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5 claves para reparar vínculos rotos y sanar relaciones

Nuestra directora, Soledad Simond, armó una guía bien práctica de 5 claves para que uses cuando entres en crisis con alguien y quieras reparar ese vínculo.


dos mujeres se abrazan

Cómo reparar vínculos rotos. - Créditos: Canva



Los vericuetos de las relaciones en tiempos de alto tránsito de transformaciones e incertidumbre suelen enrevesarse más, dejándonos muchas veces en tensión con amigos, familiares, pareja, hijos, compañeros de trabajo.

Seguramente sentiste que algún que otro vínculo tenía que ser revalidado y entraste en confusión y angustia frente a la desconexión y las rispideces de nuestros egos.

 

¿Qué es el ego? Aquello que nos separa, aquel que traza la frontera entre nosotros y los otros, ese mecanismo de defensa que pone etiquetas y define: “yo soy esto”, “vos sos aquello”.Es normal que nuestro ego meta la cola en cuestiones vinculares, en esa convivencia con lo diferente, con lo que no entendemos.

Por eso, creamos una guía bien práctica para que tengas a mano. Puede servirte para descomprimir, encontrar puentes, como también para darte el marco de análisis si una relación ya no te cierra. Porque, en definitiva, ¿para qué nos encontramos con los otros? Para crecer, potenciarnos y hacernos la vida más amable. Y como todo lo que queremos que continúe, requiere nuestro cuidado y ciertas etapas de ajuste para poder seguir andando juntos.

1- IDENTIFICÁ QUÉ QUERÉS LOGRAR DE UN ENCUENTRO DIFÍCIL

Antes de cualquier conversación que una tiene en la vida, podría preguntarse: “¿qué quiero lograr de esta charla?”. Muchas veces tenemos una cantidad de intercambios de manera inconsciente, sin embargo, en un caso de conflicto, lo más adecuado es proponernos un objetivo para conducir nuestras palabras más asertivamente. ¿Vamos a hablar para reafirmar opiniones?, ¿quiero amigarme?, ¿quiero entender qué siente el otro?, ¿quiero soltar ese vínculo?, ¿estoy dispuesta a no “tener razón”? Todas las respuestas son válidas, y como las discusiones son agotadoras, entendamos cuál es el norte antes de avanzar.

2 - DA ESPACIO A LO QUE TRAE EL OTRO, EVITANDO INTERPRETACIONES

La mayoría de las veces –un poco contaminadas con tanta información de desarrollo personal y psicoanálisis de bar– solemos diagnosticar lo que pasó o lo que imaginamos que hizo el otro en función de una creencia personal. Lo mejor frente a un conflicto es convocar cierta inocencia y modo “hoja en blanco” para escuchar al otro sin sesgos, dejando que complete los espacios vacíos que no entendemos. Eso, claro, si el otro está disponible para abordar la distancia poniéndole sus propias palabras. El vacío, la paciencia ante el silencio, el dar espacio, es la forma de armar juntos el rompecabezas. 

3 - BAJÁ LA GUARDIA, NO ARRANQUES CON LOS TAPONES DE PUNTA

Es muy probable que la vulnerabilidad sea el camino, no solo hablando desde “esto me dolió”, sino reconociendo el dolor, esfuerzo, cansancio, etc., del otro. Ser vistos es una de las herramientas más eficaces para la restauración. Muchas veces acumulamos deudas vinculares porque simplemente seguimos haciendo en vez de ponernos al día. Todo vínculo requiere no solo mantener activo nuestro intelecto y cierta lógica de paridad e intercambio continuo, sino también un tiempo de agradecimiento, respeto y honra. Solemos dar por sentadas estas virtudes, especialmente con nuestras relaciones más cercanas.

4 - PONÉ EN PERSPECTIVA LA HISTORIA DE LOS DOS

Es normal que un distanciamiento a veces se perciba apocalíptico, porque nos sentimos dolidas y eso nos toma emocionalmente, dejándonos muchas veces sin poder poner en contexto la historia de esa relación, que a veces –como todo vínculo– tiene sus altos y sus bajos. Poder mirar ese relato amoroso en su propia línea de tiempo ayuda a capitalizar una memoria compartida, más allá de este presente incómodo y triste. En ese balance vincular del debe y el haber que hacemos con los otros, todo lo que ayude a saldar la deuda emocional que tenemos es clave para sanar esa relación herida.

5 - NO TODOS LOS VÍNCULOS TIENEN QUE REPARARSE, VALE SOLTAR

A medida que pasa el tiempo, nosotras vamos cambiando y es lógico que identifiquemos o se nos presenten conflictos en vínculos que ya expiraron. La mejor manera de permitirnos nuevas formas es permitir que nuestro entorno también cambie. Lo más lindo es que no tiene que ser necesariamente con enojo, se puede reconocer que cada uno está en diferentes etapas y esto no implica que hay un “bueno” y un “malo”, sino que esa persona ya no te aporta como antes o la vida los llevó por caminos diferentes. Y es sano decirles “chau”. 

 

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Soledad Simond

Soledad Simond Estuvo en el equipo creador de la marca femenina OHLALA!, en La Nación, y la dirige desde hace 6 años. Además, es facilitadora de talleres de empoderamiento en corporaciones, da workshop de oratoria y planificación emprendedora.


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