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Cupid brain: ¿por qué el enamoramiento puede generar ansiedad y obsesión?

El flechazo puede ser mágico, pero también desconcertante. Cuando nos enamoramos, el cerebro entra en un estado que mezcla euforia, ansiedad, idealización y obsesión. En esta nota, dos expertas explican por qué el amor no siempre se siente como en las películas... y cómo atravesar el lado B del enamoramiento.


El lado b del enamoramiento: cómo impacta en el cerebro, según las neurociencias

El lado b del enamoramiento: cómo impacta en el cerebro, según las neurociencias - Créditos: Getty



¿Y si el enamoramiento no fuera solo una historia rosa? ¿Y si detrás de cada mariposa hubiera un pequeño huracán hormonal desordenando tus días? Cuando alguien nos gusta de verdad, se activa un cóctel químico poderoso en el cerebro: más dopamina, menos serotonina, subidones de oxitocina y una energía que por momentos nos ilumina... y por otros nos quema. 

El resultado: ansiedad, distracción, pensamiento obsesivo, idealización, dependencia emocional, necesidad de validación constante. Es decir: una montaña rusa. “El cerebro enamorado es un cerebro distraído. Una parte se siente energizada y otra, completamente absorbida”, dice Luisina Troncoso, autora de Hay química entre los dos. 

Sí, está buenísimo cuando todo fluye. Pero cuando no, el amor recién nacido puede sentirse como un espacio incómodo, raro, incluso agotador. Esta nota no busca pincharte el globo. Solo decirte que está bien si no estás disfrutando cada segundo de esta etapa. Estás enamorada, pero también estás bajo los efectos de un torbellino bioquímico. Bienvenida al lado B del flechazo. 

4 señales del Cupid brain

El lado b del enamoramiento: cómo impacta en el cerebro, según las neurociencias

El lado b del enamoramiento: cómo impacta en el cerebro, según las neurociencias - Créditos: Ilustración de Florencia Desalvo

Máxima #1: el enamoramiento secuestra tu atención 

“Estás rara porque estás pensando” 

Todo te recuerda a esa persona. Tus playlists, tus outfits, tu comida favorita. Si te cuesta enfocarte o te sentís menos eficiente, no sos vos: es tu cerebro dopaminizado. 

“La dopamina es el neurotransmisor del placer y la anticipación –explica Troncoso–. Se activa frente a la expectativa de ver al otro o de recibir un mensaje. Nos vuelve hiperfocalizadas en esa fuente de recompensa”. 

Este tipo de hiperconcentración, a nivel cerebral, es similar a la que ocurre cuando nos volvemos adictas a algo. Estudios publicados por la Universidad de Stanford destacan que en la fase inicial del enamoramiento se activa el área tegmental ventral, la misma que responde al consumo de chocolate o drogas leves. ¿La consecuencia? Pensamientos repetitivos, distracciones en el trabajo, pérdida de conexión con el presente. 

Clave para surfearlo: Agendate momentos para “volver a vos”: una clase de yoga, una caminata sin celular, un café con alguien que te conoce desde hace años. 

Máxima #2: el cerebro enamorado quiere validación constante 

“La ansiedad no es amor (pero casi)”  

Revisás el celular diez veces por hora. Te preguntás si gustás, si fuiste clara, si exageraste. La ansiedad amorosa no es solo mental: es química. Según Luisina, “el rush de dopamina en las primeras fases es tan fuerte que se parece al de otras conductas adictivas. Queremos repetir el estímulo: una respuesta, una mirada, un gesto”. 

La psicóloga Pata Liberati lo resume así: “El enamoramiento está sobrevalorado. Nos narcotiza frente a la perfección del otro, pero eso no es amor. Es solo el inicio. La incomodidad posterior es lo que llama a crecer”. Y agrega: “Si nuestra pareja deja de gustarnos, creemos que se terminó el amor. Pero, en realidad, lo que se terminó fue el modelo idealizado. Ahí empieza el desafío de evolucionar: no en el otro, sino en una misma”. 

Consejo para surfearlo: volvé a preguntarte qué te gusta de vos cuando estás con esta persona. No todo es sobre gustar: también es sobre cómo te sentís vos. 

Máxima #3: el cuerpo también paga el precio 

“Tu energía está en otra parte (literal)” 

¿Dormís menos? ¿Comés distinto? ¿Sentís cansancio sin razón? 

“No es solo emocional: el cuerpo libera noradrenalina, que altera el sueño, el apetito y puede generar hiperactivación o agotamiento físico”, explica Liberati. 

Un artículo de Harvard Medical School sostiene que el enamoramiento modifica temporalmente la función del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, el sistema que regula el estrés. Por eso, muchas veces sentimos que estamos en estado de alerta, como si algo pudiera salir mal en cualquier momento. 

Consejo para surfearlo: no intentes “ser productiva” todo el tiempo. Permitite pequeños descansos y priorizá lo esencial. 

Máxima #4: la incertidumbre es combustible... y veneno 

“El otro es un enigma, y eso te descoloca” 

Te morís por saber si está tan enganchado/a como vos. Pero el silencio, el visto sin respuesta, el cambio de tono te descolocan. “La dopamina no se libera solo con el contacto, también con la expectativa y el misterio –explica Luisina–. Eso es adictivo para el cerebro. Por eso nos cuesta soltar vínculos que no se terminan de definir”. Esa incertidumbre mantiene vivo el deseo, pero nos debilita emocionalmente. El mismo circuito de placer que se enciende ante una caricia también se activa con el famoso “me clavó el visto”. 

Consejo para surfearlo: no llenes los vacíos con suposiciones. Hacé espacio para preguntarte: ¿qué necesito hoy? ¿Qué puedo dar sin perderme? 

El lado b del enamoramiento: cómo impacta en el cerebro, según las neurociencias

El lado b del enamoramiento: cómo impacta en el cerebro, según las neurociencias - Créditos: Ilustración de Florencia Desalvo

El enamoramiento no siempre es idílico. A veces se siente como una mezcla de subidón, vértigo y niebla. Pero entender lo que pasa en tu mente (y en tu cuerpo) puede ser el primer paso para transitarlo con más calma y menos autoexigencia. 

 

Porque el amor no es solo un sentimiento: también es un sistema en funcionamiento. Y a veces, entender ese sistema te ayuda a no perderte en él. 

Amar de verdad, como dice Liberati, es para personas valientes. Esas que, después del torbellino químico, deciden quedarse. Y construir. A conciencia. Con el corazón, pero también con el cerebro. 

Esto es tu cerebro cuando se enamora 

Enamorarse es fácil. La oxitocina, la dopamina y la serotonina hacen el trabajo duro. Pero sostener ese amor, eso sí es complejo. “El amor verdadero no ocurre cuando todo es perfecto, sino cuando la ilusión se rompe y aun así decidimos estar”, afirma Pata Liberati. 

Para entenderlo mejor, hay que ir al origen: el cerebro. Cuando conectamos con alguien, se activan las áreas del sistema de recompensa: el núcleo accumbens, el área tegmental ventral y el cuerpo estriado. Son las mismas zonas que se activan frente a sustancias como el azúcar, las drogas o... un like en Instagram. 

“Es parecido a lo que pasa cuando comés algo muy rico o recibís un ‘fueguito’ en redes. Es un subidón de dopamina. Y como se siente bien, querés repetirlo”, explica Troncoso. 

Pero también baja la serotonina, reguladora del estado de ánimo. De ahí la obsesión, el insomnio, la ansiedad. 

¿Cuánto dura esta fase? Entre seis meses y dos años. Después, lo que queda es el verdadero vínculo: cuando vemos al otro como es y no como lo imaginamos. 

“Ahí empieza el amor como práctica. Un ritual, una decisión, un acto de conciencia. Ya no se trata de gustar, sino de estar”, afirma Luisina. 

Para seguir explorando: 3 pódcasts si estás en esta sintonía 

Entiende tu mente – “Hablando de emociones” 
Un episodio para aprender a nombrar lo que sentís sin juzgarte. QR aquí. 

Se regalan dudas – “¿Cómo navegar la incertidumbre amorosa?” 
Historias que abrazan lo incierto, con empatía y humor. QR aquí. 

Hidden Brain – “The Chemistry of Love” (en inglés) 
Explicación científica (y apasionante) del proceso bioquímico del amor. QR aquí. 

Normal People (Star+) 
Una serie que retrata los claroscuros del amor joven. Y de no saber amarse del todo. 

Attached – Amir Levine 
La teoría del apego aplicada a la vida amorosa. Ideal para entender tus patrones. 

Expertas consultadas: 

Pata Liberati. Psicóloga, autora y conferencista. @pataliberati

 

Luisina Troncoso, autora de Hay química entre los dos, un libro que explora con data de las neurociencias. 

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