Es de Rosario, rescató una máquina de impresión de 1900 y fundó una imprenta que hoy es un éxito
Sabrina Poy montó un taller “old school” en Rosario en el que crea, diseña y distribuye papelería, objetos y tarjetas. ¿Cómo modernizó y revalorizó las técnicas antiguas de impresión?
16 de abril de 2023
Sabrina Poy, entre sus máquinas antiguas y sus tintas en su taller y showroom de Rosario. - Créditos: Noelia Torres
Entrar al taller de Sabrina Poy produce la misma sensación que si nos metiéramos en el ropero de Narnia: meterse en su mundo es deleitarse con los colores, los aromas a tintas y a papel, las texturas, con la armonía y la belleza de los pequeños detalles puestos en cada cuaderno, en cada agenda y en cada tarjeta que desarrolla. Al entrar, te da la bienvenida una máquina de impresión Minerva de principios de 1900, en la que Sabrina revalorizó un antiguo oficio manual como es la impresión, dándole su impronta personal y moderna.
La mitad de su vida
dsc_0399.jpg - Créditos: Noelia Torres
Sabrina creó Doncellas del Agua cuando tenía 21 años, hace más de 20. En el momento en que sus padres le sugirieron que siguiera carreras convencionales –Medicina o Derecho–, ella ya sabía que lo suyo no iba por ahí. Estudió Diseño Gráfico y les pidió la planta alta desocupada del salón de fiestas que es propiedad familiar para instalar su taller. “Empecé imprimiendo las invitaciones para los clientes que hacían las fiestas en el salón, compraba pocos papeles importados, japoneses”, recuerda Sabrina.
A los 27 años ya se dedicaba 100% a lo suyo, y a los 28 ya tenía una empleada fija que la ayudaba con la producción, armado y ensobrado. Se pasó más de la mitad de su vida haciendo lo que sabe hacer: crear. Ella se autodenomina “impresora”; así se llama a la persona que maneja las máquinas de letterpress y stamping, un antiguo oficio a mano, en su mayoría “masculino”, en el que disfruta de cada uno de los procesos, de experimentar con productos nobles como la pulpa de algodón, de crear saliendo de lo convencional, y del trabajo en equipo.
Apasionada por lo que hace, no es simplemente una diseñadora gráfica con buenas ideas: es una artista. Su esfuerzo se nota: utiliza los mejores materiales, busca la excelencia en los detalles, explora nuevas técnicas de impresión y de diseño editorial, de origami, encuadernación japonesa, teñido de textiles, stamping, letterpress, cerería y más.
Crear tu propia marca
Hace algunos años, Sabrina decidió dar un paso más y crear su propia marca con productos propios. Así se diversificó en:
1) taller de impresión para marcas, empresas y clientes particulares con pedidos para eventos y
2) una marca con productos propios, tales como planners, agendas, posavasos, cuadernos, journaling books, lápices forrados.
A esto, luego le agregó nuevos desafíos que ya no tenían que ver específicamente con la impresión sino con la decoración en general, y desarrolló una cerería para crear sus propias velas de soja y la línea de textiles con diseños únicos y teñidos a mano, que ya está pensando en expandir hacia otras áreas. “Siempre trato de volcar al negocio parte de las ganancias, de actualizarme con materiales nuevos y de apostar a nuevas líneas de productos”. La diversificación hace que a veces un área le haga de soporte económico a la otra.
Creer en la magia
dsc_0316.jpg - Créditos: Noelia Torres
Verla desarrollando su oficio da placer porque se nota que disfruta lo que hace. “Voy por lo que me hace bien, por buscar el bienestar”, y lo logra porque transmite alegría y ganas, es inspiración para comerse el mundo. Tampoco hizo todo sola, sino que Sabri fue hábil para construir alianzas: Doncellas arma productos con artistas e ilustradores copados y eso potencia el oficio de cada uno. Hoy, este taller rosarino vende en todo el país y tiene el objetivo de poder vender en el exterior. En una de sus agendas hay una frase que dice: “La única manera de crear magia es creer en la magia”. Allí entramos, y sí, ¡había magia!