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 • Historias

Dejó la medicina y cumplió su sueño de la infancia: ser cocinera y abrir su propio restaurante

Es discípula de Juliana López May y Beatriz Chomnalez. Hoy, Angie González Calderón es la head chef de Florido y Como en Casa, dos restaurantes que la rompen.


Angie González Calderón, head chef de Florido y Como en Casa.

Angie González Calderón, head chef de Florido y Como en Casa. - Créditos: Gentileza



Prashad en sánscrito significa alimento infundido de energía, cocinado con amor y con propósito, y ofrecido a Dios. El Ayurveda sostiene que la actitud, los sentimientos o la energía que tengas se infunde en los alimentos a la hora de cocinarlos. Esta energía se absorbe después por la persona que recibe el alimento, el prashad: el alimento se convierte así en un punto de contacto, más bien de transferencia, entre unos y otros.

Son las 8:35 de la mañana. Podría ser olor a budín casero o medialunas de manteca recién horneadas, no estoy segura. Por la ventana veo llegar los cajones de verduras y los maples de huevos frescos que van directo a la cocina, por la entrada de proveedores. Pienso en los tostones de masa madre con palta y huevo poché y se me hace agua la boca. El ruido de los cubiertos, las mozas que van y vienen y el sonido de la máquina de café se suman a toda esa parafernalia matinal. Son las 8:35 de la mañana, pero en este lugar ya se siente la vorágine que antecede a un día cualquiera en Florido, un restaurante y pick-up de pastelería ubicado en Victoria, San Fernando.

Angie llega con su chaqueta de cocinera con flores bordadas en hilo rojo, violeta, rosa y celeste que le mandó a coser su mamá. Habla con Eli, su mano derecha y amiga, y se sienta. “¿Viste lo linda que es? Me la regaló Mamá el año pasado, para la inauguración de Florido”, me cuenta orgullosa. “Ella es una gran cocinera y dicen que mi abuela también lo fue; No tuve la suerte de conocerla, pero es lindo saber que esta pasión viene de generación en generación y que se transmitió primero en una cocina”, agrega con los ojos brillosos.

Angie González Calderón es profesional gastronómico y pastelera, y forma parte de la nueva generación de cocineros emergentes que reúne vanguardia y tradición. Hoy es head chef de Florido y Como en Casa, mientras busca el equilibrio entre el ritmo feroz y las exigencias que implica ser gastronómico y tener una familia de cinco

Angie en su lugar en el mundo.

Angie en su lugar en el mundo. - Créditos: Sebastián Smok

"Todo empezó con un hornito eléctrico heredado"

Aprendió y se formó con los mejores, pero la pasión arrancó en la cocina de su mamá. “Si cierro los ojos y pienso en mi infancia, hay una escena que se repite: todos los domingos mi papá yendo al almacén del pueblo El Cruce, cerca de San Miguel, con un papel de carta de Hello Kitty y una lista de ingredientes que le pongo en el bolsillo de su pantalón de corderoy marrón. En la lista hay levadura, tomates, harina, aceite de oliva y huevos de codorniz. "¡Sí, huevos de codorniz! Son los ingredientes que necesito para cocinar los bocaditos de recepción del almuerzo de domingo."

Era muy chica cuando ese interés se hizo presente y parecía ser mucho más que un simple juego. Le encantaba cocinar y probar recetas, pero hubo un hecho puntual que la marcó para siempre: a los ocho años su mamá le regaló una cocinita alemana heredada. “Hoy ese hornito eléctrico tiene 70 años y sigue funcionando”, cuenta Angie. En esa reliquia, antigua pero funcional, empezó todo: las sopas con huevo de codorniz, las bruschettas con tomate y aceite de oliva, el pan casero y las galletitas de limón. 

Angie creció viendo a Dolli Irigoyen, El Gato Dumas y Osvaldo Gross: y es que la década de los 90 vio florecer la cocina de autor en los propios programas de cocina. Un giro radical no solo en la estética sino en la narrativa de aquellos programas, un verdadero cambio de paradigma. “Me encantaba jugar al programa de cocina. Ponía la mesa, los ingredientes y una caja de cartón vieja que hacía de cámara. No había nada que disfrutara más que mostrar mis propias recetas y enseñar su paso a paso, por más que le hablara a una caja." La pasión por la cocina de autor ya era, definitivamente, una semilla sembrada.

El hornito alemán tiene 70 años y sigue funcionando.

El hornito alemán tiene 70 años y sigue funcionando. - Créditos: Angie González Calderón

De Medicina a Gastronomía: un salto al vacío

En 2003 entró en la Universidad de Buenos Aires y arrancó el CBC de Medicina. "Yo quería ser pediatra. Me gustaba la Medicina y me encantaban los chicos", cuenta Angie. Fue otra de sus pasiones, su vocación por el servicio al otro y una gran admiración por Unky, su hermano médico. Pero después de tres años se dio cuenta que había dejado de lado algo muy importante en su vida, como una llama que todavía arde, pendiente, inconclusa. Un día, Angie se replanteó casi todo en lo que había creído hasta ese momento. Y dio aquel salto al vacío.

“Créanme que no fue nada fácil soltar ese carrerón”, dice Angie. Un volantazo que no sólo modificaría el rumbo, sino que cambiaría su vida 360 grados. Dice que fue gracias al apoyo de su familia, de sus papás y sus hermanos que confiaron en ella y la sostuvieron cuando más lo necesitó. “Y desde ya, fue gracias a mis incondicionales amigas y amigos que me empujaron a que sea feliz".

En 2006 se anotó en el IAG (Instituto Argentino de Gastronomía) en el turno de la noche. De día aprovechaba para trabajar con quien fue y es su mayor fuente de inspiración hasta el día de hoy: Juliana López May. En sus días libres sumaba horas de experiencia como camarera en un restaurante de cocina francesa. “Era chica y atendía las mesas. Hoy te digo que haber estado en los zapatos de camarera también me formó como profesional”, dice Angie.

En el taller de C.O.C.I.N.A de López May también aprendió y se nutrió de varios cocineros, de quienes se llevó un gran aprendizaje como profesional y como emprendedora; Durante ese tiempo forjó amistades que mantiene hasta el día de hoy. Una vez que cerró esa etapa, Angie estudió seis años más en la cocina de Beatriz Chomnalez, quien le contagió su pasión por la cocina francesa. “¡Qué gran maestra! Un lujo haber podido compartir tantos años con ella”, dice Angie.

Desde entonces, Angie se sumergió durante más de 14 años en un mundo inagotable de eventos, comidas chicas, medianas y enormes: privadas y del mundo corporativo también. Dio muchas clases de cocina: particulares, en escuelas e institutos gastronómicos para adultos y así también para chicos. Dice que la enseñanza es algo que le apasiona y le da mucha gratificación.

Se destacó también en asesorar distintos restaurantes de Buenos Aires, modificando los menús estacionalmente y capacitando al personal de cada lugar. Hoy, Angie brinda y se emociona por las oportunidades que se gestaron, aquellas que se van presentando en el camino, y las personas y los vínculos que se generan. "Hubo grandes personas que me abrieron una puerta enorme. Hoy formo parte del GRUPO UNIDO: junto a ellos comenzó esta nueva y lindísima aventura de la cual reconozco, conquistó mi corazón para siempre".

Después de tres años, dejó Medicina y se anotó en la carrera de Gastronomía

Después de tres años, dejó Medicina y se anotó en la carrera de Gastronomía - Créditos: Angie González Calderón

Prashad, infundido de energía y amor

Prashad, infundido de energía y amor - Créditos: Sebastián Smok

Cocina y prashad

“Podría contarte con mucha certeza que en 16 años trabajé muchísimos más sábados y domingos de los que tuve libre para descansar. Pero de esto se trata ser gastronómico, de tener tanta pasión por lo que haces que no importa, no te das cuenta. Y las veces en que sí se siente el cansancio, seguís porque amás profundamente lo qué hacés", dice Angie. "La otra pieza fundamental para que un trabajo así funcione a largo plazo es la familia. Nada de lo que hago sería siquiera posible sin el apoyo incondicional del equipo que tengo en casa. Salva y mis tres hijos, que me brindan día a día todo su amor y me permiten volar sin medida". 

No es difícil darse cuenta que el gastronómico trabaja cuando duermen todos, trabaja cuando el otro festeja, trabaja cuando el otro descansa, y trabaja hasta cuando el otro se reúne con sus amigos y familia. “La gastronomía es una preocupación y una ocupación permanente. El emprendedor gastronómico no tiene mucha agenda, porque si te surge un compromiso importante, eso pasa a ser la prioridad. Hay una pasión de la que solo te puede hablar el que está mil horas parado, el que ve salir un plato de la cocina y se emociona.”, dice Angie. 

"La gastronomía es un estilo de vida", dice Angie.

"La gastronomía es un estilo de vida", dice Angie. - Créditos: Sebastián Smok

Así y todo, siempre se las ingenia para llegar a casa a recibir a sus tres varoncitos, Rufo, Lolo y Benji, fanáticos de sus alfajores caseros rellenos con mucho dulce de leche. "Me río porque es una receta re simple, por no decirte la más simple, y para ellos es todo". Como el prashad, infundido de energía, amor y devoción: la comida como un gran acto de entrega. "Me gusta pensar que cuando sean grandes, ese sabor específico de la masa de alfajor casera los va a llevar directamente a estas escenas cotidianas en nuestra cocina desordenada; escenas simples pero fundantes de su infancia y llenas de amor" , dice con los ojos brillosos, una vez más. -

A Angie la encontrás en Instagram en: @angiegonzalezcalderonok, @floridorestaurante y @comoencasabuenosaires.

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