Newsletter
Newsletter

Cómo encontrar un par de verdad: claves para construir vínculos con sintonía emocional

¿Es exceso de expectativas, asimetría en ciertos valores o ambas cosas? Cómo construir una mirada del mundo de a dos con flexibilidad y empatía.  


Cómo encontrar un par de verdad: claves para construir vínculos con sintonía emocional

Cómo encontrar un par de verdad: claves para construir vínculos con sintonía emocional - Créditos: Getty



Las expectativas altas y la idealización excesiva de las relaciones atentan directamente (y lo sabemos) contra la posibilidad de formar pareja. Pero... ¿qué pasa cuando lo que buscamos no es sencillamente una relación romántica sino un par? ¿Es posible encontrar a alguien con quien compartir la sintonía, ver la vida con los mismos ojos y desde un lugar similar?  

Estas son preguntas que todas, en algún momento u otro, seguramente nos hemos hecho. Y hay buenas noticias: la respuesta es, claro, 100% sí. Pero atenti, no sin esfuerzo, trabajo en conjunto y determinación. Sí con un norte en común, acuerdos y mucha apertura y flexibilidad. Porque, si bien el mundo de los vínculos es siempre un universo complejo, el de compartir la vida con alguien en clave romántica suele serlo aún más. Tan difícil como desafiante, tan riesgoso como interpelador. Pero siempre posible y gratificante.  

¿Qué es ser pares? 

Estamos acostumbradas, desde chicas, a idealizar la pareja y pedirle todo. Que sea nuestro refugio, que nos escuche y contenga, que nos acompañe en lo que emprendamos y sea un lugar seguro y de sanación. Y además, claro, buen sexo, y una relación divertida, y que nos sorprenda constantemente y nos dé felicidad... Todo súper lógico y razonable, todo importante, pero todo junto..., ¿será real? 

Y entonces, quizá, más que pedir, deberíamos pensar en el paso previo y barajar la posibilidad de, primero, encontrar. Encontrar una concordancia y sintonía que nos permita comenzar a caminar juntos en la misma dirección y recién ahí construir nuestra tan ansiada paridad. Porque nadie va a tener exactamente nuestra misma mirada, prioridades, gustos o forma de pensar. Nadie, salvo que nos armemos un compañero a medida con IA (¿estaremos tan lejos de esto?), llenará a la perfección nuestros extensos casilleros. Sencillamente, porque todos somos únicos, individuales, y estamos atravesados, cada uno, por una historia que es particular y nos pertenece. Y que no es igual, eso seguro, a la de nadie más.   

¿Sos vos o soy yo? 

Sí, ya lo sabemos, los vínculos nos espejan. Lo que vemos en el otro habla de nosotros mismos y lo que nos enoja, resuena o provoca siempre trae mensajes y algo para aprender. Un ejercicio interesante, entonces, es pensar qué de todo lo que esperamos es una expectativa genuina de amor sano y compañerismo, y qué pertenece a vericuetos no resueltos que nada tienen que ver con la relación. ¿Queremos compartir más tiempo porque es importante para nuestra pareja o porque tenemos un historial de carencia y soledad? ¿La prosperidad económica es un tema clave porque así lo elegimos o porque nos ha faltado en el pasado y ahora nos da seguridad? ¿El ejercicio y la vida sana forman parte de nuestras prioridades porque nos hacen bien o por miedos relacionados con la salud? 

La línea es fina y la mente, hábil. Hábil para justificar situaciones, hábil para autoconvencernos, hábil para encontrar excusas que seguro rozan el autoboicot. ¿Entonces? Conozcámonos, estemos atentas, abiertas y receptivas. No busquemos parches ni patrocinadores. No atraigamos superhombres, tampoco superhijos. Vayamos lo más livianas posibles y con ojos curiosos. Seguramente así sea más fácil que surjan momentos fértiles para identificar pares con quienes poder empezar a construir una relación de verdad.  

Sí a coincidir 

La clave, más allá de todo, más allá del sexo, de la química, de la charla y la conexión, es coincidir. Coincidir en la intención de construir una pareja, en estar dispuestos a dedicarle tiempo y esfuerzo, en asignarle energía, en sonreír juntos y ponerse a trabajar. Y recién ahí, no antes ni después, se sembrará la semilla de la paridad, que, claro, crecerá sana si la intención se sostiene.

Pero a la vez, probablemente no sea al mismo tiempo. Porque somos diferentes, porque seguramente uno camine más rápido que el otro, porque el secreto por debajo de todo, finalmente, sea conocer el ritmo y acompasar. Ir ajustándonos en equipo, con paciencia, amor y un objetivo en conjunto. Porque si el interés existe, sin duda el paso se podrá ajustar. Y habrá temas en los que podremos acercarnos y serán conversables, y otros que no. Y es allí donde radicará, primordialmente, la base sobre la cual comenzar.  

¿Existe la verdadera paridad? 

En tiempos de mujeres empoderadas y búsqueda de igualdad de derechos, el acuerdo interno en una pareja que apunte al amor sano debería basarse en caminar juntos. Tan simple y a la vez tan inmensamente complejo. Y eso, que suena lindo en palabras, en hechos concretos, va mucho más allá de ocuparse de las mismas cosas en la casa o acceder a un puesto laboral de categoría similar.

No es pensar exactamente igual en todo, no es convertirse en siameses o gemelos (situación que, además de utópica, sería muy aburrida). La verdadera paridad es otra. Es la del alma, la de estar en sintonía y mirar la hoja de ruta desde la misma perspectiva y hacia el mismo lugar. Así que, si bien estamos convencidas de que la paridad absoluta no existe, van aquí algunos ejemplos de sana concordancia que ayudarán mucho a que el camino sea más simple: 

  • Familia y planificación: ¿deseamos tener hijos (o ensamblarnos, en caso de que ya existan) o elegimos una vida más independiente en donde el foco esté puesto, por ejemplo, en trabajar y viajar?  
     
  • Amigos: ¿qué lugar ocupa lo social en nuestras vidas? ¿Somos súper amigueros y necesitamos compartir todo con gente o cuando estamos en pareja nos encerramos y no existe nadie más? 
     
  • Trabajo y dinero: ¿qué rol tienen el dinero y nuestra carrera profesional? ¿Cuán importantes son para ambos? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a resignar, en pos de esto, tiempo libre y vida personal? 
     
  • Deporte y vida sana: ¿qué elección guía nuestro día a día? ¿Estamos alineados con una vida consciente y saludable o tenemos el foco puesto en otras cosas y eso realmente no es prioridad? Educación y valores: ¿compartimos el mismo tipo de educación? ¿Eso, para nosotros, es importante? ¿Y qué onda nuestros valores? ¿Esos internos, que nos dicen muchas veces que sí, pero otras tantas que no, que no es por acá?  

5 claves para construir

Tanto si estamos en pareja como si anhelamos encontrar un par, el camino a seguir es siempre de trabajo y construcción. Te acercamos, entonces, algunas herramientas que, para ambos casos, seguro van a ayudar: 

  1. Autoconocernos: ser conscientes de nuestra historia, experiencias previas y heridas ayudará a relacionarnos con madurez y, sobre todo..., no pedir de más.  
     
  2. Nivelar la mirada: ni hacia arriba ni hacia abajo. Estar abiertas a lo que ese otro traiga a nuestra vida desde la más pura horizontalidad.  
     
  3. Entrar al mundo del otro con respeto: en silencio, desde un lugar observador, con intención de conocer y sin juzgar.  
     
  4. Estar dispuestas a aprender: aceptar diferentes puntos de vista, formas y modos de hacer las cosas sin sentir que siempre lo nuestro, solo por ser conocido, es mejor.  
     
  5. Lista de requisitos... a la papelera: intentemos dejar el Excel de lado, vaciarnos de expectativas y entregarnos a la maravillosa danza de recibir y dar. 

“Confíen, aún estamos acá” , por Emanuel Brodsky

La búsqueda de pareja es, hoy en día, uno de los temas de consulta más habituales, y con justa razón. Las dinámicas sociales están cambiando y esto representa una necesidad y oportunidad de reorganizar internamente la estructura femenina y masculina de la personalidad. Cada vez más, las mujeres priorizan en su búsqueda rasgos “femeninos” en el hombre y piden poder compartir sensibilidad, emocionalidad, comunicación y afecto. Cosas que en ellas son generalmente habituales y surgen con mayor naturalidad. Pero esto, ¿es posible? Claro que sí, pero para poder identificar qué sería un par para cada una, primero necesitarían buscar dentro de sí todas las características que desean encontrar, para no colocar las expectativas afuera y terminar alimentando el famoso y tan frustrante “son todos iguales” o “no hay nadie que valga la pena”. 

Buscar un par implica no solo abrirnos y vulnerabilizarnos, sino también ampliar nuestro rango de visión. Preguntarnos si la atracción hacia las características típicas masculinas (porte, estatus, virilidad, posición económica) es algo que quizá no nos está permitiendo ver posibilidades de encontrar el amor de otras formas, o en ocasiones o lugares diferentes.  

Chicas, nosotros también hemos hecho un trabajo interno. A nuestro modo y con nuestros tiempos. Y hemos sido rechazados por miles de motivos, muchas veces más de lo que puedan imaginar. Entonces, soltemos las listas, demos oportunidades, busquémonos en la friendzone, en un encuentro de teatro o taller literario, en un grupo de running, clase de yoga o retiro de meditación. Y quizás anímense ustedes a dar el primer paso, a acercarse a ese que las mira tímido y espera el momento, con respeto, de tratar de llamar su atención. Pero más importante, y sobre todo, confíen y téngannos fe. Todavía estamos acá, esperándolas.  

* Emanuel Brodsky. Terapeuta especialista en lectura de memoria celular. Mail: emanuelbrodsky@gmail.com. 

Testimonios: ¿vos, qué buscás en un par?

  • Laila Vainstein, emprendedora, 40 años. “Hoy siento que un par es un hombre que esté disponible con el mismo porcentaje de energía que tengo yo para volcar en una relación. Y es un tema complejo, porque para muchos, trabajar en la pareja no es prioridad. En mi caso, que tengo dos hijas, un hombre que no haya pasado por la experiencia de ser padre no podría ser nunca para mí un par. Lo imagino parejo en vivencias y en etapas. Parejo en procesos y listo para volver a empezar. Y no es fácil, ya que cada vez más todos apuntamos a una vida individual: mi casa, mi espacio, mi tiempo..., son palabras que abundan y que muchas veces dejan de lado opciones de a dos”.
     
  • Iara Lomlomdjian, psicóloga, 35 años. “Antes imaginaba la paridad como una división de responsabilidades, de una forma racional y objetiva. Hoy, después de casi 3 años de convivencia, entiendo que se trata de una búsqueda constante. Dejar de esperar que haga lo mismo que yo haría, no ofenderme porque es distinto y tiene sus propios tiempos, animarme a verme al espejo y sacar el foco de él. Obvio, es un trabajo continuo donde siempre deben primar la comunicación y ganas de construir, con puntos que son sólidos e innegociables, como saber que podemos confiar el uno en el otro aun en momentos difíciles y que hay líneas que nunca se van a cruzar”.  
     
  • Julieta Scopesi, Lic. en Marketing, 38 años. “¿Me da fiaca entrar en las apps para conocer a alguien? Sí. ¿Tengo ganas de conocer a alguien? También. A mis 38 años, con un perro, un trabajo, amigos, familia y deporte, la idea de agarrar el celular, pensar una bio y deslizar fotos como si fuera un catálogo me agota. Siento que soy más de la ‘vieja escuela’, y que para encontrar un par necesito conectar desde el ‘humor humano’ y tener charlas sin algoritmo de por medio. Quiero conocer a alguien, sí, pero sin forzar una conversación que empieza con ‘hola, ¿qué hacés?’”.  

Experta consultada: Verónica de Álzaga, terapeuta. IG: @vero.alzaga. 

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

Cómo el el proceso emocional que vivimos cuando perdemos a alguien

Cómo el el proceso emocional que vivimos cuando perdemos a alguien


por Nathalie Jarast


 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP