Felisa Pinto: a los 90 años, la primera it girl argentina sigue inspirando

¿Pero qué la volvió una chica ´it´? ¿Acaso podemos pensar que su capacidad de alucinarnos tiene que ver solamente con que su nombre reluzca en el mundo de las crónicas de arte y moda?

No. Para nada. Felisa es una mujer que supo observar cada milímetro del mundo que la rodeaba, y eso sin dudas la volvió una esponja que absorbió todo lo que hubo a su alrededor.

Entendió desde la infancia quién era quién en una sociedad donde los nombres, las competencias, las formas y las apariencias eran importantes para fijar el lugar de cada uno.

“En los cincuenta me definí como mujer independiente. Mi ortografía impecable, una formación cultural amplia, un círculo familiar que incluía arte y buenos libros y la moda escrutada con voracidad a través de las pocas revistas extranjeras que llegaban una temporada atrasada a Buenos Aires me dieron la seguridad y el impulso que necesitaba para salir al mundo”, escribió Felisa en el capítulo “Una chica moderna” en Chic, sus memorias, un nuevo libro editado por Lumen.

Como si no pudiera quedarse quieta jamás, Felisa aprovechó el encierro pandémico para registrar cada momento de su vida. Desde su infancia en Totoral hasta sus encuentros más increíbles con figuras del arte, la moda, la música que hicieron de su historia una digna de ser contada. 

Ser ella misma le valió para convertirse en un ícono: la primera cronista de tendencias en pleno auge del nuevo periodismo. Cronista que, por otro lado, fue tratada con el respeto de quien supo y sabe describir las vanguardias del siglo XX.  

Los movimientos artísticos, performáticos y rebeldes de los ´70 fueron en su pluma hechos históricos que plasmó en sus muchos artículos y, así, se volvió una retratista perfecta de la bohemia porteña de aquellos años.  

 

 

Sin redes sociales, selfies, ni interrupciones de las que tenemos ahora Felisa supo hacer algo invaluable: no se perdió nada. Y así, envuelta en esa seguridad que ella misma reconoce, se codeó con Clorindo Testa, Alberto Greco, Lalo Schifrrin, Gabriel García Márquez, Vinicius de Moraes: sus inquietudes la llevaban por donde el arte pasaba. Y, lejos del cholulismo, supo aprovechar cada momento.

Es que, para escribir de moda hay que tener -sobre todo- mundo. Entender los movimientos artísticos, históricos, industriales. Y mundo le sobra a Felisa Pinto, que puede hablar de Pablo Ramírez dándonos una clase magistral de cortes sastreros, pasando por Marlene Dietrich, Greta Barbo y Chanel.

Es posible que la velocidad de las cosas haya convertido a la moda en un tema que para muchos es frívolo e irrelevante. Pero basta recordar cómo nació el jean o la revolución que generaron las medias de nylon para entender y aceptar que la moda no se trata solamente de saber combinar estampados ni colores, sino que es una de las caras visibles de cualquier sociedad: como describe Felisa, la moda nos revela y permite entender la forma en que los grandes cambios se dan en el mundo a través de los hábitos y los consumos.

“A finales de los años ochenta y principio de los noventa, a instancias de Carmen Córdova, amiga de la infancia y por entonces secretaria académica -y luego decana- de la Facultad de Arquitectura- participé de la creación del programa para la Carrera de Diseño Textil e Indumentaria de la UBA”, contó Felisa.

Hoy, la carrera es la tercera con más inscriptos de la FADU, y son miles de alumnos quienes año tras año cursan “Producción de Moda” y “Comunicación y crítica”, las dos materias que Felisa propuso con el objetivo de que los y las alumnas que decidieran trabajar en la industria textil como diseñadores o cronistas tuvieran algo que ella adquirió en la vida y lejos de la preparación académica: vocabulario, bibliografías y la certeza de cuán importante es, además de leer páginas y páginas, vivir.

“No soy filósofa, no soy música, no soy arquitecta y, sin embargo, incorporé todos esos saberes como parte de mi vida. No tengo solamente información. Tengo vida. Vidas propias y ajenas”.

Hay mujeres que no necesitan vestidos despampanantes para que todo el mundo quede absorto cuando entran en una habitación. Mujeres que pueden hacer de un pantalón recto y una camiseta rayada el outfit perfecto, porque su seguridad y porte transforman en magia todo lo que tocan. En el preludio de su libro, encuentra la manera de cruzar a Susan Sontag con Kenzo. De esa magia única hablamos cuando hablamos de Felisa Pinto.

Felisa Pinto nació en 1931 en la provincia de Córdoba. Escribió sobre moda, arte y tendencias en Atlántida, Primera Plana, La Opinión, La Nación y Página 12 entre otros medios.

Adelantada siempre, creó Etcétera, una tienda de objetos pop diseñados por artistas.

Fue curadora de múltiples muestras sobre moda y coordinó el primer equipo docente de la carrera de Diseño de Indumentaria de la Universidad de Buenos Aires.

El mes pasado, Lumen, editó Chic, Memorias Eclécticas. Escrito con la astucia y la cadencia a la que nos acostumbró a lo largo de los años, y permitiéndonos espiar el fantástico recorrido de su historia.