
Llegó el frío y, con él, tos y mocos: cómo cuidar mejor a nuestros hijos
Con el frío vuelven los mocos, la tos y las dudas sobre cómo cuidar mejor a nuestros hijos. En esta guía, la pediatra María Golé nos ayuda a entender qué es normal, qué debe alertarnos y cómo prevenir sin miedo. Porque estar informadas es la mejor forma de maternar con confianza.
22 de mayo de 2025

Llega el frío y aparecen los mocos y la tos: cuándo preocuparse. - Créditos: Getty
Llegó el frío, empezó la temporada de tos y mocos, y aunque no seamos muy fans de las pelis de terror, este año probablemente nos toque verla de nuevo. Pero ¡tranquila! Te voy a spoilear algunas cositas para que este invierno lo vivas diferente junto a tus hijos:
Llegó el frío: qué tener en cuenta con nuestros hijos
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Los pies descalzos no nos enferman. Los virus y bacterias no pueden entrar por los pies, lo hacen únicamente por nariz y boca. No tengamos miedo de dejar a nuestros hijos descalzos aún en invierno, no se van a enfermar.
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El frío como tal no nos enferma. Lo que sí nos enferma es la falta de circulación de aire. En el invierno hay más virus respiratorios dando vueltas, y mantenernos encerrados y todos juntos hace que nos enfermemos más. Es casi una cuestión de probabilidad.
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Tener mocos no significa que estemos enfermos (aunque sí pueda ser el inicio de un cuadro infeccioso). Los mocos actúan como una protección de nuestro cuerpo. Su consistencia pegajosa evita la entrada de virus y bacterias. Pueden durar mucho tiempo ¡más de lo que nos gustaría!
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La tos tampoco indica enfermedad. La tos es un mecanismo de defensa, para evitar que los mocos o gérmenes que tenemos en la vía aérea superior (nariz y garganta) bajen a los pulmones, lugar propicio y calentito donde pueden crecer bacterias. En el caso de los bebés, dado que no saben soplar bien por la nariz ni escupir, toser es la manera que tienen de llevarlos a la garganta para después tragarlos (apareciendo luego en la caca) o vomitarlos.
Como pediatra, insisto en que las familias cuenten con información para poder cuidar a sus hijos sin dejarse llevar por el miedo o por comentarios y opiniones del entorno. Y así como no hay que temerle a la tos ni a los mocos, hay algunos signos de alarma de los que sí debemos estar atentos.
Frío: signos de alarma
Es importante tener en cuenta los signos que deben alertarnos de que algo no anda bien y consultar inmediatamente con un pediatra.
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La fiebre
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En menores de 3 meses, consultar ante la aparición de esta.
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En mayores de 3 meses, consultar pasadas las 48-72hs.
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Dificultad respiratoria
Cuando la respiración se torna rápida, profunda y con mayor fuerza, y de manera continua, los niños usan músculos que no suelen usar para respirar. Una manera de notar la dificultad es ver panceo, un huequito abajo de las costillas o incluso notar hundimiento de costillas durante la respiración.
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Dificultad para succionar o comer
Si el bebé tiene problemas para prenderse al pecho, mantener la succión o comer normalmente.
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Silbidos cuando tose o respira
Sonidos similares a un silbido que pueden escucharse durante la respiración o la tos, generando agitación persistente.
Si notás alguno de estos signos, no dudes en consultar con tu pediatra o acudir a una guardia. Lo más importante es que tu hijo reciba la atención que necesita a tiempo.
Mejor prevenir que curar
El refrán no se equivoca, por eso te comparto algunos consejos para que puedas prevenir la aparición de cuadros virales o bacterianos.
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Ventilá los ambientes: aunque te parezca anti-intuitivo ¡abrí las ventanas! Es la manera más efectiva de reducir la concentración de virus en el ambiente.
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¡Todos a lavarse las manos! Vos, el vecino, la abuela… y laváselas a los bebitos también, en especial si ya gatean o van al jardín.
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Vacunas al día: asegúrate de que tu bebé tenga su calendario de vacunación completo y actualizado. Consultá con tu pediatra cualquier duda sobre campañas o dosis extra y llevá un registro claro (tenerlo digitalizado en el celular es ideal).
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Invitados sanos: si no te sentís bien y te invitaron a una casa donde hay un bebé, postergá la visita. Un simple resfrío en un adulto o niño, puede ser motivo de internación en un recién nacido o bebé chiquito. Por lo tanto, esas visitas se postergan hasta que se sientan sanos. Evitar también las visitas de otros niños enfermos o con mocos, sobre todo si tu bebé es menor a 3 meses.
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Sostener lactancia materna: si estás amamantando, ¡seguí haciéndolo! La leche materna aporta defensas naturales que ayudan a tu bebé a combatir infecciones. Incluso si vos estás cursando un cuadro viral leve, podés continuar dando el pecho (consultá siempre con tu profesional de salud). Además de nutrir, estás protegiendo.
Pero como toda película taquillera, ésta tiene su precuela: ¡la tos y los mocos! Quedate atenta porque en el próximo artículo vamos a estar compartiendo información relevante sobre estos dos síntomas típicos en esta época del año y cómo podemos ayudar a nuestros bebés a sentirse mejor.
Por Dra. María Golé, gentileza para OHLALÁ! @handprimerosdías
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