladas, gruesas, o tan rebeldes que crecen hacia diferentes lados, lo que te conviene para obtener una apariencia más pulida y elegante es, sin dudas, la laminación. También es el método indicado si estás en etapa de experimentación y no tenés claro cuál diseño querés: sirve para probar sin comprometerte a largo plazo.

Rostros redondos: sabiendo que unas cejas más arqueadas y definidas estilizan las facciones, aquí el microblading puede ayudar a dar forma.

Rostros alargados: lo mejor son cejas rectas y más densas, que aporten equilibrio. El laminado potencia ese efecto natural.

Rostros cuadrados: las cejas ligeramente curvas suavizan las facciones. Con microblading podés corregir ángulos muy marcados.

Rostros ovalados: como admiten casi todos los estilos, el laminado resaltará tu belleza natural, mientras que el microblading puede usarse si buscás dramatismo extra.