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Triggers o detonantes emocionales: 5 fases para reconocerlos y controlarlos a tiempo

La Coach Ontológica y Terapeuta Emocional Celina Cocimano detalla qué son los detonantes emocionales y cómo podemos reconocerlos para minimizar su impacto en nuestra salud mental.


Detonantes emocionales: 5 fases para detectarlos a tiempo.

Detonantes emocionales: 5 fases para detectarlos a tiempo. - Créditos: Getty



¿Qué es un detonante emocional? Un detonante (o “trigger”, en inglés) es una situación o experiencia que ocurre en el presente que transporta a la persona de regreso a la experiencia que provocó el trauma original. Y cada persona tiene sus propios temas que la disparan. 

Estos disparadores se activan de forma automática y a una velocidad tal, que en muchas ocasiones no sabemos exactamente de dónde surgen ni si la emoción que sentimos está justificada.

Se trata de una situación o experiencia que ocurre en el presente pero que transporta a la persona de regreso a la experiencia que provocó el trauma original.

Los detonantes emocionales pueden ser situaciones, hechos o circunstancias que, cada vez que se presentan, crean una respuesta emocional aparentemente irracional. Por lo general, tienen su origen en emociones reprimidas: viejas heridas no cicatrizadas de la infancia, experiencias traumáticas... y también con la incapacidad para lidiar con emociones fuertes. 

¿Y qué ocurre cuando esas emociones se reprimen o directamente se suprimen? Pueden provocar desde dolencias físicas a una disminución de la regulación emocional.

Cuando esa regulación emocional falla, los disparadores emocionales se activan de forma automática, lo que provoca reacciones desmesuradas y las convierte en víctimas de emociones como la ira, el desprecio o el miedo, que no solo perjudican nuestra salud mental sino la de las personas de nuestro entorno más cercano.

Cómo reconocer las manifestaciones de estos disparadores

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    Mayor impulsividad.

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    Mezcla de vergüenza e ira.

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    Uno se suele cerrar emocionalmente.

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    Sentimientos de inseguridad y amenazas.

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    Quedarse callado.

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    Se asoma el miedo y la necesidad de huir.

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    Experimentar un elevado estrés y ansiedad.

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    Cuesta más adaptarse a determinadas circunstancias.

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    Se evita el contacto visual.

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    Podemos sufrir miedo y una angustia elevada.

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    Es frecuente que las relaciones socioafectivas se resientan, ya que respondemos mal, discutimos más, nos enojamos por nada.

Los desencadenantes emocionales también se acompañan de una marcada respuesta fisiológica

- Mareos

- Náuseas

- Temblores

- Sudoración

- Evitar el contacto físico

- Estar “espaciado”

- Taquicardia

- Dolor en el pecho

- Vacío en el estómago

Basta con exponerse a una situación, persona o escena determinada que recuerde a un instante difícil del pasado para que surja esa reacción tan intensa.

Estos disparadores son improntas en el cerebro emocional que retrotraen a un instante doloroso o traumático del pasado. La mente condiciona esas experiencias y nos hace reaccionar con intensidad cuando nos exponemos a situaciones semejantes. Son como señales de situaciones del pasado aún no resueltas.

¿Cómo se manifiestan los Triggers?

La ciencia de los mental trigger se articula con frecuencia alrededor de los traumas. Pero no siempre es necesario llegar hasta este extremo para sufrirlos. Basta con tener una vivencia no gestionada de forma correcta para reaccionar ante ciertas cosas o situaciones de una forma desregulada.

Es un episodio emocional y se divide en 5 fases a identificar

  • Fase 1, antes del episodio: Es el contexto: nuestra historia, hábitos emocionales, con quién estamos, cómo nos sentimos y qué estamos pensando cuando aparece el disparador.

  • Fase 2, disparador: Es un evento (interno o externo) y cómo lo percibimos, cómo nos vinculamos con él. Es lo que desata nuestra emoción. Es como un botón de encendido para la emoción. 

  • Fase 3, experiencia: Es la emoción en sí misma, los cambios físicos y psicológicos que se presentan. 

  • Fase 4, conducta: Es lo que hacemos. Puede manifestarse externamente como gritar o internamente como suprimir el enojo. 

  • Fase 5, después del episodio: Es el resultado o impacto de nuestras acciones. El impacto puede ser externo o interno. Tiene el potencial de conducirnos a otro episodio emocional.

¿Qué tipos de disparadores emocionales existen?

Hay muchas personas que experimentan una respuesta emocional intensa y desadaptativa ante situaciones determinadas y, en apariencia, normales.

Es importante identificar en qué momentos ocurren y qué los desencadena. Esto permite detectar su tipología. Por lo general, se limitan a tres esferas concretas listadas a continuación:

- Los disparadores de trauma son los más comunes y definen esas situaciones en que, después de una vivencia adversa, somos incapaces de procesar lo sucedido, así como las emociones difíciles que derivan de ella.

- Hay disparadores emocionales de ira. En este caso, son personas que reaccionan siempre con rabia, con ira y de forma violenta y desafortunada.

- Los disparadores de ansiedad son experiencias vinculadas a estados de gran nerviosismo. Pueden relacionarse con fobias (como el miedo a hablar en público o tener que hablar por teléfono). También a situaciones que generan estrés y que no se saben manejar.

Se los considera el mecanismo indicador de que hay algo por resolver, que impide adaptarse y tener una vida funcional y satisfactoria.

¿Cómo podemos controlarlos?

Una vez identificados los disparadores emocionales podemos iniciar el camino para aprender a manejarlos. Ser consciente de que estamos respondiendo a un desencadenante emocional concreto es el primer paso para ponerle freno. Si uno reconoce además esos disparadores será capaz de tomar el control de sus sentimientos. Nosotros somos los principales responsables y tenemos la capacidad de dejarnos enredar de nuevo por esa emoción o dejarla ir.

Por último, hay que escarbar más allá del disparador emocional para descubrir qué necesidad insatisfecha o expectativa que no se ha cumplido están detrás de él.

Cada cual tendrá las suyas -necesidad de amor o cariño, autoaceptación, reconocimiento por parte de los demás, atención, libertad de actuación, etc.- Si llegamos al fondo de la cuestión estaremos más cerca de identificar y/o solucionar aquello que nos descontrola.

Por Celina Cocimano, Coach Ontológica y Terapeuta Emocional (@celinacocimano). Gentileza para OHLALÁ!

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