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Balance de fin de año: 7 claves para terminar el 2023 y proyectar un gran 2024

Te proponemos una mirada positiva para despedir el 2023, tomar lo aprendido y encarar lo que viene anclada en tu fuerza.


7 claves para hacer tu balance de fin de año.

7 claves para hacer tu balance de fin de año. - Créditos: Getty



Legó diciembre y con él, los incómodos balances. En un contexto complejo a nivel país, mundo y ¡planeta!, es más fácil ver el vaso medio vacío. ¿Cómo ver lo bueno en medio del caos? ¿Qué puedo rescatar entre tanto movimiento e incertidumbre? ¿Tiene sentido hacer un balance? Cada respuesta será personal. Pero definitivamente, cuando nos proponemos revisarnos, siempre hay saldo positivo. El solo hecho de parar la pelota, acallar el ruido, salir de las conversaciones negativas y detenernos a mirarnos nos conecta con tomar las riendas de nuestra vida y con la posibilidad.

Salimos de la idea de que el mundo y las circunstancias deciden por nosotras y abrimos un portal de esperanza que nos alinea con nuestra capacidad para decidir. “Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”, escribió Viktor Frankl, padre de la logoterapia y sobreviviente del Holocausto. Sostiene que está en nuestra naturaleza la capacidad de encontrar un sentido trascendente a nuestra vida, con responsabilidad y compromiso. Podemos elegir ser títeres de las circunstancias y dejar el barco a la deriva, o bien tomar el timón. Y si el mar está embravecido, será cuestión de enfrentar la tormenta –con decisiones, acciones, apoyo en nuestra red–. Porque, ningún mar en calma hizo experto a un marinero... y las tormentas nunca fueron eternas.

1. Corré la autoexigencia

“Podemos ser buenos aprendices de nosotros mismos para seguir evolucionando”, dispara Den Muchnik, master coach y nuestra experta para esta nota. Los cierres de ciclos suelen ser momentos que llevan al balance, y esa retrospectiva, a veces, puede ser poco amable con nosotras mismas. Para preservarnos, es crucial ser más amorosas con nuestro recorrido y distinguir nuestros propios tiempos y ritmo, no desde algo exigido y de comparación externa, sino desde la compasión y el reconocimiento. Obtendremos conclusiones más amenas, que nos empujen a ir por más y no a frustrarnos. Un hack: salí de la sensación de FOMO (el temor de perdernos algo). Ver (un recorte de) la vida de los demás en las redes y la interpretación que hacemos de eso nos lleva a la comparación, y a veces, a la angustia, la exigencia y el estrés.

Armá tu top five de logros. Hacé foco en lo que sí. Elegí cinco cosas que lograste en este 2023 en distintos ámbitos y anotalas. Si sentís que te cuesta rescatar logros, bajá la vara y transformá lo que no fue en algo positivo: quizá no hayas hecho el viaje que soñabas, pero empezaste un taller de cerámica que te dio un espacio de relax todas las semanas y te conectó con tu creatividad.

2. Entrá en coherencia

Somos cuerpo, lenguaje y emoción. Y estamos en equilibrio cuando estos tres factores están en coherencia. Si lo pensás, cuando alguno de ellos está desbalanceado, es inevitable pilotearla (por ejemplo, cuando vas por obligación a un lugar donde no querés estar y eso después se manifiesta en angustia o dolor de estómago o una contractura: tu cuerpo hace una cosa, pero tu conversación interna y tus emociones están en otro lugar). El desafío en este punto es entender cómo volver a ser coherente con vos misma, qué te lleva a ese estado ideal. La coherencia se siente liviana, genuina, fluida. “Encontrarnos con la coherencia y no con nuestra versión que ‘todo lo puede’ es mucho más amoroso. La coherencia requiere coraje, porque a veces puede ser difícil llegar a ella, pero, al mismo tiempo, es pura evolución”, explica Den.

Ejercicio: cuando estás en coherencia, ¿cómo se siente en el cuerpo?, ¿cómo sos en ese estado de fluidez? Visualizá una situación concreta y definí con quién estás, cómo estás vestida, cómo respirás, qué música elegís, cómo te sentís. Después, conectate también con una situación en la que sentís algo pero actuás en contra de eso: ¿cómo se siente la incoherencia? Guardate esa sensación y que sea una señal de alarma cuando la necesites, de que no es por ahí.

3. Permitite explorar

Es fácil sentir que no tenemos opción. Pero siempre la hay. Donde no esté bien, puedo buscar la manera; quizá implique salir de la autosuficiencia y ver a quién le puedo pedir ayuda, definir mis prioridades, qué es un “no negociable” para mí, qué sí puedo sacrificar. Puede ser estar en un trabajo que no me gusta, pero que me da estabilidad económica y por eso me quedo ahí. Ese juicio me hace sostener una situación que me hace mal. ¿La opción? Mientras me quedo ahí, tomo acción: busco, abro conversaciones, pienso qué sí quiero hacer –cuánto quiero ganar, cuáles son mis condiciones–, actualizo mi perfil de LinkedIn, etc. Tener ese ejercicio armado abre nuevas posibilidades. Hacer movimientos que sean amigables con vos en línea con tus ganas de cambiar te hace saber que tenés herramientas, más allá del contexto. No te quedes en los juicios incuestionables, permitite explorar.

4. Adueñate de tus decisiones

No es lo mismo “hacerme cargo” de una decisión que adueñarme de ella. La primera tiene peso, es una mochila; la segunda me abre a la posibilidad y al libre albedrío, soy autora. ¿Qué me toca a mí de adueñarme de vivir en Argentina, más allá del contexto desafiante? Puedo definir qué estoy dispuesta a hacer: elijo vivir acá porque puedo llevar determinado estilo de vida, tener a mis seres queridos cerca. Los miedos suelen pesar más que el contexto (“¿y si me va mal?”, “¿y si no puedo?”). Cuando me pongo en víctima, es que no estoy lista para adueñarme. Si digo que para mí es importante estar en pareja pero “no hay hombres”,  “las apps son de terror”, entonces lo pongo afuera. Eso define y eterniza una situación. Es más sano decir “ahora no quiero tener citas” y adueñarme de que ese es mi estado. Si me paro en la otra vereda, puedo reconocer que no es así, sino que yo estoy así, es temporario, puedo elegir y eso me pone en coherencia.

Ejercicio: elegí tres situaciones que viviste durante este año y por las que hoy culpes al afuera de que son como son. Ahora preguntate: ¿cómo sería adueñarse de ellas para cerrar mejor el 2023? ¿Qué sentís que podrías movilizar en vos para tomar acción durante el próximo año?

5. Reconocé tu efecto mariposa

No solemos tener idea del impacto de nuestras acciones, mucho menos de las más pequeñas. Parece que no importa tanto, que no “salvamos el mundo” con lo que hacemos. Sin embargo, es la sumatoria de acciones individuales la que hace el verdadero cambio: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, es la que cambia el mundo”, decía Eduardo Galeano. Cada cosa que hacés desencadena su propio “efecto mariposa” y tiene un impacto. Está en nosotras disparar efectos desde lo positivo o lo contrario.

Contemplá tu onda expansiva. Pensá una acción de este año que tuvo un resultado que ni te imaginabas. Por ejemplo, “me animé a hacer un pódcast, alguien lo escuchó y tiempo después me contó que se animó a hacer un viaje por ese episodio. Y allí conoció a su actual pareja”, o “compartí la receta de la torta que hacía mi abuela en Instagram y la amiga de una amiga la terminó haciendo para celebrar el primer cumpleaños de su hija”. No tiene que ser algo grande o extraordinario. Todo suma.

6. Conectate con la gratitud

Date un espacio para vos antes de que termine el año. Encendé una vela, poné flores frescas, aromatizá el ambiente y desconectá todos los dispositivos para conectarte con la gratitud, pero ante todo, con vos misma. ¿Qué me quiero agradecer a mí de este año? ¿En dónde reconozco que me esforcé, a qué le puse garra y funcionó? ¿Qué les quiero agradecer a mis pies, a mis manos, a mis ojos? Poné el foco en lo que sí y ponete en protagonista: todo lo que lograste este año fue gracias a tu hacer, a razón de esfuerzo, talento, conexiones, procesos. Este (auto)reconocimiento será tierra fértil para sembrar todas tus intenciones para el próximo año.

Un regalo para compartir. En estas fiestas, te proponemos regalar agradecimientos. ¿Qué me enseñó el otro, por qué motivos, situaciones y aprendizajes siento gratitud y quiero hacer un reconocimiento? También podés sumar una palabra o un deseo para esa persona.

7. Preservate

Elegí qué querés consumir. Los medios y estímulos a los que nos exponemos también condicionan nuestro estado emocional y nuestra energía. Que no sea “blindarte” de lo externo, sino preservarte y decidir a qué estímulos, personas y situaciones te vas a exponer. Y elegí tus causas: cada una tiene las propias y podés elegir cuándo honrarlas o soltarlas. Es una decisión que tiene que ver con tu coherencia y tu salud. Es el equilibrio entre no hacerte la indiferente y preservarte.

Journaling: una forma de acercarte al balance a través de la escritura

Journal "En palabras", una oportunidad de conectar con vos

Journal "En palabras", una oportunidad de conectar con vos - Créditos: Gentileza En Palabras

¿Te gusta hacer journaling como práctica cotidiana? Si este es un plan para vos, En Palabras lanzó su journal con una serie de dinámicas y preguntas para ayudarte a realizar un registro cotidiano de tus estados emocionales al empezar y al finalizar el día, en tan solo cinco minutos. También incluye algunas dinámicas especiales, una propuesta para reflexionar sobre distintos temas para que puedas conocerte con mayor profundidad. Están intercaladas entre las preguntas diarias y puede que necesites un poco más de tiempo. El journal te sirve para unos 6 meses y sale $18.900. 

Más info: @enpalabrass.
 

 

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