
Hablemos de duelo: el proceso emocional que atravesamos cuando perdemos a alguien querido
Cuando perdemos algo o a alguien amado se inicia un proceso emocional muy trransformador. Herramientas para afrontar el duelo.
27 de junio de 2025

Los duelos no son procesos lineales y hay tantos duelos como personas. - Créditos: Getty Images
Lo primero en lo que pensamos cuando alguien menciona la palabra duelo es en la pérdida de un ser querido. Pero el énfasis acá está en “pérdida”, porque podemos duelar a una persona que falleció, pero también una pareja que se rompió o una amistad que ya no continúa. Incluso, podemos sentirlo con un trabajo, un proyecto frustrado o una mudanza. El duelo es la reacción y la elaboración ante esa pérdida.
“Es un movimiento necesario de la vida que nos invita a reacomodarnos frente a la ausencia. Nos permite, lentamente, integrar lo perdido y reconfigurar quienes somos en esa nueva realidad sin eso que perdimos”, define Marina Mammoliti, psicóloga y divulgadora. El duelo puede ser incómodo, pero no solo es necesario para nuestra salud mental, sino que también puede ser una oportunidad de reencontrarnos con nosotras mismas también y abrir nuevos horizontes. En tiempos en los que se buscan soluciones rápidas para todo, te invitamos a tomarte el tiempo y duelar tranquila.
Toda pérdida es válida, por Marina Mammoliti, psicóloga
Toda pérdida es válida, dice Marina Mammoliti, psicóloga y divulgadora de salud mental (@psimammoliti).
Permitite sentir
Hay duelos que la sociedad valida –como la muerte de alguna persona querida– y otros que se viven en la sombra –como el duelo migratorio, de una amistad o una mascota–. No existe una única forma correcta, pero sí hay algo claro: la salud emocional nace cuando nos damos permiso de sentir. No hay avance posible si negamos lo que sentimos. Llorar, enojarse, sentir miedo o vacío son respuestas normales. El duelo necesita que nos demos permiso para sentir, sin juzgarnos ni apurarnos.
Los tiempos del duelo
Cuando vivimos una pérdida importante, nuestro mundo interno atraviesa un proceso profundo. Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra, tanatóloga y escritora, propuso un modelo hace muchos años, que sigue vigente para entenderlo: el duelo suele recorrer cinco grandes etapas emocionales: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
El duelo es un movimiento pendular. A veces avanzamos, otras retrocedemos. A veces creemos que estamos “bien” y, de repente, una canción, un olor o una fecha nos devuelven a la nostalgia más profunda. El duelo es dinámico, humano y absolutamente único en cada persona. Por eso, cuando me preguntan cuánto tiempo es normal duelar, la respuesta siempre es: depende.
Pero, si se transita de forma consciente, finalmente llega un momento en que, de a poco, empezamos a aceptar lo que pasó. No porque nos guste. No porque ya no duela. Sino porque entendemos, en lo más profundo, que la vida cambió, que esa ausencia forma parte de nuestro mundo. Aceptar no es resignarse: es reacomodarse. Es encontrar una nueva manera de llevar en nosotros lo perdido, integrándolo a nuestra historia de vida. Sin olvidar, pero sin quedar atrapados.
Negar el dolor
La negación no hace desaparecer el dolor, solamente lo esconde y lo cronifica. Frente al duelo, sea cual sea, lo que más ayuda es aceptar lo que sentimos sin juzgarlo, buscar redes de apoyo, permitirnos hablar del tema y, si lo necesitamos, pedir acompañamiento terapéutico.
En cambio, nombrar el dolor lo libera. Escribir cartas, armar rituales de despedida, contar historias sobre lo que perdimos, hacer arte, hablar en voz alta: todo eso ayuda a poner palabras donde antes solo había un nudo en el pecho.
Los duelos duelen más en soledad. Las redes de apoyo –amigos, familia, grupos de personas que atravesaron situaciones similares, terapia– son claves para transitar el dolor. Sentirnos acompañadas no elimina el duelo, pero lo vuelve mucho más llevadero.
Como decía Viktor Frankl, no se trata de “superarlo” como quien borra algo. Se trata de encontrarle un sentido, de transformar la herida en una historia de crecimiento.
Cuando te quedás estancada

Herramientas para atravesar el duelo - Créditos: Getty Images
El tiempo pasa afuera, pero adentro algo queda detenido. Esto puede pasar por muchas razones: no querer “sentir” para no sufrir, por culpa al creer que no merecemos seguir adelante, cuando nuestra identidad estaba demasiado fusionada con lo que perdimos o incluso por duelos anteriores no resueltos: cada pérdida puede reactivar viejas heridas que no fueron elaboradas.
El riesgo de un duelo atascado es que puede cronificarse en forma de depresión, ansiedad persistente, vacío existencial, dificultades para vincularnos de nuevo o síntomas físicos como insomnio o enfermedades psicosomáticas.
Hay actitudes que, aunque son muy humanas, pueden complicar el camino de sanar.
Conocerlas nos ayuda a corregirlas a tiempo:
1. Creer que “hay que ser fuertes” y no mostrar el dolor.
Negar lo que sentimos no nos hace fuertes: nos vuelve rígidas. El duelo necesita ternura, no coraza.
2. Exigirnos “estar bien” demasiado rápido.
Cada duelo tiene su propio ritmo. No hay relojes emocionales. Apurarnos solo genera más culpa y dolor.
3. Compararnos con los demás.
“El otro ya superó lo suyo y yo todavía no...”. No hay duelos mejores o peores. Cada uno transita el suyo según su historia, su sensibilidad, su vínculo con lo perdido.
4. Quedarnos en el aislamiento.
Cuando más necesitamos compañía, a veces más nos encerramos. El aislamiento prolongado refuerza el dolor. Aunque cueste, buscar pequeños espacios de conexión ayuda mucho.
5. Idealizar el pasado o demonizarlo.
A veces caemos en extremos: o vemos lo perdido como perfecto e irremplazable o lo desvalorizamos para sufrir menos. Ni una cosa ni la otra ayudan a sanar de verdad.
¿Y cómo podemos darnos cuenta de que necesitamos ayuda? Pasan los meses (más de 6-12) y el dolor sigue siendo tan intenso como el primer día. El dolor no baja en intensidad. Nos cuesta mucho disfrutar cualquier cosa. Vivimos atrapadas en la culpa, el enojo o la tristeza profunda. Empezamos a aislarnos de los demás. Sentimos que no podemos avanzar en ningún proyecto vital.
“Me sentía sola con mi dolor”
Por la Lic. Aldana Di Costanzo, psicóloga, especialista en duelo, fundadora y presidenta de Fundacion Aiken (acompañamiento psicológico de niños, adolescentes y familias en duelo). @aldanadicostanzoduelo.
Cuando yo tenía seis años, murió mi papá. Sentí mucha tristeza, enojo, soledad, fue una etapa de mucha introspección desde muy chiquita, de hacerme muchas preguntas, de por qué, de para qué. Mi mamá hizo mucho para que creciéramos sanos y saliéramos adelante, y lo logró, pero había un lugar adonde nadie llegaba. El tema era el entorno social, nadie me hablaba de mi papá, todos cambiaban de tema. Yo necesitaba que me hablaran de él. Entonces, tras la soledad de la ausencia, venía sentirse sola en el dolor. En el afuera no hay recepción, no hay posibilidad de compartir lo doloroso, la muerte. ¿Por qué no me hablan? ¿Y por qué me cambian de tema? Si mi papá existió, si yo lo sigo amando, si quiero tenerlo vivo de alguna manera. No casualmente estudié psicología y, leyendo a Elizabeth Cole Rose, dije: “¡Esto hubiésemos necesitado!”.
Empecé a buscar qué había en Argentina sobre duelo infantil, pero no había nada. Así que decidí armar una fundación. Yo tenía claro que no quería que ningún niño en duelo viviera esto en soledad y que el dinero no fuera una limitante. Desde la fundación acompañamos al niño y la familia. Se genera un espacio con mucha libertad de expresión, de pertenencia, donde se encuentran con otros niños a los que les pasó algo parecido, entonces hay algo de la identificación, del poder decir y preguntar cosas que en el cole, en el club, en el afuera, no es fácil que tengan recepción. Y también los adultos tienen su espacio para poder elaborar, transitar algo de su propio dolor y adquirir herramientas para acompañar a estos niños.
SEGUIR LEYENDO


La moda "no kids" en hoteles y bares: por qué genera polémica
por Redacción OHLALÁ!

Generación perrhijos: ¿por qué hay más mascotas que bebés?
por Redacción OHLALÁ!

Día del Primo: ¿qué significan los primos en la psicogenealogía?
por Redacción OHLALÁ!

Skin care para mascotas: ¿sabías que es importante cuidar su piel?
por Redacción OHLALÁ!
