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Fin de año: 6 herramientas para aprender a manejar la ansiedad

Si bien se trata de un mecanismo de adaptación natural, cuando la ansiedad provoca síntomas físicos fuertes y nos impide pensar con claridad es conveniente actuar. Una experta nos acerca las claves para bajar las tensiones y encontrar bienestar.


Cómo aprender a manejar la ansiedad a fin de año.

Cómo aprender a manejar la ansiedad a fin de año. - Créditos: Canva



Los cierres de etapas suelen poner a flor de piel todo tipo de emociones y, cuando se junta con el estrés de fin de año, la ansiedad puede desbordarnos. Lo sabemos, es el último esfuerzo: para alivianar la carga mental –y su consecuente ansiedad- de los eventos que aún tenemos por delante, las últimas reuniones de trabajo, las entregas finales en la facultad, los actos escolares y, por supuesto, las fiestas de fin de año, te compartimos algunas ideas para manejar la ansiedad.

Amparo Palma, psicóloga transpersonal y terapeuta floral nos acerca el “botiquín” que deberíamos poner en práctica durante diciembre. Aquí sus consejos:

Qué es la ansiedad y qué puede provocar en tu cuerpo

La ansiedad es un mecanismo universal de defensa natural que se activa ante situaciones externas consideradas amenazantes. Es una función útil que nos permite adaptarnos a la vida.

Es normal, adaptativa, mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación y respuesta. Entre sus funciones principales, la ansiedad busca movilizar al organismo, mantenerlo en alerta y dispuesto para intervenir frente a los riesgos y amenazas y minimizar las consecuencias. Hasta acá, la ansiedad podría ser un empujón de energía para activar eso que nos estaba costando encarar. Pero cuando este mecanismo se convierte en un obstáculo para llevar una vida normal sin lograr gestionarla ni controlarla, se convierte en un problema.

Síntomas físicos de la ansiedad

Entre los síntomas físicos clásicos de ansiedad se encuentra la sudoración en manos, temblores, respiración agitada, palpitaciones y desvitalización, entre otros. Todas estas son señales que debemos escuchar a tiempo: pueden querernos mostrar la necesidad de realizar un cambio de hábito o la necesidad de poner límites a ciertas situaciones que desembocan en estados ansiosos.

Herramientas para manejar la ansiedad

  • Respirar profundo y pausado hasta aquietar nuestra sensación física de ansiedad. Tener espacios de respiración y silencio nos ayudan a tomar conciencia de nosotros mismos aquí y ahora, despejar nuestra mente y permitirnos pensar de manera reflexiva.

  • La meditación y los espacios para la relajación son fundamentales para sobrevivir al estrés de la vida moderna, especialmente para las personas que residen en la ciudad, expuestas a diversos contaminantes ambientales tales como el ruido, la polución provocada por los vehículos y la sobrepoblación en pequeños espacios.

  • La conexión con la tierra es fundamental para la descarga de ansiedad y tensión acumulada. Pies descalzos en la tierra en el jardín de tu casa, en un parque o una plaza cercana actúa de igual modo que una jabalina con los rayos en una tormenta.

  • Hacer ejercicio: salir a caminar o a correr, de acuerdo al rendimiento físico de cada uno. Aunque puede parecer contradictorio, poner el cuerpo en estrés físico mediante el ejercicio puede aliviar el estrés mental.

  • Probar con aromaterapia: hay suficiente evidencia científica de las últimas décadas que muestra que la utilización de aromas para trabajar los estados anímicos puede ayudar a bajar la ansiedad. Entre los aceites esenciales que podrías probar te sugerimos lavanda, rosas, bergamota, sándalo, geranio y sándalo (entre otros aceites, hay más).

  • Desconectarse de la tecnología por un rato (aunque sea una hora): por un lado, para quitarnos la responsabilidad de responder a cada mensaje que ingresa a nuestro teléfono y, por otro, para evitar la tentación de revisar las redes sociales, el ecosistema que por excelencia provoca ansiedad y estrés al instante, poniéndonos a la mano todo lo que otros/as ya hicieron, resolvieron o consumieron.

Llegar a la calma requiere de una práctica diaria, paulatina y sostenida. Todos los días nos encontraremos con situaciones que nos generen ansiedad, por eso es clave que trabajemos en nuestras propias herramientas internas: respirar, meditar, caminar al aire libre, darnos un baño, cantar. Cada persona tendrá el desafío de aprender a regular y descargar la tensión antes de colapsar.

La ira y el miedo son las principales y más comunes causas de ansiedad. Más que evitarlas, hay que aprender a habitar ese estado ansioso que nos provocan, con el objetivo de reconocerlas y regularlas, en un primer momento, con herramientas que nos ayudan a calmarnos en el plano físico. Una vez que nos serenamos, podremos seguir indagando en las causas mentales y/o emocionales que las activaron.

“Toda la información que recibimos de nosotros mismos necesita ser respetada y habitada. En la búsqueda, es posible que en circunstancias no lo logremos solas y precisemos ayuda", dice la experta. "Es al menos una buena meta a alcanzar para sentir que nuestro refugio no está afuera, sino en nosotras”.

 ¿Qué te parecieron las herramientas? ¿Pusiste alguna en práctica?

Amores

Cuatro notas para entrar en el mundo de las relaciones.

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