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Ondas alfa: qué son y cómo ayudan a reducir el estrés

Nuestras neuronas generan impulsos eléctricos que se convierten en ondas cerebrales, que se asocian a diferentes estados de conciencia. Con diversas técnicas podemos intervenir sobre ellas para conseguir tranquilidad mental.


Técnicas para reducir el estrés

Técnicas para reducir el estrés - Créditos: Getty



“La paz en el cuerpo equilibra la mente”. La frase es de Iyengar, un maestro de yoga que expresa lo que vienen pregonando desde la filosofía oriental desde hace muchísimos años; y que el hombre moderno descubrió en las últimas décadas, como resultado de realizar estudios científicos sobre el tema.

“El ser humano tiene una complejidad de la que somos poco conscientes”, dice Inés Redini, profesora de yoga y meditación. Y para explicar esta situación recurre a una metáfora: para ella, es como tener un auto y no saber utilizar todas sus funciones por desconocimiento.

Y para conocerlo en su complejidad, propone imaginarnos que somos como una serie de muñecas rusas que se van metiendo una dentro de otra. Así, tenemos cinco koshas (palabra que en sánscrito significa “envoltura”) que se van desplegando como capas de cebolla.

  • Annamaya Kosha: es la capa externa, lo que vemos a simple vista, el cuerpo material (huesos, músculos, órganos). Muchas personas creen que somos solo eso y dejan de escuchar y atender las capas internas.

  • Pranamaya Kosha: está compuesta por la energía vital que viene de la naturaleza. Es lo que vemos cuando empezamos a interactuar con una persona, su nivel energético. 

  • Manomaya Kosha: es la envoltura de la mente y las emociones.  Los pensamientos o las imágenes generan emociones; por eso, si hay una emoción es porque hubo antes un pensamiento (por más inconsciente que haya sido). 

  • Vijnanamaya Kosha: en esta capa se encuentra el intelecto, el discernimiento, la intuición. Es cuando somos más conscientes del plano mental y los pensamientos no suceden simplemente uno tras otro de manera automática.

  • Anandamaya Kosha: significa “bienaventuranza”. Es la muñeca más pequeña y representa la esencia de una persona, el ser, el alma, el espíritu. Es lo que encontramos cuando nos preguntamos “¿Quién soy yo?” Lo que no cambia a medida que pasan los años. 

Por otro lado, en estudios que se hicieron a personas que meditan para conocer cómo era la actividad cerebral, descubrieron que existen cinco tipos de ondas, que surgen de las conexiones que hacen las neuronas:

Ondas Delta: son las que tienen la frecuencia más baja, entre 1 y 3.5 Hertz. Corresponden al sueño profundo, cuando el cuerpo se renueva y la mente descansa.

Ondas Theta: oscilan entre 3.5 y 7.5. Es el presueño, cuando nos encontramos en estado somnoliento. 

Ondas Alfa: la frecuencia oscila entre 7.5 y 14 Hertz, aproximadamente. Se dan cuando estamos despiertos pero relajados.

Ondas Beta: entre 14 y 30 Hertz, es el estado de vigilia normal, donde ocurre la vida cotidiana y necesitamos pensar, reflexionar, actuar. Si se mantiene durante demasiadas horas, lleva un agotamiento.

Ondas Gamma: corresponden a la frecuencia más alta.

¿Qué se descubrió también a partir de la evidencia?

Que nosotros podemos modificar estas ondas a conciencia, podemos influir voluntariamente para llegar a un estado alfa de relajación. 
“Descubrieron que no éramos como un auto que anda en automático y no puede cambiar la velocidad. Ahora sabemos que contamos con técnicas a las que podemos recurrir incluso cuando estamos en el subte o trabajando en la oficina, para modificar un estado de agitación y de estrés”, explica Inés.

¿Cuáles son estas técnicas que permiten que una persona pase del estado Beta al estado Alfa para conseguir calma y tranquilidad mental?

 

Respiración: respirar en forma consciente hace que nos conectemos con el momento presente. En forma natural baja el ritmo de la respiración y también el ritmo cardíaco. Podemos cerrar los ojos y observar el aire que entra y que sale por la nariz durante 10 ó 15 inhalaciones y exhalaciones, varias veces al día. También se puede tapar con el dedo pulgar la narina derecha y respirar solamente por la narina izquierda durante un minuto, apoyando el dedo índice en el entrecejo. O hacer una respiración abdominal, apoyando nuestras manos mientras se infla y se desinfla para ser más conscientes del ritmo.

Visualizaciones guiadas: con los ojos cerrados y una respiración consciente, comenzamos a imaginar un escenario que genera bienestar (generalmente está relacionado con la naturaleza). 

Posturas: de disciplinas como el Tai Chi o el Yoga. Mantenidas durante unos instantes observando la respiración, estas posturas nos obligan a estar en el presente y aquietar el cuerpo, la mente y el flujo sanguíneo. Así llegamos al estado Alfa.

Meditaciones guiadas: son muy parecidas a las visualizaciones, pero no existe un escenario a imaginar. Meditar es poner la atención en algo; observarlo siendo testigo pero sin identificarse. En este caso, en el cuerpo, la respiración y los pensamientos.

Relajación: se puede hacer cuando estamos sentados, moviendo el cuello, las manos y los pies para liberar tensiones físicas y energéticas.

Dígitopuntura: podemos ir presionando con nuestros dedos en ciertas partes del cuerpo (como las plantas o las juntas de los dedos de los pies).

Estar en contacto con la naturaleza: ir unos minutos a una plaza, sacarnos los zapatos y pisar el suelo ayuda a ir buscando esas ondas alfa. También podemos descargar y recibir la energía vital de la naturaleza mediante los rayos de sol, la brisa del aire, respirar a través de una ventana, o a la noche antes de dormir mirar el cielo y las estrellas.

Contacto con otras personas: conectar con otro, mirarlo a los ojos, escucharlo atentamente, abrazarlo, darle una mano y brindarle tiempo de calidad genera un estado de bienestar. Pero para eso el contacto tiene que ser verdadero y presente.

Contacto con los animales: un animal no está pensando qué hizo ayer o qué tiene que hacer mañana, está en el momento presente. Y por eso nos ayudan a relajarnos. Existen terapias que recurren a perros, caballos y delfines.

“Cualquier persona tiene un minuto para cerrar los ojos, respirar, relajar sus hombros, su cuerpo, observar su mente… ese ratito ya le cambia las ondas cerebrales y le aporta calidad de vida”, sintetiza Inés. 

Experta consultada: Inés Redini, profesora de yoga y meditación con formación en valores humanos. Autora del libro “La vida es un juego, ¡juégalo!”  IG: nathayoga_central 

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Cuatro notas para entrar en el mundo de las relaciones.

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