Newsletter
Newsletter

Estos son los mejores consejos para cultivar el vínculo entre tíos y sobrinos

La doctora en psicología Guillermina Rizzo reflexiona sobre la base de algunas preguntas: ¿qué aportan tíos y tías en la vida de sobrinos y sobrinas? ¿Son verdaderos influencers en los primeros años de vida?


Tía y sobrinas arman un vínculo de complicidad único y duradero.

Tía y sobrinas arman un vínculo de complicidad único y duradero. - Créditos: Getty



Es parte del ritual de Sofía regresar de sus vacaciones con una valija completa de regalos. Sin desempacar solicita delivery de comidas y bebidas favoritas del invitado al tiempo que agrega un kilo del infaltable helado para “cucharear”. Avisa a sus amigas por mensaje que el viaje estuvo espléndido, que las verá en los próximos días. La prioridad es la velada especial con un ser al que ama profundamente y con quien compartirá su tiempo con exclusividad: su sobrino. 

¿Qué aportan tíos y tías en la vida de sobrinos y sobrinas? ¿Hay una tendencia a revalorizar dicho vínculo? ¿Son verdaderos influencers en los primeros años de vida? ¿Es un vínculo que perdura a lo largo de la vida?

 

Las investigaciones sobre crianza, parentesco y sistemas familiares señalan que consolidar lazos entre tíos/as y sobrinos/as es beneficioso para ambos y para la totalidad del ámbito familiar. 

Décadas pasadas era habitual que una casa albergara varias generaciones y que convivieran hijos, abuelos, padres, tíos. De esta manera, las  relaciones intergeneracionales ocasionaban que los roles se desdibujaran, además de controversias en la estipulación de límites. Generalmente, la tía soltera cumplía tareas semejantes a las de una niñera.

Si bien en la actualidad, y de acuerdo con los datos del último censo, lo que prevalece son entornos más limitados compuestos por padres e hijos, cabe darle importancia y especialmente un espacio a la relación tío/sobrino, teniendo en cuenta que, obviamente, cuando la relación entre los hermanos es buena, el aporte del tío/a para con ese ser es invalorable. 

 

Un tío a una tía se compara con una “ventana a un mundo”, la misma que en ocasiones el padre o la madre no pueden abrir, ya sea por falta de tiempo, más de tres o cuatro hijos, o un presupuesto económico que en ocasiones no permite ciertos lujos.

Desde comprarles ropa o jugar, contarles cuentos que nadie les narra, hasta acompañarlos a la consulta médica o el acto escolar, son algunas de las tareas que con absoluta confianza los padres delegan y los/as tíos/as ejercen con amor. 

Ir al cine a ver la película que nadie quiere ver, hacer un picnic en el balcón o dar tres vueltas a la feria de artesanías para dar con la gema que falta en la colección son actividades cotidianas para una tía, máxime si es una persona independiente.

 

Tíos/as que aún no formaron una familia son cada vez más valorados. Generalmente, son personas abocadas a una profesión con escaso tiempo libre pero que se desviven por reforzar lo que aportan los padres o hasta proveer lo que a veces los progenitores no pueden dar. A simple vista llevan la parte sencilla en la tarea de educar, ya que los berrinches, desvelos y llantos son privativos del núcleo familiar primario.

Es decir que mientras quienes ejercen funciones maternas y paternas se abocan a la crianza, tíos/as revisten su función de un carácter lúdico, son referentes válidos, cómplices y compinches que comparten conocimientos, hobbies y actividades diferentes, lo que amplía el abanico de posibilidades y de intereses de los chicos. 

En un sistema familiar funcional la autoridad simbólica y real la representan y ejercen los padres, por ende, respecto de tíos/as hay una distancia con esa imagen, que no implica que todo vale y los límites se desdibujan, sino que establecen pautas, no desacreditan a los padres, no encubren actos que merecen reprimendas y reflexiones por parte de los adultos. 

Ser tío/a es un vínculo irreemplazable, similar al de los abuelos, pero la distancia generacional es menor entonces son incondicionales como lo es un padre o una madre, pero hay cierta complicidad tácita y un tipo de amor que se mantienen a lo largo del tiempo.

Ser tío/a no se elige: uno se convierte por las decisiones de otros, sin embargo, el vínculo se construye de forma artesanal. Se comparte sin imposiciones, se escucha, prevalece la orientación por encima de los juicios y las comunicaciones y encuentros cotidianos fortalecen la relación.

Ser tío/a está signado por experiencias anteriores, ya que se recuerda a algún tío/tía favorito para, a partir de ese registro afectivo, empezar a darle identidad a un rol propio. Es una relación que se constituye casi por arte de magia pero que ejercida con responsabilidad y afecto deja huellas indelebles para toda la vida.

Por Guillermina Rizzo, gentileza para OHLALÁ! Guillermina es doctora en psicología, magister en Marketing político, docente y periodista. IG: @rizzoguille

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

El puerperio: el hilo rojo que une a madres

El puerperio: el hilo rojo que une a madres


por María Golé


 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP