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Gimena Accardi: su vuelta a Olga, el estreno de nueva obra de teatro y su búsqueda espiritual

Gime Accardi es positiva y disfrutadora por naturaleza. Acaba de estrenar nueva obra de teatro. ¡Y vuelve al streaming en Olga! Una charla sobre el amor sano, el paso del tiempo, el trabajo en pareja y su búsqueda espiritual.


EstilismoManu Aversa

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual.

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual. - Créditos: Inés Auquer



Gimena Accardi llega a la entrevista con una sonrisa de oreja a oreja. Está contenta, dice, porque acaba de salir de uno de los últimos ensayos de En otras palabras, la obra que coprotagoniza junto con Andrés Gil, que dirige nada menos que su marido y amor de muchísimos años, Nico Vázquez, y que la va a tener arriba de un escenario de la avenida Corrientes toda esta temporada.

La historia es un drama profundo, de esos que dejan correr muchas lágrimas –una pareja de años que afronta un diagnóstico prematuro de Alzheimer–, y para Gime, ese desafío fue el que la llevó a aceptar el papel sin dudarlo. Hablamos mucho del amor, del gran 2024 que tiene por delante (¡en el que vuelve al streaming de Olga!), de su pasión por la astrología y las terapias alternativas en su búsqueda de sanación y autoconocimiento. 

 

¿Cómo surgió la idea de hacer En otras palabras?

Nico, que es el director y productor, está siempre en busca de nuevas obras. Lee mucho, investiga, viaja, ve obras afuera. A principios del año pasado, un día me dijo llorando: “Encontré una obra increíble”, y me la contó. Se me puso la piel de gallina y le dije: “La quiero hacer”.  

¿Y cómo fue preparar ese personaje?

No tengo ningún caso cercano de Alzheimer. Pero sí he tenido otro tipo de enfermedad en la familia, y he visto cómo es el acompañamiento de esa persona enferma por la pareja, los hijos, por lo que es algo que yo tenía muy a flor de piel y que he vivido en carne propia. Como actriz, una investiga, observa, y también siente. La verdad es que el texto está muy bien escrito. Entonces, también te va llevando solo. Obvio que Nico, sobre todo, investigó mucho lo que tiene que ver con esta enfermedad, con las cosas que te van pasando por la mente.

Vos hiciste mucha comedia también. ¿Qué te pasa con estas obras que son más dramáticas o que tocan otras fibras?

Me encanta hacer comedia, y es verdad que, en teatro comercial sobre todo, vengo de hacer unas cuantas, pero también cuando actuaba en novelas o en tiras hice muchos dramas. Me gustan ambas cosas. Actuar en un drama me toca algo que tiene que ver más con la madurez. Esta obra tiene una madurez emocional que me interesa por la edad que tengo. Son fibras que está bueno tocar. Los humanos estamos hechos de sentimientos, de risa, llanto, ansiedad, locura, maldad, emociones. Y con el correr del tiempo y con tanta tecnología o tanta cosa que nos tiene obnubilados en las pavadas superficiales, estamos cada vez más desconectados del sentir. Soy una persona a la que le cuesta mucho llorar, por ejemplo, y agradezco a veces cuando el arte, un libro, una obra de teatro, una película, una serie, una canción, me toca algo que me hace abrir la canilla. Puedo estar meses sin llorar y de repente veo una película y estoy una hora que no puedo parar, a moco tendido.

A veces necesitamos algún estímulo que nos libere... 

Claro, me libera algo que necesitaba sacar. Entonces, agradezco encontrar esas piezas que te hacen sentir algo: una risa, una emoción, un enojo, lo que fuera. Sentir, no parar de sentir.

Es que es difícil también exteriorizar el dolor frente al mundo...

Llorar en público me parece casi imposible. Hay algo de no aguantar las emociones propias ni del otro. Entonces, me encanta conectarme con estas oportunidades para transmitir algo. Que el otro sienta algo por un ratito, aunque sea por una hora, me parece un regalo, un don.

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual.

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual. - Créditos: Inés Auquer

 

La obra muestra también una historia de amor muy linda, en la que los personajes están juntos a pesar de todo. ¿Creés que el amor es incondicional?

Es que lo primero que me pasó con esta obra fue eso. Aguante el amor, me encanta. “Si no hay amor, que no haya nada”, dirían los Redondos. Me emocionan esas parejas en las que uno acompaña al otro y ambos sufren, solo que uno es el que acompaña y el otro es el que lo vive en carne propia. Me emociona porque también eso es el amor. En las buenas y en las malas, estar hasta en el último momento al lado de la persona que te necesita, sosteniendo lo que haya que sostener. Eso es también lo que me emociona de esta obra. Quizá si la ves te puede generar una lloradita, pero te vas con ese sentimiento del amor, pensando “qué linda la vida en pareja, con un compañero”, con alguien que está ahí, en las buenas y en las malas. 

Se puede ver el paso del tiempo también. ¿Cómo te llevás con eso?

Bien. Lo que me pasa es que siempre siento que ahora estoy en mi mejor momento. No sufro para nada. Amo cumplir años, crecer, porque me da otra madurez y otra inteligencia, otro desarrollo, otro aprendizaje. Entonces, cada cumpleaños lo festejo muchísimo. Primero, porque es un año más de vida; segundo, porque tengo un año más recorrido de experiencia, de crecimiento. Me llevo bien con el paso del tiempo. Lo acepto, me encanta. No es que lo pienso demasiado tampoco. No soy de las personas que proyectan demasiado. Sí lo voy viviendo minuto a minuto. Estoy mucho mejor ahora que hace cinco años y así sucesivamente para atrás. Porque siempre siento que ahora estoy bien.

También es la primera vez que Nico te dirige, ¿cómo fue?

Trabajamos muchísimo juntos. Nos damos devoluciones entre los dos, porque yo confío mucho en su mirada y en su criterio artístico, y a él le pasa lo mismo conmigo. Ahora fue un poco más de lo mismo. Nos llevamos muy bien, pero trabajar con tu pareja no es para cualquiera. Si lo seguimos haciendo, es porque nos funciona y porque no terminó con nuestro matrimonio, ¡toco madera! Ya trabajamos mucho juntos en novelas, en obras de teatro, hasta condujimos un programa. La tenemos clara en ese feedback. Nos llevamos bien, convivimos bien. Tanto en casa como en el trabajo, e intentamos no hacerlo tan seguido, tener esos aires, esos respiros. Que cada uno tenga su lugar, su gente, sus amigos, su espacio.

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual.

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual. - Créditos: Inés Auquer

 

Hay algo ahí muy importante, que es aceptar la crítica del otro de una forma constructiva...

Creo que la confianza que tenemos es, al mismo tiempo, lo bueno y lo malo que nos pasa cuando trabajamos juntos. Es bueno porque confiamos plenamente en que nos decimos las cosas por nuestro bien, pero es malo por cómo nos decimos las cosas a raíz de esa confianza. Hay algo muy de conocernos y de saber que el otro lo puede hacer mucho mejor. Para mí está buenísimo, me suma mucho. Obviamente, siempre todo con respeto. Nosotros tenemos una relación muy del chiste, de reírnos, entonces jodemos bastante con esa situación de marcar las cosas crudamente, pero nos reímos. 

Con Nico son una de las parejas del mundo cultural que más años llevan juntos. ¿Sentís que hay algún secreto ahí, cómo lo hacen? 

Siempre nos preguntan. Para mí, es tan simple como encontrar a la persona indicada. Lo que pasa es que muchas veces la gente no la encuentra, y estás peleando para que ese vínculo funcione y no funciona. Para mí, el amor tiene que fluir y tiene que darse lindo. Uno no tiene que estar peleando para que las cosas salgan bien. Tiene que ser mucho más simple. Para pelear está la vida, u otra cosa. Tu casa tiene que ser un oasis. Me tengo que sentir feliz de llegar a mi casa, estar tranquila, tener paz. Siento que las parejas que llevan tres años de relación y tres años peleando siempre por las mismas cosas no llegan a ningún lado. Yo no perdería tanto el tiempo. Siento que el secreto es habernos encontrado, simple y llano como eso. 

¿Y sentís que eso es natural o hay cierto trabajo detrás?

En nuestro caso se da muy natural. Nos fuimos a vivir juntos a los tres meses, imaginate, una convivencia divina. Estamos desde hace 16 años conviviendo y trabajando juntos con mucha intensidad, cansancio y laburo. Y nos funciona porque funcionamos nosotros, porque nos encontramos. Punto. Yo entiendo esas frases de “en el amor hay que trabajar”, “hay que aceptar al otro”, está bien, pero siento que a veces la gente insiste mucho en algo que claramente no va. El amor debería ser mucho más simple. No podés sentir que es otro trabajo, que cuesta, que hay que remarla. No quiero que suene frívolo, pero si vos encontrás el amor de tu vida, debería ser todo hermosura. 

¿Les afecta en la pareja la repercusión de las redes sociales o las noticias cuando hablan de ustedes?

Somos muy perfil bajo. Si bien estamos expuestos, intentamos buscar qué hacer, qué no hacer, para no ser ni título ni noticia, porque no nos gusta, no nos divierte. El hate y la puteada tienen una energía en la que no nos identificamos, entonces, estamos atentos a no estar todo el tiempo siendo noticia. Entendiendo que parte de nuestro trabajo es ese, que se interesen por tu vida o por lo que dijiste, por lo que hiciste. 

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual.

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual. - Créditos: Inés Auquer

 

¿No tenés hate en tu Instagram? 

No, no tenemos, por suerte. Siento que el hate está más puesto en los portales o en las cuentas que están más ajenas. Pero la verdad es que con Nico no leemos ni consumimos eso, porque nos hace mal. A mí, por lo menos. Si no lo leo, no me entero y no me llega. Si lo leo, sí, me angustia una horita y después me olvido. Pero prefiero no consumirlo. 

El año pasado entraste en el mundo del streaming, y ahora volvés. ¿Qué fue lo que más te gustó de hacer algo tan diferente? 

Yo laburo desde hace 24 años como actriz y una piensa que la gente te conoce, que sabe cómo sos, cómo pensás. Pero, en realidad, lo que ven de mí son las actuaciones, los personajes. Pero claro, había algo de hacer Olga todos los días, tres horas en vivo, a base de improvisación absoluta, en donde por primera vez yo era yo al cien por ciento, hablando de cualquier tema y diciendo lo que pienso. Y empecé a tener un feedback impresionante del público, que me decía: “No sabía que vos eras así”. Y eso es porque no hay forma de sostener un personaje durante tres horas todos los días en vivo. Sos vos o sos vos. Me pareció muy loco eso. Además de pasarla muy bien y divertirme mucho, porque el grupo humano de Olga es muy genial. A mí Migue me encanta, me gusta lo que hace, me hace reír, me parece muy brillante. Y creo que dio en el clavo con el equipo de gente, que hace que Olga sea lo que es. Así que, obviamente, ni dudé en volver este año y estoy feliz. 

¿Cómo repercutió eso en tus redes y en tu exposición del mundo privado? Más seguidores, más comentarios de todo...

Sí, y me empezaron a seguir muchos varones, que yo tenía muy pocos. También es muy loca la repercusión en la calle. Es como estar en el prime time de Telefe, con Susana Giménez, cuando salís al otro día a la calle y la gente te habla del programa. Es impresionante el mundo del streaming. También por eso está creciendo tanto y hay tantos canales como Luzu, Gelatina, Blender, Olga; cada vez más y a todos les está yendo muy bien. Cada uno tiene su público, su nicho. No siento que son competencia entre sí, sino que todos suman nueva gente al mundillo online. Está buenísimo, es un nuevo canal de difusión. Como la tele, la radio y el stream, todo suma. 

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual.

Gime Accardi, su presente laboral y su vida amorosa y espiritual. - Créditos: Inés Auquer

 

Empezaste a actuar a los 14 años, muy chica. ¿Cómo sentís que evolucionó tu carrera? ¿Es algo que diseñás o vas fluyendo?

En mi familia, por ejemplo, nada que ver con la actuación. Papá abogado, mamá psicóloga. Pero desde que nací yo solo quería actuar. Empecé a estudiar teatro a los 10 años, a los 14 fui a mi primer casting para una novela, quedé y nunca paré. Siempre tuve muchas propuestas laborales, que era lo que más me preocupaba. Porque es una carrera en la que es muy difícil mantener una constancia. A veces trabajás tres años sin parar y después tenés dos sabáticos donde te gastaste todo lo que ganaste. Gracias a Dios, tengo mucha estabilidad desde que empecé, está fluyendo. Soy una persona que nunca se pone demasiadas metas u objetivos o grandes sueños. Tengo la posibilidad y elijo lo que me gusta hacer, dónde me gusta laburar, con quiénes, y eso me parece una bendición rarísima y un privilegio.  

Y si te dan a elegir entre el teatro o tele, ¿qué preferís? 

A mí me encanta la novela, la ficción audiovisual. Te da un ejercicio físico, mental y espiritual, que como actriz siento que me formó muy bien. Y después el teatro tiene el vivo y la energía del momento, de estar ahí con el público, que es muy espectacular. Tenés que controlar los nervios, la garganta seca, los furcios. Es mucha presión, pero cuando sale bien, es tocar el cielo con las manos. 

Con tanto streaming, plataformas on demand y cambios, ¿cuál sentís que es hoy el rol que le queda a la televisión?

A mí me encanta la televisión, la consumo, y para mí el rol es entretener y desconectar un poco de la realidad. Es cierto que ahora casi no hay ficción de producción nacional en la tele, como hubo durante los últimos 40 o 50 años. Pero creo que es medio cíclico, que seguramente en algún momento vuelvan esas novelas, tal vez en formatos distintos, más cortos. Pero mi deseo y mi positivismo me hacen pensar que todo es cíclico y en algún momento pega la vuelta.

Como el vinilo, que volvió con todo...

Sí, ponele. Acá se paraba el país para ver una novela, eso todavía está en nuestro ADN, en nuestra cultura. A mí me gusta la tele diaria, me gusta el vivo, y mucha gente la consume. Cuando vamos a algún programa como invitados a vender la obra que estamos haciendo, salís y se vendieron quinientas entradas inmediatamente. O te das cuenta en la calle, que te dicen: “Te vi ayer en tal programa”. O sea que hay mucho público que consume la televisión. 

 

Hoy vivimos un momento de crisis en donde la cultura está en jaque. ¿Cómo lo vivís trabajando en el ambiente?

En época de crisis económica, lo primero en lo que uno recorta es el entretenimiento: salir a comer afuera, el cine o el teatro. Pero también entiendo que a mucha gente esa salida le devuelve un poco de eso que necesitaba: sentir, conectarse, llorar un poco, reír un poco, compartir con un amigo. Y también nosotros, desde el otro lado, intentamos hacer lo posible para que la gente pueda comprar esa entrada. Ofrecer cuotas, descuentos, bajar la entrada. Ya ha pasado otras veces y creo que es cuestión de adaptarse, no queda otra. Son momentos, que hay que atravesar, así como pasó con la pandemia. Hay que ajustarse. Ojalá sea poco y rápido. Por todos.

El título de tapa de esta edición es “Habitá tu cuerpo”. ¿Cómo sentís que habitás vos tu cuerpo?

Tengo etapas en las que lo habito, lo cuido y lo muevo, intento meditar, comer sano, caminar, moverme. Ahora estoy en modo “desastre”, como pésimo, no puedo hacer nada. Me pasa que cuando empiezo un proyecto que me tiene tan abocada, no puedo ponerle energía a mi cuerpo. Llego a mi casa y necesito tirarme en un sillón a descansar. Entonces, todo lo paso para después del estreno. Espero pronto estabilizarme y volver a conectarme con el cuerpo. Aparte, tengo mucha conciencia de él y de cómo cuidarlo, qué hacer y qué me funciona bien.

Hace unos años tuviste un accidente donde te lastimaste mucho un hombro. Fue un cimbronazo para tu cuerpo.

Sí, fue muy terrible. Me pusieron una placa de titanio con ocho clavos. Me multifracturé el hombro y después de una megaoperación tuve que hacer una recuperación con kinesiología muy heavy. Estuve cuatro meses sin poderme mover, y claro, tenía que hacer todo Nico, y yo tuve que delegar. Mi aprendizaje fue ese.

Sos de las que hacen todo...

Sí, no lo puedo evitar. Yo creo que un poco la rotura del hombro vino a enseñarme a frenar eso. 

¿Y sentís que lo pudiste mantener?

Un poco, aunque prefiero hacer las cosas yo. Pero, ahora, si alguien ofrece hacerlas, lo dejo. Antes ni siquiera eso. Terrible. Voy atrás de vos y lo vuelvo hacer yo. Y eso que lo tengo muy analizado desde terapia y desde la astrología y la biocodificación y todo lo que exista.

 

Sos una buscadora espiritual, ¿no?

Re, sí. Soy de Géminis y eso es muy de mi signo de sol: buscarle a todo la vueltita, investigar, estudiar, empezar algo y dejar lo otro. Por lo menos en lo que tiene que ver con entenderse una. Desde hacer terapia o lo que a cada uno le funcione. Hay cosas que son rutas, que sirven para entender por qué vos hacés lo que hacés. Puede ser desde la astrología, la terapia, la biodecodificación o lo que fuera. ¿Por qué reaccionás como reaccionás?¿Qué te pasó? Todo tiene un porqué, y a mí me gusta encontrarle la lógica. Una vez que lo ves y lo pusiste en palabras, ya lo vas a poder ir modificando. 

¿Y cuál es la terapia que sentís que te ayudó más?

La terapia convencional, sin duda, me hace bien, me hizo muy bien en determinados momentos. La astrología también, cuando conocí mi carta astrológica me sumó más de lo que me había imaginado. Biodecodifiqué y me sirvió muchísimo para lo que me había llevado a eso, lo sanó y fue muy impresionante. Pero me parece clave aclarar que es muy importante hacerlo con un profesional serio y no con un chanta. Son nuevas ramas, donde está lleno de vendehumos, la gente confía mucho y te sacan la guita. Es importante darle en el clavo con el profesional. Yo he pasado por siete psicólogos distintos hasta que encontré al que me sirvió a mí. Me parece que, más allá de la terapia que elijas, lo importante es encontrar a ese profesional con el que vos te sientas segura y que estás en manos de alguien que te está guiando bien. Y después también considero que hay cosas que a un montón de gente le sirven y a otro no. Hay que experimentarlo. 

¿Y con la astrología te pasa de leer a la gente según los signos? 

En su momento, cuando estudiaba, lo hacíamos a modo de práctica. Le sacaba la carta astral a toda mi familia. La astrología es un mundo increíble por el cual entendés por qué sos como sos. Pero no ando por la vida leyendo a todo el mundo en esa clave, aunque, obvio, si sale el tema, me encanta charlarlo. También tengo un par de amigas astrólogas y nos juntamos o nos recomendamos libros. Es una aperturita más que a mí me sirve y me encanta.

¿Qué es lo último que descubriste sobre vos misma?

Mucho. La biodecodificación me abrió un momento de la infancia, sobre todo. Entendí a la niña que fui, y cuando la entendí, entendí también por qué soy la adulta que soy. Y ahí se me voló la cabeza. Me voy entendiendo, me voy perdonando, me voy abrazando. Ayuda para vincularte sanamente con tu pareja, con tus amigos, con tu familia.

 

¿Y hay algo de esa niña que siga hoy y que no quieras perder?

La actriz, yo tengo muchos recuerdos de la infancia actuando. Entonces, cada vez que actúo, más allá de que es mi trabajo, yo estoy jugando. Es un momento de disfrute, en el que más niña soy. Hay algo de la actuación que a mí me gusta, que tiene que ver con la entrega absoluta y la energía total. En el momento en que termina la obra y se baja el telón o el director dice “corten”, vuelvo a ser yo inmediatamente, corto enseguida con eso, y eso es lo que me hace ver que es un juego.

El juego es parte importante de tu vida...

Sí. Pero por eso te digo que yo vivo la actuación como un juego. Se bajó el telón y ya está, me voy a cenar. No me quedo enganchada. Cada uno tendrá su método, a mí me funciona así, y me gusta que así sea, no quedarme ni pensarlo demasiado todo. Estoy ahí, estoy sintiendo, y así aparece la magia. No me pregunto demasiado.

Esta edición es el cumpleaños de la revista, cumplimos 16 años. ¿Te gusta celebrar? 

¡Como Nico y yo! Nuestros aniversarios no los festejamos mucho, nos decimos “feliz año” y por ahí vamos a comer afuera, no mucho más. Pero me encanta celebrar los cumpleaños, me encantan las fiestas, los casamientos. Así que sí, todo lo que se pueda festejar, lo festejamos. Yo soy la que organiza el festejo siempre, la que activa en el grupo de WhatsApp, la que arma la jodita el finde. Me encanta. 

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