Maternidad: crece el número de mujeres que deciden ser mamás solteras

En Argentina no contamos con estadísticas oficiales, sin embargo, distintos centros especializados en fertilización asistida del país vienen dando cuenta del aumento de la demanda de madres solteras que optan por tener hijos y acuden a estas técnicas al pisar los cuarenta. Recordá que, desde 2018, la ley nacional 26.862 de Reproducción Asistida, dice que toda persona mayor de edad, cualquiera sea su orientación sexual o estado civil, puede acceder de forma gratuita e igualitaria a las técnicas y procedimientos realizados con asistencia médica para lograr el embarazo.

 

Brenda Charnis, psicoanalista con orientación en género, nos aporta reflexiones y experiencias recogidas de su propio consultorio. Nos dice que cada vez recibe más pacientes que se preguntan acerca de ser madres solas. ¿Y cómo llegan ahí? Bueno, hay dos grandes variables que se entrecruzan: por un lado, observa la dificultad de sostener vínculos sexo-afectivos estables, y por otro, la edad biológica junto al avance de la ciencia que nos dan la posibilidad de congelar los óvulos y mantenerlos jóvenes para que los usemos más adelante, cuando aparezca el deseo.

La urgencia de la toma de decisión llega cerca de los cuarenta, aunque la pregunta sobre la maternidad y las condiciones para llevarla adelante suelen estar presentes desde los treinta y cinco. En esos años, según comenta Brenda, se evalúa a consciencia la posibilidad de aplicar técnicas de fertilidad asistida en un futuro próximo y, para eso, se define un gran paso previo: congelar los óvulos.

Y también surge en ese momento una contradicción bien marcada: ¿quiero realmente ser madre o tengo que ser madre y porque me corre la edad debo dar una respuesta ya? A los treinta y cinco esta pregunta se planta con fuerza y se suma otra más acerca de cómo quiero que sea la conformación de esa potencial familia.

Para que la crianza sea saludable, lo que se espera es que aparezca al menos una figura simbólica (puede ser madre o padre) que represente al “padre de la ley” –en términos psicoanalíticos- en el plano de lo real.

“Lo fundamental es que las figuras cuidadoras, sea una o más, estén dispuestas y disponibles para criar y acompañar un sujeto a través de la empatía, los límites y el amor: puede ser una madre sola, una madre con otras madres, con amigas, con una abuela, con una pareja que llegue después”, explica nuestra experta consultada.

"Para criar, lo que realmente se necesita (y no puede faltar) es el deseo de criar. Si eso está, en conjunto con responsabilidad y disposición, es suficiente”, concluye la experta. Se abre un abanico de opciones de familias muy grande, inclusivo, amoroso.