Quién es Apo Whang-Od, la mujer más longeva en aparecer en una portada de Vogue
Su interesante historia de vida hizo que esta tatuadora filipina, de 106 años, se convierta en la tapa de abril de esta prestigiosa revista de moda.
12 de abril de 2023
Con 106 años, esta filipina no sólo tiene el récord de ser la tatuadora más antigua del mundo sino la mujer más longeva en aparecer en una portada de Vogue - Créditos: IG personal: @apowhangod
Apo Whang-Od acaba de lograr un nuevo récord en su vida: ser la mujer más longeva en aparecer en una portada de Vogue. La filipina de 106 años -que ya cuenta con el récord de ser la tatuadora más antigua de Kalinga- es la nueva estrella de la edición de abril y sorprendió con su historia al mundo entero.
"Belleza abrazando la cultura. Belleza que trasciende la edad. La belleza no es moderna, es atemporal", escribió la legendaria artista en su cuenta de Instagram, dando cuenta de la razón por la cual aceptó convertirse en "chica de tapa" a su edad.
También conocida como Maria Oggay, esta centenaria se hizo famosa por ser pionera en el mundo de los tatuajes, arte que aprendió de adolescente de la mano de su padre y se convirtió en su profesión hasta el día de hoy.
Considerada la última artista "Batok" (una técnica de tatuaje ancestral procedente de la montañas de Sierra Madre, al norte de Filipinas), sus diseños son el resultado de un palo de bambú, una espina de árbol de pomelo, agua y carbón, y significan fuerza, valentía y belleza.
Historia a flor de piel
Si bien se dice que tiene 106 años, la realidad es que se desconoce su verdadera edad ya que Apo Whang-Od carece de certificado de nacimiento. Oriunda de Buscalan, un pueblito al norte de Manila en la provincia de Kalinga, esta filipina creció en una tribu donde los guerreros indígenas llamados “Butbut” exponían sus cuerpos a dibujos tradicionales con tinta y agujas naturales, impresos con palos de bambú antes de luchar contra los rivales.
Con el correr de los años, esta técnica de tatuaje cobró un nuevo significado. Mientras que las mujeres utilizaban esta práctica para marcar su cuerpo y promover la fertilidad y la belleza, los hombres la utilizaban para demostrar que se convertían en cazadores.
Siguiendo la creencia de que el cuerpo guarda símbolos preciosos, el de Whang-Od dice mucho más que sus propias palabras. Es que esta pionera en el mundo de las tintas ha inmortalizado sus logros, sus dolencias y hasta los nombres de sus amantes en su piel, marcas que día a día le recuerdan su camino hasta acá y, sobre todo, quién es.
“La verdadera belleza va más allá de la superficie, la atraviesa. La vida de Apo Whang-Od está inscrita en su piel, desde sus logros hasta sus dolencias. Cuenta una historia de valentía, belleza y el rico patrimonio de la tribu kalinga”, cuenta la edición filipina de Vogue justificando su elección de portada de este mes.
De generación en generación
Conocerla y llevarse algún recuerdo de ella se ha convertido en una atracción desde hace casi 80 años. Cientos de turistas de cualquier parte del mundo visitan su residencia en Buscalan (un pueblo a 15 horas de Manila) en busca de sus dibujos cargados de simbolismo.
“Cuando vengan visitantes de muy lejos les daré el tatak (marca) Buscalan, el tatak Kalinga mientras mis ojos puedan ver”, dice esta mujer que lo único que pide a cambio son unas monedas y alguna donación de comida, medicamentos o fósforo, un mineral muy preciado en la zona.
“Mis amigos que hicieron tatuajes fallecieron. Soy la única que queda con vida que sigue haciendo tatuajes. Pero no tengo miedo de que la tradición termine porque estoy entrenando a los próximos maestros del tatuaje. La tradición continuará mientras la gente siga viniendo a tatuarse. Me detendré una vez que mi visión se vuelva borrosa”, contó en una entrevista con CNN Travel allá por 2017.
Considerado un arte que solo puede transmitirse a parientes consanguíneos, Apo (que nunca tuvo hijos) ya tiene a sus sucesoras: sus sobrinas Elyang Wigan y Grace Palicas, a las que está entrenando desde hace años. “Fui la primera niña en aprender cómo tatuar. Solo observaba lo que ella hacía”, le explicó Grace, de 26 años, a la publicación dispuesta a seguir con la tradición familiar y el legado de su heroína.