Masaje facial Kobi Do: ¿cuáles son sus beneficios?
Consultamos con una experta en masaje japonés Kobi Do acerca de sus beneficios terapéuticos y estéticos. También nos introduce a la historia de esta práctica oriental considerada un arte.
25 de junio de 2024
Entre los beneficios terapéuticos del masaje facial japonés, se relaja la musculatura y disminuye la rigidez facial. - Créditos: Getty Images
¿Escuchaste hablar del masaje japonés Kobi Do? La traducción más aceptada del nombre Kobi Do al idioma español es "el antiguo camino hacia la belleza". También se refiere al tipo de terapia que se aplica a través del masaje facial y que busca alcanzar una mejoría en el organismo de manera integral.
En diálogo con OHLALÁ!, Karina Constantino, terapeuta de Kobi Do, Zen Shiatsu, y Medicina Tradicional China explica en qué consiste este tipo de masaje facial ancestral, sus beneficios comprobados y algunos datos puntuales sobre su orígen.
Para empezar, Karina nos dice que se trata de una técnica antigua actúa sobre el sistema nervioso, equilibrando y regulando la química cerebral, aumentando la producción de adrenalina, endorfinas, cortisol y dopamina, por eso se es indicada para disminuir la agitación mental, tristeza y ansiedad, al ser una terapia holística tiene como objetivo equilibrar la energía vital, armonizando la mente y el cuerpo.
Entre los beneficios terapéuticos, dice que alivia cervicalgias, migrañas, el dolor de los músculos del rostro producidos por tensión, estrés o bruxismo, y puede ser una muy buena alternativa para acompañar tratamientos de parálisis facial leve. Asegura que luego de una sesión, las personas manifiesta sentir “bienestar, felicidad, paz y una profunda relajación”.
“Los beneficios de este arte (o masaje facial) a nivel estético, se observa desde la primera sesión, en donde se puede ver el ovalo y los pómulos más definidos, las líneas de expresión se suavizan, la piel estará más oxigenada, tersa, elástica, jugosa y luminosa, dando como resultado un efecto lifting”, detalla.
Una sesión de Kobi-Do dura aproximadamente 50 minutos y comienza con la relajación de hombros, cervicales y escote - Créditos: Getty Images
En qué consiste una sesión de Kob Ddo
Una sesión de Kobi Do dura aproximadamente 50 minutos y comienza con la relajación de hombros, cervicales y escote. Karina nos dice que para el masaje se puede utilizar aceite de jojoba o coco, serum de consistencia siliconada o alguna crema hidratante que permita deslizar las manos.
“Se combinan técnicas lentas, rápidas con un toque sutil y una coordinación armoniosa como todo arte japonés: Se realiza un drenaje energético y digito presión sobre el rostro y cabeza. Y luego, con el paso que es el más importante de esta terapia, se trabaja sobre los meridianos de energía que recorren todo el rostro”, precisa.
Las maniobras presentes en este tipo de masaje estimulan la circulación sanguínea y linfática del paciente, eliminando toxinas y aportando oxígeno a la piel, además de producir más colágeno y elastina. A su vez, al trabajar sobre todos los tejidos, se relaja la musculatura y disminuye la rigidez facial.
La traducción más aceptada del nombre Kobi Do al idioma español es "el antiguo camino hacia la belleza". - Créditos: Getty Images
Los orígenes del masaje Kobi Do
Según cuenta la experta consultada, las técnicas de masaje facial Kobi Do se crearon basadas en las terapias orientales milenarias que derivaban de la medicina tradicional China, hace aproximadamente 3000 años.
En sus comienzos al ingresar al Japón antiguo, esta actividad era muy reconocida por sus notables resultados y recibía el nombre de “Anma”. Los Señores Feudales del Japón medieval (Daymios), no tardaron en incorporar Maestros de estas artes a sus Palacios, donde comenzaron a utilizar estas Artes sobre los integrantes de sus ejércitos de Samurai, quienes después de grandes batallas relajaban sus cuerpos, rostros y mentes aplicando pequeños golpecitos sobre su piel. Esto mejoraba en principio, la cicatrización de sus heridas ya que favorecía la circulación sanguínea, pero además lo utilizaban como terapia para potenciar su fuerza interior.
La enseñanza de este conocimiento nos dice Karina que se transmitía solamente de Maestro a discípulo y formaba parte de las Artes de la guerra. Recién fue convertido en un verdadero ritual de belleza cuando, en el año 1472, la Emperatriz de Japón notó que esta práctica producía una apariencia más luminosa de la piel y aliviaba los dolores de cabeza; en seguida comenzó a aplicarla entre los miembros de la familia Imperial. Su uso, durante mucho tiempo, estuvo reservado para beneficio exclusivo de unos pocos nobles privilegiados. Pero hace algunos años, el secreto de este maravilloso arte salió a la luz y rápidamente comenzó a expandirse por el mundo, siendo Europa el primero en incorporar la enseñanza del mismo fuera del Japón.
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