"Mi primera Navidad separada": consejos para transitar las fiestas de fin de año

Más allá de la familia, el entorno y, en algunos casos, los hijos compartidos, ¿cómo te sentís vos con esta situación?

1. “Me da culpa”: si la decisión de separarte fue tuya, quizá te sientas culpable, es re normal. Pero ojo, también puede convertirse en una trampa que te haga olvidar los motivos por los cuales te alejaste. Cómo surfearla: lo más sano es cambiar ese sentimiento por el de responsabilidad, que te ayude a reafirmar en quién te estás convirtiendo ahora. 

2. “Siento nostalgia”: imposible transitar una separación sin esta emoción que nos hace añorar lo que fue y lo que ya no será. Cómo surfearla: no te ates a ella, pero tampoco la reprimas. Dejala ser, expresarse, salir. Permití que la nostalgia se convierta en recuerdos, y cuando eso suceda, elegí con consciencia quedarte con los más lindos. 

3. “Tengo tristeza”: es uno de los sentimientos con los que debemos convivir y es lo que queda cuando el enojo se va. Cómo surfearla: es parte del proceso y, como tal, tiene que estar. Pero tranqui, no la rechaces. No dura para siempre. 

4. “Estoy eufórica”: si estabas esperando este momento desde hacía mucho, o si ya habías hecho el duelo estando en pareja, puede pasar que la sensación sea de alivio, alegría o libertad. Cómo surfearla: no tengas culpa por ello. Al contrario, si así te sentís, es porque lo necesitabas. Entonces, adelante, a disfrutar.

Si te separaste y hay hijos de por medio, es importante tener en cuenta que, más allá de la carga emocional que las fiestas puedan tener para ambos padres, lo ideal es encararlas con el mayor diálogo posible, pensando siempre en lo que es bueno para ellos. Eso incluye habilitar todo el abanico de emociones por las que puedan estar pasando, como enojo, tristeza, miedos o inseguridad. Para esto, lo ideal es intentar mantener una rutina de celebración lo más “normal” posible, o al menos parecida a lo que fue durante los años anteriores. Hacer la menor cantidad de cambios les dará una sensación de estabilidad. ¿Parece imposible? No te preocupes, acá van algunos consejos.

1. Hagan un acuerdo adulto: ¿con vos o conmigo? ¿Con mi familia o con la tuya? Intentemos que el debate quede en el ámbito de los mayores y, en lo posible, dejemos a los chicos al margen de discusiones o enfrentamientos. 

2. Sean claros: transmitan el plan de manera clara y sencilla, sin dramatizar y con confianza en las decisiones. Es importante para ellos sentirse queridos y tenidos en cuenta. Si, a pesar de la separación, deciden pasar la Navidad todos juntos, es importante también ser honestos al respecto: por ejemplo, decidir y contarles cómo empieza y termina la noche y recordarles que uno de los dos viene de visita porque ya no vive en casa.

3. Darles lugar: vale protestar, vale que digan qué hubieran preferido. Escuchemos y aceptemos sus razones, pero manteniéndonos firmes, respetando el acuerdo realizado entre padres. Ofrecerles respuestas claras y sostener sus emociones será una de las tareas más desafiantes. 

4. Anticiparse (pero tampoco tanto): ¿cúando comunicarles los planes? Ni tres meses antes ni el día anterior. Diciembre trae vibra de fiestas y el tema, desde el principio del mes, va a estar presente en todos lados. Si preguntan antes de que nos hayamos decidido, digamos la verdad: que lo estamos charlando, pero que se queden tranquilos y confíen en que será lo mejor para todos. Estas respuestas muestran un frente común y les transmiten a ellos que seguimos siendo, como padres, un equipo.

5. Evitar hacerlos elegir: los chicos no pueden tomar esa responsabilidad porque, salvo que sean casi adultos, no están emocionalmente listos para una decisión así. Son las primeras fiestas “diferentes” y el timón del barco, idealmente, es mejor que sea conducido por los adultos. 

6. No competir: atenti con el “síndrome del más cool”. No compitamos. No dejemos el aguinaldo entero en regalos o programas desmedidos. Tengamos siempre el foco puesto en nuestros hijos y en pasar este fin de año lo más alineados posible. Si hay buena comunicación, siempre se pueden lograr acuerdos interesantes.

Nochebuena full family y vos llegás sola. O a lo sumo con tus hijos. Están esas tías que no viste durante todo el año, tu cuñada, tu papá y alguien que hace algún que otro comentario poco feliz delante de los chicos. De golpe, sos el centro. De las miradas, de la noche, de la conversación. Y de repente brota de lo más profundo de tu ser el reflejo de responder y dar explicaciones y de un momento al otro te sentís frente a un tribunal. Qué ganas de salir corriendo, ¿no? Pero no. La realidad es que, más allá de lo cercanas –o no– que seamos de nuestras familias, no estamos obligadas a pasar un parte si no es lo que sentimos o no estamos preparadas para hacerlo. Lo ideal es tener un relato pensado de antemano, sobre todo para aquellos familiares con los que no tenemos gran relación, con los que podamos salir del paso hablando pero, a la vez..., sin decir nada. Podemos contar dónde pasa las fiestas nuestro ex, podemos sonreír en silencio y podemos también responder simplemente que gracias por preocuparse y que, por suerte, está todo bien. La mirada del otro es un reflejo de partes nuestras que aún necesitan respuestas y que están en proceso. Teneles y tenete mucho amor y paciencia, pero sobre todo no te estigmatices: en pareja o separada, finalmente lo que importa en estas fechas es encontrarnos sinceramente y desde el corazón.