Newsletter
Newsletter

Equilibrar la vida espiritual y la terrenal para crear una vida más amable

La directora de OHLALÁ! Sole Simond reflexiona sobre la posibilidad de unir la tierra con el cielo, un encuentro de potencias que te vuelven ilimitada.


Equilibrar la vida espiritual y la terrenal para crear una vida más amable

Equilibrar la vida espiritual y la terrenal para crear una vida más amable - Créditos: Getty



El equilibrio entre la vida espiritual y la vida terrenal es lo más parecido a cuando estamos frente a la alacena de la cocina, en puntitas de pie, queriendo alcanzar un frasco que está alto. Es una postal muy mía, porque mido 1,60 y las cosas suelen quedar fuera de mi alcance, entonces me volví una erudita en ayudarme con palos de escoba u objetos que arrastran hasta el borde lo que querés agarrar, ayudada por metatarsos fuertes que me ayudan a ganar diez centímetros como máximo.

Pero son esas dos fuerzas: una que va hacia el cielo y otra que tiene que hacer tierra. Quizá todos estos años de ser periodista en La Nación y, al mismo tiempo, enseñar técnicas de respiración consciente y meditación dentro de la Fundación El arte de vivir hayan sido un máster en encontrar este balance. Y el desafío fue siempre cómo no volverme ni una fumasahumerio ni una máquina de trabajar. Ahí, en el medio, está la riqueza de ambas dimensiones.

 

La invitación sigue siendo, entonces, cómo traer lo blando a lo rígido y lo rígido a lo blando, porque se necesitan las dos energías, porque lo blando no construye y lo rígido se rompe. En cambio, en esa unión de virtudes podés levantar un rascacielos antisísmico, por ejemplo. Siempre me fascinó esa ingeniería divina que permite construir edificios que llegan a las nubes, pero de cimientos blandos a prueba de catástrofes. ¿Acaso nosotras no somos eso?, porque si algo alguna vez te derrumbó, es que estabas muy aferrada a tus certezas, ¿o no?  

Hace algunos años, mi doc ayurveda, Sebas Díaz Varela, cuando le hablaba de las batallas contra mi ego, me dijo: “No hay que luchar contra el ego, sino volverlo poroso”. Quizá para lo más estoico y conservador de nuestra identidad, el ego –lo que nos trae más de un dolor de cabeza cuando vamos al encuentro del otro–, la propuesta era volverlo casi traslúcido. En vez de someter o someterse, integrar. Me gustó esta metáfora donde nuestras identificaciones y creencias se podían resquebrajar. En vez de tener un escudo, tener un colador de fideos. Esa imagen se me viene cuando estoy muy aferrada a una idea fija e intransigente.

 

El ego, claro, tiene su función, nos protege frente al peligro, pero si vas con tu armadura oxidada por la vida cuando no hay riesgos lo más seguro es que hayas dejado de registrar la mirada amable del cajero en el súper, el solcito en tus hombros, aquella señora que necesita cruzar la calle, la sonrisa del bebé que pasa en cochecito, la lluvia en tus cachetes. Y nos pasa a todos, el modo supervivencia activa las funciones básicas y el modo defensivo, pero si, en cambio, ahora mismo, mientras leés estas líneas y yo te digo: “Inhalá y exhalá..., respirá profundo y exhalá por la boca, alejá los hombros de las orejas, cerrá por diez segundos los ojos y hace una leve sonrisa, sutil, que relaje tu cara”…; si ahora mismo yo te pregunto: “¿Qué sentís?, ¿qué te pasa?, ¿qué querés?”, quizá podamos juntas ir sacándonos las piezas de metal para ir dándole el paso a la piel. “Pero ¿y si hay algún riesgo?”, me podrías decir.

¿Y si no lo hay?, hace tiempo que me invito a repensar la vida lejos del peligro, como un juego, que me deje a mí más disponible para construir el mundo que sueño. Entonces, muchas veces pienso: ¿y si la mejor defensa fuera ponerte al servicio de los demás? ¿Si entre todas pudiéramos formar ese pelotón divinamente humano al que la vida no le pasa inadvertida? No para que esa vulnerabilidad nos debilite, sino para que nos vuelva imbatibles, porque la que se sabe infinita no tiene miedo a la “muerte” (de aquello que tenga que morir), y marcha confiada con el arma más poderosa: la que es capaz de unir la tierra con el cielo.  Aunque sea en puntitas de pie. 

Las más leídas

Te contamos cuáles son las notas con más vistas esta semana.

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

Arriesgar el futuro: un borrador de ideas de lo que vendrá

Arriesgar el futuro: un borrador de ideas de lo que vendrá


por Soledad Simond

Tapa de revista OHLALA! de mayo 2025 con Lali

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP