
La Generación Z y la monetización de la identidad: cómo cambiaron las reglas del juego en el trabajo
La Generación Z redefine el vínculo con el trabajo y el consumo. La experta Den Borg explica por qué construir una marca personal sólida y apostar por culturas laborales flexibles y humanas son claves para conectar con esta generación.
15 de septiembre de 2025 • 17:36

La Generación Z y la monetización de la identidad: cómo cambian las reglas del juego en el trabajo y los negocios - Créditos: Getty
Nacida entre mediados de los 90 y los 2000, la Generación Z nunca conoció un mundo sin internet. Desde temprana edad, creció inmersa en pantallas, redes sociales y experiencias digitales. Esa naturalidad con la tecnología los convirtió en una generación “hipercognitiva”: capaz de cruzar información de múltiples fuentes, moverse con fluidez en entornos virtuales y, al mismo tiempo, integrar la sensibilidad analógica.
Según explica Den Borg, mentora en estrategias de marca personal y creadora de InfluCEO, esto se refleja directamente en la forma en que la Gen Z se relaciona con el trabajo y el consumo: “Para nosotros, la monetización de la identidad no se trata solo de vender un producto, sino de elegir proyectos y marcas que reflejen autenticidad, valores y compromiso social real”.
La identidad como moneda de cambio
En este escenario, la narrativa personal y la marca individual adquieren un rol central. “La atención que generamos en redes puede transformarse en ventas, alianzas estratégicas y nuevas oportunidades”, sostiene Borg. No se trata de acumular likes o seguidores, sino de construir influencia que derive en resultados concretos.
Por eso, desarrollar una marca personal sólida es, para esta generación, una estrategia de vida. “Una marca personal bien trabajada se convierte en un activo de valor incalculable que te acompaña siempre, más allá de los proyectos que cambien en el camino”, agrega la especialista.
Nuevas prioridades en el mundo laboral
La Generación Z también llega al mercado de trabajo con expectativas diferentes. Frente a modelos que glorificaban la disponibilidad constante, valoran la flexibilidad, la estabilidad y, sobre todo, el equilibrio entre lo personal y lo laboral.
“La Gen Z busca trabajos con propósito, espacios donde pueda aprender y sentir que genera impacto. Queremos más vida que trabajo”, explica Borg. Y advierte: “Las empresas con culturas rígidas que no muestren su ‘alma’ ni se adapten a estas prioridades van a quedar fuera del radar emocional del talento joven”.
Liderazgo humano y marcas con alma
La pandemia y la irrupción de la inteligencia artificial reforzaron un punto clave: la revalorización de lo humano. Para la Gen Z, el futuro de los negocios está en las conexiones reales, las experiencias tangibles y el liderazgo auténtico.
“La innovación ya no es un diferencial, es un requisito. Lo que pedimos es humanización: líderes visibles, marcas que hablen con transparencia y propuestas que nos inviten a ser parte de una historia compartida”, resume Borg.
En definitiva, esta generación desafía a empresas y emprendedores a dejar de pensar en términos únicamente comerciales y empezar a construir vínculos que integren valores, experiencias y humanidad. Quienes abracen esa transformación cultural estarán más preparados para un futuro sostenible, conectado y mucho más rentable.
SEGUIR LEYENDO


Por qué repetimos patrones de la infancia en nuestras relaciones de pareja
por Ornella Benedetti

Qué es el pebbling y por qué se volvió tendencia en las parejas jóvenes
por Redacción OHLALÁ!

Marina Mammoliti: "El apego es un molde para construir relaciones"
por Agustina Vissani y Euge Castagnino

Soy amiga de mi ex: cuándo funciona y cuándo puede complicarte la vida
por Ana Paula Queija
