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Javier Santaolalla, el divulgador de ciencia con 10 millones de seguidores

Es el mayor divulgador de ciencia de habla hispana y encontró como vincular el conocimiento con las películas de súper héroes, los deportes o el amor. Javier Santaolalla aprovecha sus conocimientos como doctor en física para explicar el universo a la audiencia más grande que un científico haya tenido nunca.


Javier Santaolalla, el mayor divulgador de ciencia.

Javier Santaolalla, el mayor divulgador de ciencia.



Javier Santaolalla es un doctor en física de partículas que descubrió el secreto para viajar en el tiempo. También es un gran divulgador, cada vez que se para frente a un auditorio lleno de seguidores como en México (donde ahora vive), o en las islas Canarias (donde se crio), o en el Planetario de Palermo (donde juntó cinco veces más público que la capacidad del domo y tuvieron que poner una pantalla gigante afuera porque nadie se quería ir). Bueno, cada vez que Javier se para frente a una multitud que delira para que él hable de física, ahí, viaja en el tiempo. Exactamente 24 años.

Ante las cinco mil personas que reunió en abril en la Feria del Libro en Buenos Aires, Santaolalla relata cuan apasionante es comprender el universo. Pero para transmitir esa pasión viaja en el tiempo y le habla a él mismo, pero cuando tenía 17 años. Así lo vive Javier: “Es un motor muy poderoso de inspiración, hablarle a mi niño, me emociono cada vez que lo pienso. Por eso hago lo que hago”.

 

Y eso que hace es explicar física con ejemplos que van desde las películas de los Avengers hasta las carreras de Fórmula 1, pasando por el diluvio universal o Dragon Ball Z; explicando si pesan las nubes o comparando científicamente a Shakira con Clara Chía Martí, como así también física cuántica, relatividad general, agujeros negros o el Big Bang. A través de Instagram, para más de dos millones de seguidores, o de TikTok para cuatro millones o de YouTube para seis millones (entre sus tres canales, Date un Vlog, Date un mi y Date un short). Pero más allá de los números, cuando está frente al público en vivo en directo, en un estadio cerrado, en un anfiteatro, en un auditorio, ahí se encuentra con el Javier adolescente, entre la multitud, como un chico más, perdido, que pensaba que estudiar ingeniería era una buena idea (de hecho lo hizo, Santaolalla también es ingeniero en telecomunicaciones). Pero para cuando estaba por terminar ingeniería, el Javier chico, se enamoró.

Llegó a sus manos un libro que se llama Breve historia del tiempo, escrito por Stephen Hawking, otro gran divulgador (ese libro vendió 10 millones de copias) y una de las mentes más brillantes de la física del último medio siglo. La cuestión es que Javier lo leyó y puuug… le explotó la cabeza.

Santaolalla divulgando ciencia ante su público

Santaolalla divulgando ciencia ante su público

En un instante se dio cuenta que la ingeniería no era lo suyo y que había secretos más profundos e interesantes por descubrir que cómo se conectan los celulares, y era cómo se conecta la materia que forma el cosmos. Aunque por aplicado, continuó con ingeniería hasta el final pero ya en simultaneo con la carrera de física. Mientras se preparaba para ingresar al mayor experimento científico de la historia, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el mayor acelerador de partículas del mundo, situado en el CERN, en Suiza. Allí logró ser parte del equipo que descubrió la última gran partícula del modelo más exacto de la física, el bosón de Higgs (o como se lo conoce con su nombre marketinero, “la partícula de Dios”). Así que ahí estaba Santaolalla, ya hecho un científico de nivel mundial, con todo listo para dedicarle su vida la física, enamorado del conocimiento, pero decide que no... que mejor se dedica a compartirla.

Abandonó su carrera científica y se fue por los bares a contar chistes de ciencia. Literal, no es una exageración, eso fue lo que hizo.

El doctor Santaolalla, que había contado trillones de neutrones dentro del circuito subterráneo del CERN, ahora contaba física para una decena de parroquianos en un bar. Pero con una pasión que transformó su mundo, y el de muchos que lo fueron escuchando. Hoy Javier Santaolalla es el mayor divulgador de habla hispana y mantiene intacta esa llama (que llegó a prender fuego su carrera científica). “Tengo mucha nostalgia de esos momentos, iba disfrutando cada pequeño éxito”, reconoce Javier y confiesa: “Era mucho más fácil manejar emocionalmente cuando había cuatro personas que ahora cuando hay cuatro mil. Y toda esa gestión de adrenalina, de química, es complicado. Agradezco mucho haber empezado con tan poco público porque ahora me ayuda a gestionar esto con serenidad y madurez”.

Javier joven en el Gran Colicionador de Hadrones, en el CERN

Javier joven en el Gran Colicionador de Hadrones, en el CERN

Javier Santaolalla en las redes

¿Cómo cuenta la ciencia para una audiencia de diez millones de seguidores? De muchas maneras y en varios formatos. En su segunda etapa en youtube (se tomo un año y medio de ausencia porque se había cansado de la dinámica de esa plataforma y cómo estaba dejando de lado los canales de difusión), empezó con una serie de videos sobre la película Oppenheimer que fueron un éxito rotundo. Contó sobre los científicos que allí aparecen, la ciencia que trata la película, la verdadera historia detrás de la novelización o el espía que se escondía dentro del equipo de trabajo de la bomba atómica. Lo curioso es que Javier, con seis millones de seguidores en la plataforma de videos, confiesa: “La verdad es que yo no miro YouTube”.

Pero si es consciente de su poder, cómo se puede usar para aprender y su penetración en la ciencia. Desde su trayectoria de siete años allí, observa lo siguiente: “Creo que ha evolucionado mucho, con cosas buenas y cosas malas. Las buenas: tienen mucha más variedad y mucha más profundidad de contenido. Hay horas y horas de contenido científico y de mucha calidad. En cuanto a nota negativa, las redes han vuelto muy obsesivas de la atención de la gente y hay cierta polarización en cuanto a los algoritmos. Estos han ganado importancia, antes era más uno quien elegía el contenido, hoy en día los algoritmos son tan potentes que saben qué ofrecerte, y el consumidor que se deja más llevar ha perdido autonomía”.

Como científico, ¿qué opina Santaolalla, YouTube es un buen lugar para aprender ciencia? “Depende de la edad que tengas. Tuve un profesor que decía que internet es la mejor biblioteca del mundo, el problema es que no tiene bibliotecario. Y en cierto sentido estoy de acuerdo en que navegar ahora tiene ciertos peligros que antes no tenía. En cuanto a caer en ciertos círculos que te puede acabar empujando la propia red y creo que a ciertas edades es importante que haya supervisión. Porque mientras que una persona ya desarrollada tiene mecanismo para discernir y para autoguiarse, es verdad que si no tienes esas herramientas puede llegar a ser peligroso”.

La serie de videos sobre Oppenheimer en el canal de Javier Santaolalla

La serie de videos sobre Oppenheimer en el canal de Javier Santaolalla

¿Qué recomienda entonces el doctor en física Javier Santaolalla para aprender sobre el universo?

“Para empezar un montón de páginas oficiales”. La de Fermilab, la del CERN, la del MIT. “Y ya en YouTube, para matemáticas Derivando de Eduardo Sáenz de Cabezón. Para física Quantum Fracture de José Luis Crespo. En biología la Hiperactina de Sandra Ortonobes. Para variedades de ciencia, el Robot de Platón de Aldo Bartra. Hay mucha variedad y muy buenos, seguro se me está escapando alguno”.

Ya en Instagram y TikTok, a pesar de que los siguen millones, Javier entiende que el tiempo del contenido es tan breve es que imposible aprender algo en profundidad. “Aunque me parece una buena puerta de entrada para personas que no sepan lo que es la física, a que le desarrollen la curiosidad”.

Y esa cualidad, la curiosidad, Santaolalla asegura que es inherente a la especia humana. “Me lo he encontrado en todas las clases sociales, en todos los géneros, en todos los perfiles profesionales. Transversalmente al ser humano me he encontrado la curiosidad como un punto fuerte de la dimensión personal”. Y con planificación científica, Santaolalla confía en encaminar esa curiosidad hacia un fin último. “Me gusta mucho el show, creo que tiene mucho que darle también a todo esto. Pero sin olvidar que lo que es importante al final es el libro. Yo cuando acabo el show me abro un libro y estudio, porque a raíz de todo está el conocimiento. El resto es la forma en que hacemos que ese contenido luzca. Pero lo importante es que la gente después de ver eso diga, pues ahora me puedo poner a estudiar. No hay que perder el norte ahí”.

Hablando de libros, él escribió seis. Dos en colaboración, Cómo explicar física cuántica a un gato zombi y  Si venimos del mono, ¿por qué somos tan cerdos? (buenos títulos ¿no?). Y ya en solitario, estos cuatro: El bosón de Higgs no te va a hacer la cama, Inteligencia Física, Life Hacks Extremos y ¿Qué hace un bosón como tú en un Big Bang como este?

Este último, quizás el más ambicioso, donde intenta explicar algo tan complejo como el bosón de Higgs, la partícula que él ayudó a descubrir (él junto a un equipo de miles de científicos). Decenas de miles han leído ese libro que ya va como veinte ediciones. Pero hay una señora, Mary Carmen, que vive en la islas Canarias. Ella ya es mayor, le dedicó toda su vida al trabajo, empezó a los 12 años, y por eso no estudió más que la primaria. Pero ya siendo abuela se compró el libro y lo lleyó todo. Valía la pena el esfuerzo, lo había escrito su hijo.

Javier y su libro ¿Qué hace un bosón como tu en un Big Bang como este?

Javier y su libro ¿Qué hace un bosón como tu en un Big Bang como este?

¿Luego de leer tu libro, tu mamá entiende lo que es el bosón de Higgs?

"Creo que no, jaja. Pero es verdad que, primero que son conceptos muy complicados, en partes yo no lo entiendo del todo. Y también rescato que mi madre se ha hecho un gran esfuerzo por intentarlo”.

Hace siete años, cuando Santaolalla empezaba en YouTube por invitación de otras personas y convencido de que no era para él, que no tenía mucho para decir ahí, por ese entonces, su padre fallecía. De siete años a esta parte cambió por completo la vida de Javier.

¿De todo lo que pasó, que te gustaría que tu padre hubiese visto?

“De los éxitos que puedo tener, muchos de ellos son muy bonitos, como llenar un estadio y demás. Pero de lo que mi padre más orgulloso estaría, creo que sería ver cómo la gente me quiere, como me demuestra su cariño por la forma en que consigo impactar de una manera profunda en la vida de las personas. Y eso para mí es el mayor éxito”.

Carl Sagan decía: “La idea de que los científicos no hablen al público de la ciencia me parece aberrante. Después de todo, cuando estás enamorado, quieres contarlo a todo el mundo”. Quizás al final todo esto sucede, porque Javier está enamorado de la ciencia.

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