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Nicolás Francella: desde su personaje en la serie de HBO hasta cómo se redescubrió en la soledad

Parte del elenco de la serie María Marta: el crimen del country, también la rompe con su emprendimiento gastronómico y está redescubriéndose en la soledad.


Nicolás Francella

Nicolás Francella - Créditos: Anahi Bangueses Tomsig



La última vez que te entrevistamos era 2013, en tus comienzos. Hoy ya conocés más el “lado B” de la actuación. ¿En qué cosas sentís que sos otro Nico hoy?

De ahí hasta acá, fue una etapa de mucho aprendizaje y de mucho conocimiento. Fui conociendo cosas del día a día de la vida del actor: la dinámica, las oportunidades, la continuidad, la discontinuidad, la desestabilización, la inseguridad, el miedo, los nervios. Un montón de cosas. ¡El ocio también! Es un trabajo, un progreso, todo el tiempo.

Y de todo eso que nombraste, ¿qué es lo que más te costó aprender a manejar?

Los nervios del primer día de un rodaje. Siempre tengo nervios el primer día, es rarísimo que esté en piloto automático. Es muy raro el primer día, es muy rara la primera semana. Si el primer día te salió todo impecable, tenés un don.

Nicolás Francella

Nicolás Francella - Créditos: Anahi Bangueses Tomsig

Hace muy poquitos días se estrenó María Marta: el crimen del country, la miniserie de HBO Max. ¿Qué te atrajo de este proyecto? ¿En qué te desafió a vos como actor?

Yo tenía 11 años cuando pasó el caso. Tengo mucha memoria visual de la situación en la que estaba. Me acuerdo de que estaba en la cocina de mis viejos consumiendo todo tipo de información en la tele y veía mucho los dibujos de hipótesis en el diario. Cuando surgió la oportunidad de ser parte, lo compartía con mi familia, mis amigos, y todos preguntaban para dónde iba, qué desenlace iba a tener. Imaginate que hoy en día es un caso que no está del todo cerrado, entonces siguen las dudas y los fantasmas y todo tipo de preguntas. Por otro lado, es un elenco bárbaro y se armó un clima de rodaje genial. Daniela Goggi, la directora, tenía la serie en su cabeza, fue muy clara con cada uno de nosotros sobre cómo armarlo y tuvimos tiempo para debatirlo un montón. Después me tocó interpretar algo muy ajeno a mí, que me llevó a zonas muy oscuras, muy desgastantes, muy paralizantes, a cosas muy ajenas a mí.

En alguna entrevista reciente, dijiste que estabas en un momento de despojamiento, de no estar tan pendiente de todo. ¿Seguís en ese proceso? ¿Eras más control freak?

No sé si era más control freak, pero sí siento que lo que más necesita nuestra sociedad, nuestra cultura, es estar libres, estar despojados de todo. Estamos todo el tiempo bajo un condicionamiento y bajo la mirada de otras personas. La consecuencia de eso es que estamos todo el tiempo trabados. No somos libres, no estamos despojados. Caminamos y nos miramos. Todo es un escáner visual. A mí me afecta cuando viajo y veo que está esa libertad de cultura y un montón de cosas en las que no importa opinar absolutamente de todo. Por ejemplo, entra una novia a un grupo de amigos y no hace falta opinar. Si ese pibe está contento, está contento, ¿ok? Te hablo de mi mundo y de mis experiencias. Despojarse, estar más tranquilos, más relajados. La dinámica nuestra es como un zoológico, muchas veces. No parás.

Siento que lo que más necesita nuestra sociedad, nuestra cultura, es estar libres, estar despojados de todo

Nicolás Francella

Hablemos de tu costado emprendedor, que es otra faceta tuya. Contame cómo nació Mailo, desde dónde viene tu pasión por la cocina y qué es para vos ese “bebé”...

¡Es mi bebé gastronómico! No sé si es tanto mi pasión por la cocina, sino que es mi pasión por agasajar, por ser anfitrión en mi casa, me gusta mucho ese lado. Y yo justo había terminado de filmar una película, tenía un bache y mi primo quería empezar a emprender. Quería un cambio de vida. Y me dijo: “Hagamos algo nuevo”. Su propuesta fue si quería poner los huevos en otra canasta. Y así se fue dando: yo quería poner los huevos en otra canasta, estaba relacionado con algo de la gastronomía, es familia, es oxigenarme un poco de mi laburo, es un plan “B”, esos fueron todos los motivos por los cuales empezamos. Después, el bebé, empezó creciendo como una diversión y se empezó a transformar en un negocio, que sigue siendo divertido. Y creció.

¿Y hoy cómo te repartís el tiempo? ¿Sos de estar vinculado con el día a día del emprendimiento? ¿Si vamos a comer a Mailo te encontramos ahí?

No, yo tengo un restaurante por los otros tres socios. ¡Si no, es imposible! Ellos se encargan de todo lo micro. Yo no hablo con empleados, no hablo con proveedores, no toco un billete. Nada de nada. Yo me encargo de la ambientación, del diseño, de la producción de fotos, de las ideas, de la luz, de la velita. Es lo que me queda cercano a mí, sé que soy incapaz de hacer lo otro. Entonces, a veces voy cuando tengo que hacer cambios. Vienen las paisajistas y yo estoy con ellas. Me encantan las plantas.

¿Tenés mano verde?

Me gustan las plantas, punto. No sé si me ves con guantes, tirando fertilizantes. Me encantan las plantas, me encantan las velas, me encanta la decoración, me encanta la ambientación. Para mí, parte del emprendimiento es que la gente entre, le guste el lugar y después ojalá que coma bien.

¿Qué aprendiste del mundo emprendedor?

Capaz sea a no frustrarme cuando, por ejemplo, decís: “Ché ¿cuándo viene la madera?”, “el lunes que viene, olvidate”. Yo me he encontrado el lunes a las 8.15 ahí: “Fechu ¿qué hacés? Estoy acá, esperando la madera”. A la media hora: “Che, la madera viene la semana que viene”. Yo había viajado para estar ahí a las 8.15. ¡No puede ser! Y así me he comido varias piñas. Me frustraba mucho todo el tiempo. “El lunes llegan los espejos”, “¿qué pasó con los espejos?”, seguían con las marcas de los marcadores cuando los colocan y para mí es una desgracia. “Olvidate, para la semana que viene están todos limpios”. Me comí muchas de esas piñas y logré soltar mucho.

Nicolás Francella

Nicolás Francella - Créditos: Anahi Bangueses Tomsig

Soy muy solitario. Amo estar solo, me encanta estar solo.

Estar en mi casa, cocinarme cualquier cosa, bailar, ver una peli y estar en mi casa es un planazo.

Nicolás Francella

¿En qué situación emocional estás? ¿Estás en pareja, solo?

Estoy solo.

¿Y estás bien?

Bueno... me separé hace seis meses. Es un vínculo hermoso que amo, que en ese momento nos distanciamos, se terminó. Y fue un vínculo muy real, muy honesto, muy especial. Crecimos juntos, aprendimos juntos, vivimos juntos y tengo un eterno cariño y amor por Cande. Eso fue un poco lo que me llevó a cambios, a piletazos en todo sentido y a cosas. Sentimentalmente estoy así. Hay veces que ciertas separaciones son conflictivas y hay ciertas separaciones que son amorosas, de alguna forma. Yo prefiero que sea así de amorosa. No nos merecíamos tener el otro lado.

¿Y cómo te pega la soledad?

Soy muy solitario. Amo estar solo, me encanta estar solo, viajo solo. Eso no quiere decir que no esté acostumbrado al vínculo. Amo el vínculo también. El equilibrio mío es estar solo. Tengo muchos amigos, tengo muchos planes, me veo con mi familia. Pero estar en mi casa, cocinarme cualquier cosa, bailar, ver una peli y estar en mi casa es un planazo.

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