
Cómo ser una visita postparto que suma y no agota a la mamá
Nannu, de Alice in Momland, comparte consejos para acompañar a la mamá y al bebé en los primeros días sin generar estrés, respetando tiempos, ofreciendo ayuda práctica y haciendo del encuentro un momento positivo.
20 de agosto de 2025 • 15:41

Cómo ser una visita postparto que suma y no agota a la mamá - Créditos: Getty
Confieso algo: antes de empezar con Alice in Momland (@aliceinmomland.ar), yo era de las primeras en aparecer en la clínica con un regalito para el bebé bajo el brazo. De la mamá, sabía poco y nada. No se me cruzaba por la cabeza que acababa de tener a su hijo, con todo lo que eso implica; que estaba atravesando una recuperación física y emocional; o que ese momento era mucho más complejo de lo que podía siquiera imaginar. ¿Eso me convertía en una mala persona? Para nada. Simplemente no lo sabía. Porque del postparto, y de la mamá, no se hablaba.
La realidad es que, justo ahí, cuando la mamá intenta entender todos los cambios físicos y emocionales, aprender cómo lograr que su bebé se prenda al pecho, lidiar con el dolor entre las piernas o de su herida de cesárea y encajar una siesta de 20 minutos entre dos tomas… suelen llegar las visitas.
Sí, esas que todos conocemos: el familiar que “solo pasa un ratito” y se queda dos horas; la amiga que quiere alzar al bebé sin darse cuenta de que tiene perfume; el pariente que se ofende porque “a mí nadie me avisó nada”; o el clásico que espera que la mamá le prepare café o algo de comer.
Las intenciones, claro, son buenas: quieren conocer al bebé, compartir la alegría y demostrar cariño. Pero entre la ilusión y la práctica, a veces se pierde lo esencial: el respeto por lo que la mamá y el recién nacido necesitan en ese momento.
Seamos sinceros: ¿qué necesita más una mujer que acaba de tener a su bebé? ¿Una sala llena de visitas charlando fuerte, pasándose al bebé de brazo en brazo mientras ella no descansa hace más de 20 horas? Probablemente no.
¿Alguien que llegue con medialunas, prepare algo para freezar, pregunte qué hace falta, lave un par de platos y se vaya antes de que el bebé pida teta otra vez? ¡Probablemente sí!
La visita ideal entiende que no se trata de “estar presente a toda costa”, sino de acompañar con empatía. No hace falta ser un héroe: basta con respetar los tiempos, no ofenderse si piden esperar unos días y ofrecer ayuda práctica en lugar de generar más demanda.
En Alice hablamos mucho con mamás de nuestra comunidad y, después de escucharlas, llegamos a esta conclusión: lo que suele doler en esta etapa no son las visitas en sí, sino las reacciones. Las caras largas, los comentarios fuera de lugar, los enojos porque “no me dejaron conocerlo antes que fulanito”. Ahí es donde podemos animarnos a hacer un cambio cultural: dejar de poner el deseo de ver al bebé por encima del bienestar de quien acaba de traerlo a este mundo.
Un tip práctico: antes de ir, mandá un mensaje. Preguntá: “¿Les viene bien que pase un rato? ¿Prefieren que les deje comida en la puerta? ¿Quieren que me quede con el bebé un rato para que descanses o te des una ducha?” La diferencia entre ser una visita que suma o una visita que agota está, literalmente, en preguntar y estar dispuesto a aceptar la respuesta.
Y como siempre decimos en Alice: la mejor visita no llega con flores, llega con comida rica, un Mompad salvador y la intuición de retirarse justo a tiempo.
Por Alice in Momland. www.aliceinmomland.com. Gentileza para OHLALÁ!

Nannu Rosas Es cofundadora de Alice in Momland, la primera marca que acompaña a las mujeres durante el embarazo, postparto y lactancia.
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