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TOC: qué es el trastorno obsesivo compulsivo y cómo identificar sus señales más comunes

En el Día del Psiquiatra, la especialista en psiquiatría infanto juvenil Pia Lobo explica cómo se manifiesta el TOC, por qué la duda persistente puede volverse un tormento y qué tratamientos se recomiendan.


TOC: qué es el trastorno obsesivo compulsivo y cómo identificar sus señales más comunes

TOC: qué es el trastorno obsesivo compulsivo y cómo identificar sus señales más comunes - Créditos: Getty



Cada 22 de noviembre se conmemora el Día del Psiquiatra, fecha en honor a Domingo Felipe Cabred, pionero de la psiquiatría moderna en nuestro país, quien fundó la primera colonia psiquiátrica a puertas abiertas en Open Door, provincia de Buenos Aires.

TOC: el trastorno de la duda

Dudar es humano. A todos nos pasó alguna vez volver para revisar si cerramos la puerta o apagamos la hornalla. Pero cuando esa duda se instala, vuelve una y otra vez, invade la mente y agota, ya no estamos frente a una simple costumbre: podemos estar ante un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

Tal como explica la médica- especialista en psiquiatría infanto juvenil Pia Lobo, el TOC aparece cuando la duda se transforma en un circuito difícil de cortar. Por un lado, están las obsesiones: pensamientos, imágenes, impulsos o dudas que irrumpen sin permiso y generan un malestar muy intenso. Por otro, las compulsiones: acciones o rituales, visibles o mentales, que la persona siente que “debe” hacer para calmar la ansiedad o evitar algo malo.

En algunas personas predominan las obsesiones; en otras, las compulsiones; y en muchas conviven con la misma intensidad.

Las obsesiones no son simples preocupaciones. No son “pensar de más”. Son ideas que aparecen incluso cuando la persona sabe que no tienen sentido. Ese “¿y si pasa algo?” vuelve una y otra vez, aun cuando todo está en orden.

 

Las compulsiones, en cambio, son intentos de aliviar el malestar inmediato. Revisar puertas repetidamente, lavarse las manos durante largos minutos, colocar objetos con exactitud milimétrica o repetir frases mentalmente puede dar un alivio fugaz… o, a veces, ni siquiera eso. Como explica la psiquiatra infantojuvenil Pia Lobo, “muchas personas llegan a la consulta diciendo: ‘Ya ni me calma, pero igual lo hago’”.

Aunque la persona reconoce que no hay un riesgo real, la urgencia interna se vuelve imposible de ignorar.

En la clínica, el TOC se diagnostica cuando este ciclo consume tiempo, interfiere con lo cotidiano o desgasta el bienestar emocional. No es una “manía”, ni un rasgo de personalidad, ni una exageración. Es un trastorno frecuente, afecta aproximadamente al 2–3% de la población y es tratable, especialmente cuando se consulta a tiempo.

El TOC suele comenzar en la adolescencia tardía o la adultez joven, etapas llenas de exigencias, cambios y responsabilidades. También puede activarse en períodos de estrés sostenido, después de eventos vitales importantes o en personas con predisposición biológica o antecedentes familiares. Casi siempre empieza de manera sutil: una revisión “de más”, una duda que cuesta soltar. Con el tiempo, la conducta se vuelve automática y cada vez más difícil de frenar.

¿Qué tipos de TOC existen?

Aunque socialmente se lo asocia a lavarse las manos o revisar puertas, el TOC puede tomar formas muy distintas. Los subtipos pueden mezclarse o cambiar con el tiempo, pero todos comparten la misma estructura: una obsesión que dispara malestar y una conducta que busca aliviar de inmediato.

Las obsesiones son egodistónicas: van en contra de lo que la persona desea o valora. Por eso generan tanta culpa, miedo y vergüenza. Aunque la mayoría reconoce que sus ideas son irracionales, el nivel de conciencia del problema puede variar.

  • TOC de comprobación

La persona revisa una y otra vez si algo quedó seguro: puertas, ventanas, gas, electrodomésticos, tareas, mensajes o incluso si dijo algo inapropiado. La duda vuelve aun después de verificar.

  • TOC de contaminación

No se trata solo de gérmenes. Incluye miedo a contagiarse, a contaminar a otros o a sentir una “suciedad” interna difícil de aliviar. Los rituales de lavado calman por segundos, pero refuerzan el ciclo.

  • TOC de simetría, orden o “justo como debe estar”

No es perfeccionismo. Es una incomodidad física o mental que solo se calma cuando algo queda exactamente alineado o colocado de cierta manera.

  • TOC de daño o responsabilidad excesiva

La persona teme causar un daño sin querer, aun sin riesgo real: “¿Y si lastimo a alguien?”, “¿Y si hice algo mal y no lo recuerdo?”. Surgen revisiones, pedidos de confirmación y búsqueda desesperada de certeza.

  • TOC moral o religioso

Son dudas intrusivas sobre culpa, pureza o pecado que chocan con los valores reales de la persona. No es exceso de religiosidad: el trastorno usa temas morales o espirituales como disparadores de malestar.

  • TOC de acumulación

Aunque hoy es un diagnóstico independiente, puede aparecer asociado al TOC cuando la dificultad para descartar objetos surge de obsesiones. Puede generar desorden, conflicto y mucho malestar.

  • TOC puramente obsesivo

Las compulsiones existen, pero son internas. La persona repasa, analiza, neutraliza o busca certeza en su mente. Desde afuera parece que “piensa demasiado”, pero el sufrimiento es enorme.

  • TOC con contenido tabú (sexual, agresivo o inapropiado)

Más frecuente de lo que se cree. Son pensamientos totalmente contrarios a los valores de la persona. No implican riesgo real ni representan deseos. La vergüenza suele demorar la consulta durante años.

El impacto del TOC en la vida diaria

El TOC no se queda solo en la mente: se mete en la vida entera. Las obsesiones consumen energía y las compulsiones ocupan tiempo, muchas veces más del que la persona admite. Esto puede generar retrasos constantes, dificultades para concentrarse, evitar actividades sociales, tensiones familiares, problemas de sueño, tensión muscular y agotamiento emocional.

Con el correr de los meses aparece una sensación típica del TOC: vivir corriendo detrás de una tranquilidad que nunca llega. Y esa carrera desgasta.

La buena noticia: el TOC tiene tratamiento y mejora

Cuando el TOC empieza a interferir en lo cotidiano, la consulta profesional marca un antes y un después.

Los tratamientos con mayor evidencia son:

  • Terapia Cognitivo-Conductual especializada, especialmente la Exposición con Prevención de Respuesta (EPR).
     
  • Tratamiento farmacológico, cuando está indicado. No todas las personas necesitan medicación, pero en los casos moderados a severos suele ser clave.
     
  • Psicoeducación, apoyo familiar y hábitos estables (sueño, rutinas, actividad física).

“El primer paso es pedir ayuda”, subraya la especialista. Con un plan adecuado, las obsesiones pierden fuerza, las compulsiones disminuyen y la persona recupera tiempo, energía y libertad para vivir sin miedo. La recuperación es progresiva, pero real.

Una consulta con un profesional especializado en ansiedad y TOC permite evaluar los síntomas, armar un tratamiento personalizado y evitar años de sufrimiento silencioso. El TOC tiene tratamiento, y la mejoría es absolutamente posible.

Experta consultada: Pia Lobo, médica- especialista en psiquiatría infanto juvenil (MN Nº 149009). Red social @psiquiatrasalavista.

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