
Cómo acompañar a los hijos cuando deben cambiar de colegio por la crisis
Por la crisis muchas familias decidieron cambiar a sus hijos de colegio ya que no pueden pagar los aranceles. ¿Cómo impacta este cambio en los adolescentes?
8 de enero de 2024

Cambio de colegio por la crisis: cada vez son más casos. ¿Cómo acompañar a los jóvenes? - Créditos: Getty
Ya sea por decisión propia (al no poder costear el pago de los aranceles) o porque la institución educativa cerró debido a la crisis, los cambios de colegio se volvieron algo frecuente en los últimos meses.
Teniendo en cuenta la importancia que tiene para los adolescentes el grupo de pares, y que la escuela es el espacio fundamental para el encuentro y el desarrollo de esos vínculos, nos preguntamos: ¿Cómo impacta en la salud mental de los adolescentes el cambio de colegio por motivos económicos?
“Ese impacto puede estar mediado por muchas situaciones. Es decir: no es para todos el mismo y no es para todos necesariamente malo”, explica Mariana Beatriz López, psicóloga y doctora en salud mental.
Si bien las amistades tienen una importancia básica para nuestra salud, hay que reconocer que en la escuela las situaciones son muy diversas: hay adolescentes que encuentran grupos que potencian su desarrollo; hay otros que están en grupos en los que no se hallan (o no tanto); e incluso en los que se sienten excluidos.
También hay que tener en cuenta que un adolescente que encontró un lugar agradable en un grupo es muy probable que pueda encontrarlo en otro.
Otro dato a considerar es que en este cambio también hay continuidades en las que se pueden apoyar: hay amistades que van a seguir (de la misma escuela o de otros ámbitos, como el barrio, un hobby o un deporte). Y el grupo familiar es otra gran continuidad que podemos aprovechar para brindar contención y seguridad.
Para la especialista es importante que podamos reconocer estas cuestiones para transmitírselas a nuestros hijos. Es bueno tener presente que va a ser un cambio importante, hablar y conversar con ellos.
Una vez que el proceso esté en marcha habrá que prestar atención a cómo va todo, darle un tiempo al cambio y estar atentos en todo caso a las señales de alarma (como puede ser un cambio abrupto de ánimo, que de repente el adolescente no quiera hacer nada y se aparte de todo; o que haya autolesiones, que no deben subestimarse). En estos casos hay que buscar ayuda.
Pero tenemos que saber que el cambio no es, en principio, ni bueno ni malo. Es un camino en el que hay mucho para transitar.
Después, si eventualmente el cambio resulta malo, siempre se puede revisar y ver qué es lo que no funcionó. Y quizás volver a cambiar.
Experta consultada: Mariana Beatriz López, licenciada en psicología, doctora en salud mental, docente universitaria e investigadora de CONICET. Perfil de Google Académico.
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