
¿Te cuida o te controla? Cómo identificar el control disfrazado de amor en una relación
Marina Mammoliti, psicóloga clínica y creadora de Psicología al Desnudo, analiza que, a veces, el amor se disfraza de control y no lo notamos. Descubrí cómo identificar actitudes que, lejos de cuidarte, vulneran tu libertad emocional.
3 de agosto de 2025

¿Te cuida o te controla? Cómo identificar el control disfrazado de amor en una relación - Créditos: Getty
En nombre del amor muchas veces toleramos lo intolerable. Naturalizamos los celos, la posesión, el control. Lo confundimos con cuidado, con interés, con protección. Pero hay una línea muy fina —y muy peligrosa— entre ser amado y ser vigilado.
No todo lo que se siente intenso es amor. A veces, lo que te dice “me preocupo por vos”, en realidad te está cercando. A veces, lo que parece un gesto de amor, es una estrategia de control. Esta nota no es para señalarte. Es para ayudarte a ver. Porque lo que no se nombra, no se puede transformar.
¿Alguna vez sentiste que no podías contar algo sin generar una escena? ¿Te sorprendiste justificando tu ropa, tus horarios, tus planes? ¿Te diste cuenta de que evitás ciertas salidas porque sabés que eso va a generar una discusión? Pasa más de lo que pensamos. Son cosas comunes, “pequeños detalles”, que muchas veces confundimos con atención o interés. Pero cuando el otro empieza a decidir por vos, cuando tu libertad empieza a encogerse sin que te des cuenta… es momento de prestar atención.
En psicología, hablamos de una forma de violencia que no siempre se ve. Que no deja marcas físicas, pero sí emocionales. El control disfrazado de amor. No grita, pero te hace dudar. No empuja, pero te encierra. No te prohíbe, pero te condiciona.
No todo lo que parece amor, realmente es amor
Durante mucho tiempo nos enseñaron que el amor verdadero lo da todo. Que quien te ama está en cada detalle, que no te deja sola nunca, que se muere si no sabe dónde estás. Pero eso no es amor, es dependencia. Eso no es cuidado, es miedo; ni tampoco presencia, es control.
En los vínculos sanos hay dos ingredientes que nunca faltan: la autonomía, que aparece cuando cada persona puede tener su espacio, sus decisiones, sus vínculos; y la estabilidad, esa que te da la tranquilidad de que no hace falta estar todo el tiempo junto al otro para saber que está. Cuando falta alguno de esos dos es cuando comienzan aparecer las grietas. Y muchas veces, en esas grietas, también se cuela el control.
¿Cómo empieza el control?
Es peligroso porque el control comienza de a poco. No nos damos cuenta. Al principio es sutil.“Te busco, así me quedo tranquilo”, “¿quién es ese que te dio like?”, “con ese top, no esperes que no me ponga celoso”, “tus amigas no te cuidan como yo”, son algunas de las frases célebres que escuchamos habitualmente. Y vos (que querés que todo esté bien) empezás a ceder: a dejar de contar, a modificar tus salidas, a revisar tus palabras. Y un día te das cuenta que ya no sabés si decidís por vos o por miedo a su reacción.
El miedo no nace de la nada. La psicología clínica entiende que, muchas veces, la necesidad de controlar al otro surge como una forma desesperada de protegerse. Porque controlar no es solo dominar, sino evitar el abandono. Es anestesiar la incertidumbre y una manera de tapar el dolor. Hablemos claro: el control también es violencia. No hace falta un golpe para que duela. No hace falta un grito para que marque.
Si bien es cierto que detrás de quien controla puede haber apego inseguro (que es donde el amor se vivió como algo que podía desaparecer de un momento a otro), autoestima baja (por lo que necesita asegurar que el otro se quede, porque no cree poder sostenerse solo, y distintas heridas previas (consecuencia de traiciones que dejaron huellas, historias de engaños que ahora se quieren evitar con vigilancia), nada justifica el control. Nada justifica que otra persona decida por vos.
Si querés conocer bien en profundidad las causas raíces detrás del control, también te recomiendo escuchar los nuevos episodios de mi podcast Psicología al Desnudo.
Te comparto 3 claves para indagar si te cuida o te controla
- Chequeá si podés elegir: ¿Podés decir que no sin miedo? ¿Podés salir sola, decidir sola, hablar con quién quieras? Nunca es un: “¿Necesitás algo? ¿Querés que te busque?”. No. Es una imposición: “No, no volvés con tu amiga, yo te busco”. La persona se impone, no da a elegir. El amor no debería quitarte elecciones.
- Observá si te sentís libre o vigilada. Red flag cuando te da miedo que cualquier cosa que hagas, le llene de ira. Cada vez que tenés un plan con alguien más, te hace sentir culpable. ¿Sentís que tenés que justificarte? ¿Sentís culpa cuando hacés algo sin él? Esa incomodidad es una señal. Escuchala.
- Preguntate cómo te sentís en general en tu relación: ¿Te sentís cuidada, valorada, acompañada? ¿O te sentís chiquita, confundida, culpable? El cuerpo muchas veces sabe antes que la mente.
Por Marina Mammoliti, gentileza para OHLALÁ! La autora es psicóloga y divulgadora de contenido sobre salud mental. Fue oradora TEDx con su charla "Sentir está mal", y es la creadora de Psicología al Desnudo, uno de los podcasts más escuchados en español de todo el mundo. Fundó Psi Mammoliti, una plataforma de psicología y bienestar donde acompaña a personas de todo el mundo en su proceso de autoconocimiento. Curiosa incansable, vive en constante búsqueda: de ideas, de sentido, de nuevas formas de compartir lo que sabe y lo que aprende. Redes: web: psimammoliti.com, @psi.mammoliti.
SEGUIR LEYENDO


Cupid brain: ¿por qué el enamoramiento puede generar ansiedad y obsesión?
por Rosario Beltrán

Walter Riso, doctor en psicología: "Estos son los 7 pilares para el amor propio"
por Agustina Vissani y Euge Castagnino

Día del Amigo: por qué se celebra el 20 de julio y cuál es el origen del festejo
por Redacción OHLALÁ!

¿Te peleaste con una amiga? Qué hacer cuando una amistad se rompe
por Nathalie Jarast
