Las flores que cambian de color en invierno y resisten el frío

Lo más fascinante de las Lantanas es su capacidad natural de cambiar de color a medida que las flores maduran. Este fenómeno no solo embellece el jardín, también tiene una razón biológica: es un mecanismo que la planta usa para comunicarse con los polinizadores. Las flores jóvenes, que aún tienen néctar, muestran tonos más brillantes; las que ya cumplieron su ciclo se vuelven más oscuras, marcando que ya fueron visitadas por insectos.

El cambio en los tonos se da por la acción de pigmentos como las antocianinas, responsables de los tonos rojizos y violetas, y se vuelve más evidente en invierno. El frío modifica la intensidad de los colores, retrasa la maduración floral y también altera la concentración de azúcares y ácidos dentro de cada flor. El resultado: una paleta cambiante que depende del clima, la variedad y hasta de la hora del día.

Aunque las Lantanas son muy resistentes, el frío extremo puede jugarles una mala pasada. Si vivís en una zona donde las heladas son intensas, protegé la planta con una manta térmica o trasladala a un lugar reparado. Lo ideal es que reciba varias horas de sol directo, aun en invierno, para seguir floreciendo y mostrar toda su belleza.