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5 claves para hablar sobre discapacidad con los chicos

En esta columna, Dani Aza nos comenta cómo abordar el tema con las infancias de la familia teniendo respuestas claras y concretas, sin vueltas ni eufemismos.


Cómo hablar de discapacidad con los chicos

Cómo hablar de discapacidad con los chicos - Créditos: Getty



Como mamá o papá ¿te pasó de no saber cómo responder cuando tu hijo te pregunta por qué alguien se ve de diferente manera, por qué actúa o se ve de determinada forma? Resulta frecuente que niños y niñas tengan dudas cuando perciben a alguien diferente. Y es común, en este camino, que los padres o adultos a su cargo no sepan cómo afrontar esta situación e intenten salir del paso rápidamente, omitiendo la consulta o respondiendo lo primero que se les ocurre: “en otro momento lo hablamos”, “no mires para ese lado”. 

Sin embargo, algo que parece complicado puede no serlo tanto si tenemos en cuenta que lo que ellos necesitan son respuestas claras, concretas, sin vueltas ni eufemismos. En este sentido, su apertura y curiosidad puede ser beneficioso para construir cambios de cara al futuro desde la crianza.

Por eso, nuestro rol como educadores es fundamental en tanto es nuestra responsabilidad inculcar, promover y enfatizar la diversidad en pos de nuevas generaciones respetuosas de las diferencias y empáticas. No podemos olvidar que detrás de cada niño que pregunta hay un adulto que debe responder.

Enfrentar las preguntas

“Mamá ¿qué tiene ese nene?, ¿por qué se ve así?” son preguntas recurrentes de los niños y niñas que quieren saber por qué su compañero, nuevo amigo, familiar o tal vez alguien que cruzan en la calle se ve distinto a ellos. Y esto es normal.

No deberíamos sorprendernos ante este cuestionamiento, ya que sabemos que los chicos son curiosos y directos, aunque también la mayoría de las veces están libres de prejuicios y llenos de inocencia. Por eso, este momento de preguntas o miradas es una gran oportunidad que tenemos para educar y abrir puertas hacia la inclusión.

Aceptar la curiosidad, no evadir la situación y enfrentarla con naturalidad, sin tabúes, creatividad e ingenio es necesario si apostamos a que todos los niños puedan sentirse incluidos. En este camino, conocer la diversidad y enriquecerse de ella desde edad temprana resulta fundamental para que puedan ser más inclusivos, fuertes y solidarios no solamente en su infancia con otros niños sino en su adultez. Que los niños abracen las diferencias, sin dudas, colaborará para que todos los seres humanos, desde niños, se sientan parte de la sociedad en igualdad de condiciones.

5 claves para explicar la discapacidad

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    Focalizar en lo positivo: todos somos distintos

    Lo primero que se preguntan los niños es '¿por qué?'. Ante esto no debemos hacernos los distraídos ni tampoco responder lo primero que se nos ocurre, sino brindarles la respuesta concreta que en ese momento ellos necesitan.

    En tanto esos niños y niñas están viendo las diferencias, explicarles con expresiones como “todos somos diferentes y necesitamos de apoyos para lograr cosas” parecería ser adecuado. Por otro lado, focalizar en lo positivo y en las capacidades también es clave en miras a perpetuar una concepción correcta de la discapacidad, lejos de aquella centrada en la pena y compasión.

    En esto, pueden ayudar frases como “todos podemos hacer las mismas cosas de diferente manera”, “es igual a vos, solamente que le cuesta más” o “seguro puede hacer otras cosas”. Algunas respuestas pueden involucrar a personas conocidas y, de esa manera, generar mayor cercanía como “tu hermana no puede hacer tal cosa, pero vos sí. ¿Ves? Son diferentes”.

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    Hablar simple y utilizar las palabras correctas

    Incentivar el uso de “persona con discapacidad” o bien el nombre es clave. Tener en cuenta que es fundamental reproducir los términos correctos y descartar palabras ofensivas, eufemismos o discursos tendientes al menosprecio. Ni “discapacitado”, ni “capacidades diferentes” son palabras adecuadas para dirigirse a las personas con discapacidad.

    Tampoco “está enfermo”, “sufre” o “padece”, términos que perpetúan una lógica de la discapacidad centrada en la falencia y la falla y que no ayudan si apostamos a que los niños mantengan una mente abierta hacia quienes tienen una discapacidad. Así, es importante corregir cuando ellos hacen un mal uso del lenguaje.

    Por otro lado, otros conceptos invitan al menosprecio, fomentan el bullying y el acoso como “retrasado”, “mogólico”, “down” o “sordo” (muy utilizados en las redes sociales), los cuales no hacen otra cosa que estigmatizar y discriminar. Como adultos, debemos responder por las palabras que eligen los niños para nombrar al otro y educarlos de manera que puedan aceptar las diferencias y ser receptivos a la diversidad.

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    Educar a través de la interacción y el juego inclusivo

    Las formas de jugar son variadas y no están prefijadas, sino que existen tantas maneras como chicos en el mundo. A la hora de alentar a los niños a ser más inclusivos y respetuosos de las personas con discapacidad muchas veces podemos recurrir al juego como herramienta, no solamente utilizando y aprovechando los tantos materiales que hoy en día están a nuestra disponibilidad, sino invitando a compartir tiempo con otro niño con discapacidad y adaptando actividades.

    Entonces, naturalizar esa relación desde el “¿por qué no jugás con…?” y que los niños interactúen y se relacionen con chicos con discapacidad puede ayudar a que se enriquezcan de la diferencia y también aprendan sobre valores fundamentales en su vida como resiliencia, motivación, esfuerzo, empatía y solidaridad.

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    Ser el ejemplo

    Sabemos que los niños aprenden de los padres y familiares que los acompañan en el proceso de su crianza. Ellos copian, imitan y su accionar tiene como base esas acciones y actitudes que ven en su día a día, por ejemplo, cuando van de la mano de su mamá o papá en la calle, en un supermercado o cuando escuchan conversaciones.

    Así, van percibiendo cierta manera de pensar el mundo. Por eso, es fundamental fomentar la inclusión desde los hechos y la realidad para que ellos se contagien de eso y entiendan que es importante respetar a las personas y sus derechos. Y a pesar de que a cierta edad no puedan comprender lo acontecido, será tarea de los adultos explicarles lo ocurrido con paciencia y voluntad.

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    Usar películas y cortos como recursos

    Si bien la representación de la discapacidad aún es una asignatura pendiente, hoy en día las plataformas de streaming e Internet nos brinda una inmensa oferta de películas y series (algunas de dibujos animados) que podemos utilizar y nos sirven para incentivar a los chicos en materia de inclusión. Por ejemplo, la película Extraordinario, que aborda la vida de August, un niño con el Síndrome de Treacher Collins que tiene como desafío adaptarse a la escuela.

    Criar niños respetuosos que abracen la diversidad y no la rechacen es un desafío que, cada uno desde su lugar, debe asumir cuanto antes y desde la primera infancia, no solamente para propiciar y construir un presente inclusivo, evitando formas de agresión, bullying y acoso, sino por un futuro en el que todas las personas puedan tener el lugar que merecen en la sociedad cualquiera sea su condición. Todo esto forma parte de la educación inclusiva a la que queremos aspirar.

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